Cofradias

Costaleros, un mundo por regular

  • Algunas hermandades han empezado a redactar una serie de normativas para regular el acceso a las cuadrillas o la vestimenta. La última ha sido la del Carmen Doloroso.

Hacia un mayor control. Cada vez son más las hermandades que disponen de un reglamento para sus cuadrillas de hermanos costaleros. La última ha sido la del Carmen Doloroso, que ha aprobado recientemente una normativa que pone negro sobre blanco lo que ya se venía haciendo en la corporación de la calle Feria desde hace años. Hay cofradías que piden a sus costaleros exclusividad para la Semana Santa. Otras, simplemente la recomiendan.

A nadie se le escapa que los costaleros han adquirido un gran protagonismo en la Semana Santa de los últimos años. Los capataces podrían hacer dos y hasta tres cuadrillas con los cientos de aspirantes que acuden cada año a las igualás. Este boom ha traído consigo, sobre todo en los más jóvenes, una relajación en el comportamiento y en la indumentaria, una de las cuestiones que más se está regulando. Muchos capataces han alertado ya de esta circunstancia Manuel Villanueva o Antonio Santiago han instado en este periódico a acabar con el afán de protagonismo de estos costaleros.

El año pasado, en las normativa que el Consejo de Cofradías entrega a las hermandades para la estación de penitencia -que cuentan con el visto bueno y las recomendaciones del Arzobispado- se instaba a velar por el buen comportamiento de los costaleros antes, durante y después de la estación de penitencia. "Los costaleros son más visibles. Salen y entran del paso. Esperan los relevos o acuden a los bares a tomar algo. Hay que pedirles un buen comportamiento cuando estén dentro del paso, pero también fuera, mediante una labor de formación y concienciación". Las normativa también destaca que las cofradías deben cuidar que los costaleros, cuando realicen sus relevos, "no obstaculicen los pasos y travesías del público en la carrera oficial, así como el discurrir del cortejo de nazarenos de su propia hermandad".

La normativa del Carmen Doloroso es muy extensa y completa. En su preámbulo se señala cuál es su objetivo: "Estas normas persiguen mejorar la convivencia y la implicación de nuestra cuadrilla de costaleros, garantizando a la vez un desempeño correcto de las funciones propias de la misma y el mantenimiento de una imagen exterior acorde al carácter de la corporación a la que pertenecemos".

El texto fija diferentes aspectos, como la edad para entrar en la cuadrilla, la edad máxima de permanencia en la misma, la creación de un delegado en la junta de gobierno o la exigencia de un comportamiento "exquisito". También se regulan aspectos como la uniformidad. En este punto destacan las recomendaciones para el pantalón y el costal: "En el caso de que el costalero trabaje más cómodo con el pantalón un poco remangado, éste no sobrepasará un par de dedos por encima del tobillo". "En cuanto al costal, con preferencia debe ser de color blanco, quedando totalmente prohibido el uso de colores o diseños extravagantes, así como la representación en el mismo del escudo o imágenes de otras corporaciones ni anagramas de cualquier tipo de instituciones públicas o privadas". "Se trata de poner por escrito lo que hemos estado haciendo durante muchos años y está consensuado. La gente mayor sabe que va a sacar una imagen, pero hay muchos jóvenes que piensan que van a lucirse", explican los capataces Miguel y Manuel Gallego.

El texto también contempla un régimen sancionador. El incumplimiento de la normativa podría llegar a suponer la suspensión temporal o la expulsión definitiva de la cuadrilla. La propuestas de sanción serían elevadas a la junta por el delegado de capataces y costaleros con el preceptivo informe de los capataces.

Otras hermandades también cuentan en sus reglamentos de régimen interno con capítulos destinados a los capataces y costaleros. La mayoría de ellas se limitan a regular la indumentaria, aunque otras van más allá y entrar a valorar el comportamiento. La de San Roque dice en su artículo 35: "El costalero debe evitar todo alarde, porque su penitencia personal no tendría valor si se efectúa por puro exhibicionismo y demostración de fuerza. Asimismo, huirá de toda vanidad y orgullo, realizando su esfuerzo con la humildad necesaria y la abnegación propia del cofrade, procurando evitar todo encuentro con amigos y familiares, porque esto desdice la compostura y seriedad de un acto de culto".

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