Cofradias

El Arzobispado deja marchar a Arenas y aplica el relevo estatutario

  • Acepta la dimisión irrevocable del hasta ahora presidente mediante un comunicado en el que exhorta al resto de consejeros "a poner todo su empeño en los fines encomendados a esta institución de la Iglesia"

Carlos Bourrellier será la persona que tenga que apaciguar los ánimos, calmar tensiones y restañar heridas en el Consejo de Cofradías. El Arzobispado aceptó en la mañana de ayer la dimisión irrevocable de Adolfo Arenas como presidente de la institución y remitió a lo establecido en los actuales estatutos, vigentes desde 1988, para ascender en la cadena de mando al hasta ahora vicepresidente. El propio Arenas fue el encargado de frenar posteriormente las más que previsibles dimisiones que se iban a desencadenar tras su marcha.

El frío comunicado con el que el Arzobispado daba por concluida la etapa de Adolfo Arenas fue emitido a media mañana. En apenas dos párrafos, sin firma, sin sello, ni membrete, la autoridad eclesiástica se limitó a remitir al carácter "irrevocable" de la decisión comunicada por Arenas al delegado de Hermandades y Cofradías, Manuel Soria, y a confirmar a Carlos Bourrellier como nuevo presidente en virtud del artículo 41 d de la normativa actual. La comunicación, por último, exhortaba a los miembros del Consejo a poner todo su empeño "en el cumplimiento de los fines que tiene encomendada esta institución de la Iglesia en Sevilla". Arenas recibió minutos antes una llamada del arzobispo en la que monseñor Asenjo le indicó que estaba reunido con sus asesores y que aceptaba su dimisión. Asenjo le agradeció los servicios prestados y le ofreció su amistad, un gesto que fue correspondido por el ya ex presidente.

Arenas recibió, de nuevo, el respaldo absoluto de sus cargos generales (Carlos Bourrellier, Tomás Vega y Manuel Nieto), los únicos que son elegidos directamente por el presidente, en una reunión que tuvo lugar a mediodía. Allí les transmitió la necesidad de seguir unidos para completar el mandato. De momento, los consejeros que pensaban dimitir han reconsiderado esta opción. El cargo de vicepresidente queda vacante a la espera de saber si será ocupado por otro consejero -como marcan los estatutos- o queda libre, como sucedió cuando en el año 2007 dimitió el entonces vicepresidente, Eduardo del Rey, por otra crisis surgida durante la elección del pregonero de ese año.

En los próximos días se celebrará una reunión de la junta superior en la que se tendrán que sentar las bases para seguir con los proyectos que hay en marcha, como explica el secretario, Manuel Nieto Pérez: "Tendremos que reunirnos muchas veces entre nosotros y con la autoridad eclesiástica. La indicación es que la actividad del Consejo, tanto la ordinaria como la extraordinaria, sigue como si no hubiera ocurrido nada". El secretario expone el sentir de muchos de sus compañeros de junta superior y lamenta profundamente que Arenas haya tenido que marcharse finalmente: "A Adolfo lo queremos mucho y todos lamentamos una enormidad su marcha. Ha sido víctima de una felonía".

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