Cofradías | Novedad audiovisual

Amargura: El canon y la emoción

  • El martes se estrena la película realizada por Carlos Colón y Carlos Valera sobre la cofradía de San Juan de la Palma

Una película realizada por dos hijos de San Juan de la Palma. El próximo martes se estrena en el Teatro Quintero el último largometraje que para las cofradías han realizado Carlos Colón, miembro del consejo editorial de Diario de Sevilla y profesor de la Universidad de Sevilla; y Carlos Valera. La dupla formada por Colón y Valera, el primero como guionista y director y el segundo como director de fotografía y editor, vuelve a firmar una obra maestra que debería estar en la filmoteca de todo cofrade, junto a las películas anteriores dedicadas a la Macarena, el Gran Poder, el Silencio, el Calvario, el Cachorro o el Museo. En Amargura se transmite a la perfección lo que esta hermandad, sus imágenes, o sus pasos, suponen para la Semana Santa de Sevilla como un canon de perfección, belleza y armonía. Todo ello a través de impactantes secuencias y planos grabados con las más altas tecnologías, entre ellas un dron o una pequeña cámara oculta que ofrece la perspectiva de Herodes en el paso del Señor del Silencio.

El encargo de esta película se produjo porque la hermandad quería disponer de un documento audiovisual que reflejara su patrimonio, su pasado y su presente o su vida a lo largo de todo un año, como explica Colón: "La película pretende responder a esta expectativa adoptando, no un estilo o punto de vista objetivo y documental, sino subjetivo y creativo. Un sentimiento amargurista compartido por todos". Aunque todas las películas escritas y dirigidas por Colón son muy personales, puesto que tratan sobre sus hermandades y devociones, la de la Amargura es un tanto especial: "Nací en el ensanche de Regina, fui bautizado en San Juan de la Palma y presentado a la Amargura. No sé definirme mejor que diciendo: soy de San Juan de la Palma, y eso incluye hermandad, sagradas imágenes, casa familiar y barrio". Carlos Valera es de la estrechez de la calle Feria y también está bautizado en San Juan de la Palma, lo que le he permitido imprimir ese carácter en la película. Amargura es, junto con Esperanza Macarena, puerta del Cielo, las cinta más íntima de Colón y la explicación es clara: "Mis recuerdos primeros de la Semana Santa son la Amargura saliendo, cuando me llevaban a verla a la desembocadura de Regina, y la Macarena pasando bajo mi casa de Regina, frente a la puerta norte del viejo mercado".

Colón y Valera han querido transmitir, lográndolo con creces, lo que la Amargura es para Sevilla, para sus hermanos y para ellos mismos, centrándose, sobre todo, en las portentosas imágenes: "Veo al Señor como el grito del oprimido por todos poderes de esta tierra y a la vez la respuesta de Dios a ese grito. 'Sin Dios no hay vida, ni esperanza, y los tiranos fundan en la brutalidad su señorío', se dice en la película citando al teólogo Bonhoeffer. En cuanto a la Virgen, no existe desgarro como el suyo. No es casual que para el inicio del triduo preparatorio de su coronación canónica el Cardenal Segura escogiera esta frase del Libro de las Lamentaciones: '¡Oh, vosotros todos, los que atravesáis el camino, mirad y ved si hay un dolor semejante al mío!'. Es una madre que ha perdido a su hijo, el dolor más inimaginable que existe y el que más a prueba pone la confianza en Dios. Pero la fe triunfa en este combate que libra la Amargura, por ello la mejor maestra de lágrimas".

Entre las escenas y planos más destacados, Colón destaca los estudios de las imágenes, "iluminadas y grabadas admirablemente por Carlos Valera"; la secuencia del encuentro en la calle de la Amargura entre el Señor, la Amargura y San Juan, "que se grabó aprovechando cuando se bajan las tres imágenes para montar el altar de quinario del Señor"; la secuencia del paso sin el Señor, "como imagen del mundo sin Dios"; las Hermanas de la Cruz poniéndole a la Virgen la Corona Dolorosa de Madre María de la Purísima; y los planos subjetivos grabados con una pequeña cámara oculta que ofrecen un punto de vista de Herodes: un único plano desde la primera levantá en la iglesia hasta la calle Trajano. "Gracias a los fundidos, y por mantenerse invariable el punto de vista de la cámara, se tiene la sensación de que es la ciudad la que va cambiando y las calles sucediéndose unas a otras mientras el Señor visto de espaldas se mantiene invariable en el plano".

La cinta, de cien minutos de duración, ha supuesto dos años de escritura y grabaciones y seis meses de edición. "He escrito ocho versiones del guión y Carlos y yo hemos hecho cuatro ediciones distintas", señala Colón, que asegura que lo más difícil ha sido "intentar estar a la altura de lo que la Amargura exige y de lo que Carlos y yo, como hijos del barrio y hermanos de la hermandad, nos exigíamos a nosotros mismos". Todas las músicas son fragmentos de compositores contemporáneos, como Ravel, Shostakovich, Glass o Kilar, salvo unos cantos litúrgicos judíos y las voces de las Hermanas de la Cruz. Y desde luego Amarguras -única marcha que se oye- y Silencio blanco. "Más la voz de Antonio García Barbeito, tan poderosa y conmovedora como la mejor música. Porque Antonio no lee los textos, los interpreta dándoles una emoción y una vida que convierten sus locuciones en un elemento esencial de la película".

En cuanto a la aportación de la Amargura a la Semana Santa, Colón afirma que es uno de sus fundamentos: "La Virgen de la Amargura aporta algo muy especial y único. Junto a Esperanza Macarena es la única que tiene su advocación esculpida en su rostro. No podría llamarse de otra forma, dice su nombre con su cara. Los extremos de la calle Feria, San Juan de la Palma y la Resolana, son también los extremos de dolor y gozo de la Semana Santa".

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