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Cofradias

Disciplina, una cuestión de comportamiento

  • Las propias hermandades son hoy las que procuran que sus cortejos discurran con solemnidad, no la autoridad eclesiástica.

"Cubiertos y por el camino más corto". Ésta es una de las principales normas que deben cumplir los nazarenos a la hora de dirigirse desde sus domicilios al templo y viceversa. La actitud y el comportamiento de los miembros de las cofradías ha mejorado mucho en los últimos años. Lejos han quedado las costumbristas estampas de nazarenos fumando, en bares, con el antifaz levantado, o aquella célebre imagen del negro nazareno de ruán conduciendo una vespa. Eran otros tiempos.

Aunque no es menos ciertoque en los últimos años se han vivido algunas escenas parecidas: dos nazarenos del Cerro con gafas de sol durante la procesión, unos penitentes de San Esteban bajando de un deportivo descapotable, un nazareno de la Bofetá descubierto mientras atiende a la televisión en la calle San Fernando, una falta grave según las reglas que la hermandad zanjó con el envío de una carta al hermano  en la que se limitó a afearle su actitud, pero sin ningún tipo de sanción.  ¿Cómo vigilan las hermandades estas actitudes reprobables?  ¿Se sanciona al hermano infractor llegado el momento?

A lo largo de la historia, por norma general, ha sido la autoridad eclesiástica la que se ha encargado de velar por el buen comportamiento de los cortejos. El cardenal Segura fue uno de los prelados que más empeño puso en la tarea. En los años 40 creó una especie de jurado que se encargaba de puntuar a las cofradías, que no sabían ni dónde, ni por quién serían controladas. Una de estas denuncias motivó que en 1942 le retiraran las reglas a Jesús Despojado.

En la actualidad, son las propias hermandades las que procuran que sus cortejos discurran con la mayor solemnidad posible. Conococida es la rectitud de las cofradías de negro, como el Silencio, que según se expone en sus reglas celebra antes de Semana santa el cabildo de canastillas y el Domingo de Resurrección el cabildo de disciplina; pero hay otras, más populares y de barrio, que ponen especial celo en el comportamiento de sus hermanos. Es el caso de la Hermandad del Tiro de Línea, que comenzó un trabajo de concienciación de sus hermanos hace ya más de 10 años. Todo está muy controlado y, gracias a este trabajo de educación de los nazarenos, la estación de penitencia  transcurre con total normalidad y con gran lucimiento. Los dos celadores que lleva cada tramo revisan a los nazarenos antes de salir. Cada cirio va enumerado, por lo que el control es muy sencillo. Durante la procesión hacen cuatro revisiones: una antes de entrar en el Parque por si no han visto algo antes de salir. La segunda, próxima al llegar al Postigo. Una tercera, al salir de la Catedral. La última, más aleatoria, se suele producir en las cercanías del barrio.

Tras la Semana Santa, hay una reunión de los celadores con el diputado mayor de gobierno en la que le presentan un informe con las incidencias. Sanciones suele haber muy pocas, aunque sí hay reuniones del fiscal con los que hayan cometido alguna falta para corregir la actitud. Hace tres años se le recomendó a un nazareno que había dado problemas el Lunes Santo que se tomara un año de descanso, aunque fue un caso aislado.

En la Hermandad de la Macarena tienen un control muy exhaustivo de lo que acontece en la estación de penitencia. Mantienen muchas reuniones previas a la salida y el diputado mayor de gobierno, José María del Castillo, elabora un completo informe en el que queda especificado qué hay que hacer, dónde y cuándo: "Tenemos un grupo de 60 ó 65 diputados distribuidos en grupos y 13 enlaces que saben perfectamente cuál es su cometido, todos coordinados por mi. Lo que más nos preocupa es la atención a los hermanos".

A pesar de que pueda parecer que la organización de la Macarena es más relajada, su diputado mayor de gobierno lo rechaza de plano y destaca el trabajo que se hace durante muchas semanas para poner en la calle un cortejo de más de 3.000 personas: "No admito de ninguna manera que se insinúe siquiera que no somos serios. Y esto lo hago extensivo a las otras dos hermandades de capa de la Madrugada. Hay una seriedad absoluta". Gracias a este trabajo han llegado los frutos y en la última salida, la de 2010, no se registró ninguna incidencia: "Son pocos los que cometen actos indecorosos. No los detectamos, pero en el caso de que así sea lo comunicamos a los fiscales y somos intransigentes. Aplicamos las reglas a rajatabla".

El caso de la Esperanza de Triana es muy parecido al de la Macarena. En los últimos años ha mejorado mucho la compostura a base de concienciar a los hermanos, y así lo asegura el actual hermano mayor, Adolfo Vela, que fue durante algunos años diputado mayor de gobierno: "Yo sólo tuve que abrir un expediente porque alguien se soliviantó en una estación de penitencia con el hermano mayor porque decía que lo estaban arrollando. Se quedó en una amonestación verbal".

En la Hermandad de San Bernardo, con uno de los cortejos más extensos, se suelen producir dos o tres incidencias durante la estación de penitencia. "Lo más normal es la indisciplina, como algunos hermanos que se van más atrás de lo que le corresponde", afirma José María Lobo, hermano mayor. Tras la Semana Santa, celebran el cabildo de octava en el que el diputado mayor de gobierno presenta todas las incidencias: "Se comentan, y si hay alguna en la que actuar, el fiscal se reúne con el hermano. Si pide perdón el caso se cierra sin más".

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