Cofrades por el mundo

Efeméride bajo el antifaz carmesí

  • Ramón Barcia nació en Galicia, vive en Inglaterra y pasa la Semana Santa en Sevilla. El próximo Miércoles Santo, el día de su cumpleaños, sale de nazareno en su Hermandad de la Lanzada.

UN gallego que arrió en Inglaterra para acabar haciéndose nazareno. La historia de Ramón Barcia, el cofrade de hoy, es el relato de una superación constante en la que los sueños, por imposibles que parezcan, siempre se cumplen sin necesidad de mayor literatura que la del esfuerzo y el empeño. Una vida donde imperan los claroscuros: conoció la infancia humilde en La Coruña y el esplendor de la juventud en Buckingham. Pena y gloria con punto y aparte cada Miércoles Santo, cuando con su Hermandad de la Lanzada reescribe esa otra narración que escapa a la razón y se adentra en los sentidos.

Ramón Barcia no nació en tierra sevillana. Vino al mundo un 4 de abril de 1964 en Santa Comba, una localidad coruñesa, dentro de una familia de 11 hermanos, de los cuales sólo seis viven actualmente. Desde pequeño este gallego mostró interés por el aprendizaje en la escuela. Poco le duraría la dicha. A los 14 años, el día de su cumpleaños, su padre decide sacarlo del colegio en contra de las "súplicas" de los maestros para que continuara en él al ser uno de los alumnos más aventajados. "Para mi padre ir a la escuela era perder el tiempo, por lo que me puso a trabajar en el campo", explica Barcia.

La salida del colegio no mejoró la situación de su familia. Muchas bocas para tan poco pan. Esto obligó a que tuviera que emigrar. Barcia pasó tres años en Suiza y otros cuatro en Venezuela. Un periplo que se interrumpe en 1986. Aquel año, tras pasar varios días en Galicia con su familia, decide viajar a Londres. Una vez allí se percata de que es un país que ofrecía muchas oportunidades laborales. "Eran tiempos en los que encontrar trabajo era fácil. Me inscribí en un colegio en Londres y el resto del tiempo estaba de empleado en una tienda de decoración". Este oficio le marcará de por vida. Ahí es donde descubre que tiene un talento aún por desarrollar. Responsable de este "hallazgo" es Michael Francis Paul Stockley (al que pronto castellaniza como Miguel), trabajador del Palacio de Buckingham -donde residía-, con quien fragua una gran amistad. Fruto de esta relación es la empresa de decoración que deciden abrir ambos en 1990 en Richmond, un pueblo situado al norte de Inglaterra entre York y Newcastle. A partir de entonces son muchas familias de esta comarca que acuden a ellos para decorar sus casas.

Atrás quedaban los años de penuria y por delante se dibujaba un horizonte donde los sueños de la infancia ya eran una realidad tangible. Pero aún quedaba por descubrir Sevilla. Fue en 1993. Los dos decoradores llegaron a la capital andaluza un Miércoles Santo. Se hospedaron en la calle Sierpes. Tal fue la impresión que les causó la Semana Santa que no dudaron en volver al año siguiente, pero en esta ocasión lo hicieron de Domingo de Ramos a Pascua. En este viaje fue crucial conocer a José Ramón Bolaños y su esposa, quienes lo integraron en la que se convertiría en su hermandad, la Lanzada, donde juraron como hermanos en 1999.

Trece años han pasado desde entonces, un tiempo en el que Ramón y Miguel no sólo han consolidado su relación con la corporación del Miércoles Santo -donde salen de nazarenos -, sino que viven la Semana Santa como dos cofrades más. "Intentamos venir siempre dos días antes del Domingo de Ramos para disfrutar de las que salen el Viernes de Dolores y el Sábado de Pasión", relata Barcia. La vinculación con la Lanzada es tal que en 2008 donaron a la Virgen del Buen Fin un relicario con un Lignum Crucis.

Estos decoradores han contagiado su pasión por la Semana Santa a varios ingleses, que siempre quedan sorprendidos por unas manifestaciones religiosas inexistentes en su país. En estos años han traído a amigos a conocerla, incluidos al hijo y a la nuera de Miguel. El resultado siempre es el mismo: una impresión difícil de borrar y la promesa de volver.

Ramón cuenta todas las mañanas en Richmond los días para el regreso a Sevilla. A su memoria acuden los desayunos en el bar Catunambú de Sierpes o las tapas del Refugio, "donde ponen vídeos de Semana Santa todo el año". El próximo Miércoles Santo será su cumpleaños y lo celebrará bajo un antifaz carmesí. El mejor regalo para esta efeméride.

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