Intolerancia al gluten

Trigo para celíacos

  • Investigadores cordobeses desarrollaron en 2014 una variedad de trigo modificada genéticamente cuya inocuidad se ha probado ahora en animales

El investigador Francisco Barro, en el laboratorio del Instituto de Agricultura Sostenible del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

El investigador Francisco Barro, en el laboratorio del Instituto de Agricultura Sostenible del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. / G. J.

La intolerancia al gluten se ha incrementado en los últimos años y ya afecta a aproximadamente el 7% de la población mundial. La forma más común, la enfermedad celíaca, es un trastorno autoinmune cuyo responsable es una parte del gluten de trigo, cebada y centeno. Actualmente, el único tratamiento realmente efectivo disponible es una dieta libre de gluten de por vida, algo complicado de compatibilizar con los patrones alimentarios contemporáneos y que se traduce en efectos negativos en la salud intestinal. Investigadores del grupo Biotecnología Vegetal del Instituto de Agricultura Sostenible del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Córdoba han demostrado que un nuevo tipo de trigo sin gluten no tiene efectos adversos para la salud. Los experimentos acometidos en ratas evidencian que la nueva variedad que cuenta con los mismos aportes nutricionales y comparables características harino-panaderas de elasticidad y resistencia de las que se utilizan hasta el momento. Por tanto, puede ser una opción alternativa para la elaboración de alimentos dirigidos al colectivo celíaco. Tras los resultados obtenidos en estos trabajos, podrán comenzar los ensayos clínicos que confirmen su utilidad y posibiliten su comercialización.

Este equipo está coordinado por el investigador Francisco Barro, quien ya apareció en titulares de todo el mundo cuando anunciaron en 2014 el hallazgo de una variedad de trigo apta para celíacos. Las semillas modificadas genéticamente fueron patentadas por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de momento no se ha anunciado la compra por parte de ninguna empresa para su comercialización. De momento, han acometido los ensayos en modelos animales para seguir dando pasos hacia la comercialización de un pan de trigo apto para celíacos. Por entonces, sus resultados fueron publicados en la revista Plos one y también participó en la investigación el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos del CSIC y la Universidad de Sevilla.

El equipo de Francisco Barro anunció en 2014 el hallazgo de un trigo bajo en gliadina

Los resultados obtenidos ahora han sido positivos, según indica el investigador, ya que, además de la validez de la nueva variedad y la ausencia de contraindicaciones en su consumo, han podido confirmar que las propiedades nutricionales y de sabor son similares a las harinas habituales. Concretamente, la variedad utilizada ha sido administrada en una harina integral de una línea modificada baja en gliadina denominada E82. Además de dos grupos de control alimentados con un trigo normal que contiene gluten, existían otros tres a los que se les suministraba distinta cantidad de la harina mezclada con gelatina en función de la ingesta normal de ratas pero comparadas con la alimentación en humanos.

En estudios anteriores, los investigadores demostraron que la línea E82 tiene un menor contenido de prolaminas totales, que comprenden gliadinas y gluteninas, pero en compensación, se aumentaba el grupo de proteínas sin gluten, principalmente albúminas y globulinas, por lo que mantienen su valor proteico y similares características de resistencia y elasticidad para el procesado. "Debido a su capacidad nutricional y sus propiedades tecnológicas, el trigo sin gliadinas podría ser una excelente alternativa, no sólo para mejorar el sabor y la calidad de los productos sin gluten, sino también para reducir el costo de su elaboración", concluye el investigador.

Los expertos cordobeses han confirmado tras los ensayos realizados en ratas alimentadas con una nueva variedad de trigo exenta de gluten, que no existe ninguna contraindicación para su consumo. En el artículo publicado en la revista Food and Chemical Toxicology los investigadores detallan los estudios realizados en 100 ratas y consiguen dar asi un paso más en la traslación de la investigación a la comercialización y puesta a disposición de los consumidores.

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