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Cofradias

Objetivo: evitar una nueva Gavidia

  • las 'Setas'. El año pasado una pelea entre jóvenes producida en este lugar provocó unas lamentables carreras que destrozaron a la Archicofradía del Silencio en su regreso

LAS setas de la Plaza de la Encarnación se han convertido en uno de los puntos más controvertidos para las cofradías desde su apertura en el año 2011. Del debate sobre si las cofradías deberían pasar por debajo de estas estructuras, para muchos controvertidas y muy alejadas de las estéticas cofradieras, se ha virado hacia un problema de seguridad que eclosionó el año pasado. A las 4:35 de la mañana, una pelea en la Plaza de la Encarnación provocó una gran estampida que tuvo nefastas consecuencias, fundamentalmente, para la Hermandad del Silencio. Muchos ven en las setas la Gavidia del siglo XXI, aunque el Ayuntamiento pondrá este año todo el empeño para garantizar el normal discurrir de las procesiones, sobre todo durante la Madrugada.

El relato de estos lamentables hechos acontecidos el año pasado es por todos conocido. Diario de Sevilla informó con detalle de lo sucedido en su página web desde la misma mañana del Viernes Santo, ampliando la información en su edición impresa del Domingo de Resurrección. Tras la pelea entre dos grupos de jóvenes en las setas se produjo una gran estampida del público que se concentraba en la Encarnación hacia Laraña bifurcándose por Orfila, llegando hasta el Duque; y por Cuna, fundamentalmente. La Hermandad del Silencio estaba desplegada en los 550 metros que van de la Plaza del Duque, donde se encontraba la Santa Cruz, y el número 11 de Cuna, por donde transitaba el paso de palio de la Virgen de la Concepción. Las avalanchas generaron auténticas escenas de pánico en todo el cortejo, sus miembros y el público. La turbamulta no llegó a la Campana, donde a esa hora estaba entrando el palio de la Macarena, al impedirlo la zona acotada por las sillas en Martín Villa, aunque el ruido de las carreras se sintió perfectamente. Afortunadamente, muchos abonados llamaron a la calma y todo volvió a la normalidad. Al menos en este punto.

Ríos de tinta se han escrito de lo sucedido. El Ayuntamiento, presidido entonces por Juan Ignacio Zoido, trató de restarle importancia a los incidentes. El Consejo prácticamente hizo lo propio, aunque los testimonios desgarradores de los hermanos del Silencio que vivieron en primera persona lo ocurrido, publicados en este periódico, y la reacción firme y enérgica de esta corporación reclamando una explicación y una solución, conllevó una importante investigación.

Muchas cosas fallaron aquella noche. La primera, como se supo posteriormente, fue que el servicio preventivo de la Policía Local quedó prácticamente anulado. Sólo había 22 agentes para atender incidencias durante la Madrugada. El dispositivo de seguridad se centró en los cortes de tráfico, el acompañamiento de las hermandades y la regulación de los cruces de la carrera oficial. Las consecuencias fueron que no se prestó la atención debida a la concentración de jóvenes que salen sólo a beber y no se atajó la venta indiscriminada de bebidas alcohólicas en bares y tiendas de conveniencia, permitiéndose, además, su consumo en la vía pública, sobre todo en las setas y su entorno y en plazas como las del Salvador, del Pan o en la calle Argote de Molina.

Para solucionar todos estos problemas durante la Madrugada y los conflictivos cruces entre varias hermandades, el Consejo encargó a una empresa un nuevo diseño de la jornada, que finalmente ha quedado en papel mojado, dejando la revolución anunciada, en leves retoques ante las reticencias de las propias cofradías a aceptar este controvertido plan.

En este informe, que fue publicado en primicia y con detalle por este periódico, se identifica a las setas como un punto terriblemente conflictivo. En primer lugar, describe como algo "indeseado" la aglomeración de personas que se reúnen en la esquina de Cuna, por donde pasa la Macarena justo después de los Gitanos. Pero la palma se la lleva la valoración que hace del paso de los Gitanos por las setas: su tránsito en las "peores horas" de la Madrugada ha provocado que esta hermandad "se vea asociada con conflictos de orden público, situación que se debería evitar a toda costa, ya que sólo dañan la imagen de la Semana Santa". La solución era enviar a la cofradía por San Martín. La reacción de los Gitanos fue contundente, tildando de ofensa que se asociara a la cofradía con los problemas de orden público.

Esta próxima Madrugada, tras la reactivación del Cecop, organismo de coordinación que fue creado tras los terribles sucesos de la Madrugada de 2000, las setas, y todos los nudos gordianos de la Madrugada, tendrán un mayor control y se ejercerá una importante labor de prevención, así al menos lo avanzó Juan Carlos Cabrera, delegado de Fiestas Mayores, Seguridad y Movilidad, para evitar la venta de alcohol: "La botellona no es compatible con la Semana Santa". En este sentido, ya ha anunciado que el Ayuntamiento no escatimará ni en medios ni en efectivos y sacará a la calle al máximo número posible de policías locales.

Por otra parte, es mucho el público que se concentra a diario en las setas para ver el paso de las cofradías. Sus escaleras se han convertido en una privilegiada tribuna para ver las muchas procesiones que pasan por allí, como la Cena, San Roque o la Amargura, el Domingo de Ramos. De todas las cofradías que pasan por este lugar, tan sólo la Sagrada Mortaja ha variado su itinerario. Lo hizo en 2011, cuando el complejo estaba prácticamente terminado. La cofradía adoptó un itinerario por San Martín, tal como le sugería el Plan Nieto a los Gitanos. Este nuevo recorrido se justificó en aras de ganar más belleza, sobriedad e intimidad. La prueba de aquel año resultó tan satisfactoria que la corporación del Viernes Santo continúa por este recorrido.

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