Martes Santo

Mereció la pena esperar

  • Misericordia y Dolor disfrutaron de una magnífica salida tras ver truncados sus recorridos por el agua en 2013

UN radiante día de sol auguraba desde bien temprano que la jornada iba a desarrollarse sin sobresaltos en cuanto a lo meteorológico. Tras el mal recuerdo del pasado año, cuando las hermandades del Martes Santo vieron truncados sus recorridos a causa de la lluvia, en esta ocasión las juntas de gobierno de Misericordia y Dolor y Sacrificio, así como el resto de los hermanos, respiraban tranquilos sabiendo que en esta ocasión la lluvia no les jugaría una mala pasada.

 

La primera de las hermandades en salir a la calle fue la del Santísimo Cristo de la Misericordia y Nuestra Señora de la Piedad, conocida popularmente como Los Cerillitos por las túnicas de sus penitentes, de color hueso  con el capirote rojo.  Eran las siete menos cuarto de la tarde cuando se abrían las puertas de la Iglesia Mayor Prioral para dejar salir a la Cruz de Guía. Como cada año, la salida de esta hermandad era esperada por cientos de portuenses que volvían fieles a su cita del Martes Santo.

 

Pocos minutos después hacía su aparición en la plaza de España la imagen del Santísimo Cristo de la Misericordia,  acompañado por los sones de  la banda de Cornetas y Tambores de Nuestra Señora del Rosario de Arriate (Málaga).

 

La talla del Señor, que aparece crucificado, es obra del imaginero José Ovando y fue bendecida en el año 1951.

 

El año pasado la hermandad tuvo que regresar a su templo apenas dos horas después de haber iniciado su recorrido, por lo que este año los  hermanos de la Misericordia y los devotos de estas imágenes pudieron quitarse el mal sabor de boca. Faltaban pocos minutos para las siete y media de la tarde cuando la imagen de Nuestra Señora de la Piedad se unía a su hijo en las calles portuenses, este año con un nuevo recorrido debido a los cambios que se han introducido en la Carrera Oficial. Precisamente debido a este traslado de la Carrera Oficial, que hasta el pasado año se ubicaba en la Plaza del Castillo, la hermandad ha podido ver cumplido su deseo de regresar a su tradicional  tránsito por la Bajada del Castillo hacia la calle Cañas, algo que venían reclamando desde hace años y que debido a la anterior ubicación de la Carrera Oficial, resultaba imposible.

 

Este año la hermandad ha tenido que hacer frente, no obstante, a una dificultad añadida, ya que en los últimos meses la  casa de hermandad de la calle Los Moros ha sufrido varios robos -cuyos autores fueron detenidos hace unos días- pero que privaron a la hermandad de un dinero que tenían reservado para la salida procesional del Martes Santo. A pesar de este contratiempo, la hermandad pudo solventar el problema y la salida se realizó con brillantez.

 

La llegada de la hermandad a la Carrera Oficial de la plaza Isaac Peral se producía apenas media hora antes de que llegara la hora de la salida de la otra hermandad del Martes Santo portuense, que tenía fijada su estación de penitencia para las  ocho y cuarto de la tarde.

 

En el palco de autoridades se encontraban ayer el alcalde, Alfonso Candón, junto a los ediles Silvia Gómez y Jesús González Beltrán.

 

 Mientras el paso de Palio de la Misericordia aún se encontraba en la Carrera Oficial, avanzando a los sones de la banda  de música de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Rota, ya había hecho su aparición en la plaza de España el primero de los pasos de la hermandad del Dolor y Sacrificio, el de Jesús Cautivo, que también el año pasado vio truncada su salida a causa de la lluvia. En el caso de esta hermandad el paso del Cristo apenas si llegaba a salir de la Prioral, pero cuando aún la imagen de la Virgen apenas había llegado a salir la junta de gobierno decidió volver atrás ya que el agua hizo acto de presencia.

 

Este año, ya sin ese peligro, la hermandad volvió a protagonizar uno de los recorridos más austeros de la Semana Santa portuense. Hay que recordar que esta procesión no lleva  música y el silencio del recorrido solo se ve alterado por el rezo del Santo Rosario y por el sobrecogedor sonido que despiden las cadenas que arrastran algunos de los integrantes del cortejo.

 

Una de las señas distintivas de esta hermandad es que los penitentes no llevan capirote y visten túnica y antifaz de color morado con zapatillas de esparto de color negro y cinturones de esparto. Los pasos, además, avanzan sobre andas procesionales.

 

Tras atravesar la Carrera Oficial de la plaza Isaac Peral, la hermandad se dirigió a uno de sus enclaves más tradicionales, las calles del Barrio Alto portuense, donde se venera especialmente a las imágenes de esta cofradía. El paso por calles  de tanta raigambre como La Rosa, Cervantes, Zarza, Espelete, Yerba, Arenas o Capillera llenaron de recogimiento la noche del Martes Santo portuense, que un año más se volcó con los titulares del Dolor.

 

Pasaban las once y media de la noche cuando, tras completar su recorrido, la hermandad de La Misericordia regresaba al primer templo portuense, después de haber realizado un brillante recorrido en el que entre otros puntos, se puede destacar su paso por calles como Conejitos, Cañas o La Palma. Pasadas las doce y media de la noche numeroso público hacía acto de presencia en la plaza de España para despedir a  Nuestra Señora de la Piedad, que  llegaba a la Prioral procedente de la calle Santa Lucía.

 

Aún quedaba algún tiempo para que en el mismo templo realizaran su entrada los titulares del Dolor y Sacrificio, que tras su intenso recorrido por el Barrio Alto comenzaba a recogerse hacia las doce y media de la noche, con la llegada de la cruz de Guía. Pasaban ya de la una y media de la madrugada cuando los portuenses se despedían de María Santísima del Dolor y Sacrificio, cerrándose así un memorable Martes Santo portuense.

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