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Sanidad

Primer trasplante bioartificial: un paso más hacia el horizonte

Alfonso Pedrosa

El 9 de junio, Andemariam Teklesenbet Beyene, eritreo de 36 años residente en Islandia, pasó por el quirófano del Hospital Universitario del Instituto Karolinska, en Estocolmo, Suecia, para recibir un trasplante de tráquea, un proceso quirúrgico infrecuente. Pero lo que de verdad hizo único este caso fue el hecho de que, por primera vez, el órgano injertado era de origen bioartificial. Un molde sintético basado en nanotecnología que alojaba células madre del propio paciente. El éxito de la regeneración del tejido y de la vascularización posteriores a la operación convirtieron en hito lo que antes era una intervención quirúrgica difícil en un paciente que sabía que se la estaba jugando: era la última opción ante un cáncer recurrente. Y salió bien. El caso experimentó una contundente notoriedad científica y mediática gracias a la publicación de los datos, en noviembre, en la revista de investigación clínica internacional The Lancet y, muy fundamentalmente, a que el paciente evolucionaba bien meses después de la operación.

En este hito de la historia particular de la alta cirugía sobresalen tres elementos: la pericia en el incipiente ámbito de este tipo de terapias (fortalecidas por la larga tradición de los trasplantes de médula ósea) de expertos participantes en el proceso como Paolo Macchiarini, actualmente en la Universidad de Florencia y antes en el Hospital Clinic de Barcelona; el apoyo financiero de fondos públicos europeos y de algunas organizaciones sin ánimo de lucro; y los productos bajo patente de UCLB, empresa de transferencia tecnológica del University College de Londres, que han estimulado en la dirección adecuada el cultivo celular, su ensamblaje y la imbricación del injerto en el contexto orgánico del receptor.

Este éxito clínico no abre las puertas de una nueva era hacia ningún destino maravilloso. Pero es un paso importante, eso sí, hacia un horizonte lejano en el que la terapia celular orientada a la regeneración de órganos y tejidos pueda ser un procedimiento de rutina que acabe con la angustia de las listas de espera de trasplantes de órganos. Es, como el mismo artículo de The Lancet señala, una prueba de concepto. Una comprobación. Un mensaje de confirmación de ruta.

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