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Pasión

Siete años después

  • Pasión no salía del Salvador desde el año 2001, ya que en 2002 no salió y el templo se cerró en marzo de 2003

La tarde estaba muy parecida a la del Jueves Santo del año pasado. Se había roto la primera parte del día y recompuesto después. Pero en 2007 Pasión no salió pese a que ya lo habían hecho la Quinta Angustia y el Valle y los partes meteorológicos ya no daban agua. Pesaba el recuerdo de aquel chaparrón que le cayó al Señor hace ya una década. Ayer era distinto. La hermandad volvía a salir desde el Salvador cinco años después de que se cerrara el templo y siete desde la última estación de penitencia desde este templo.

La última vez que un nazareno de Pasión cruzó el dintel de la puerta de la segunda iglesia de la ciudad lo hizo en la Semana Santa de 2001, esa que fue la última en la que todas las cofradías completaron su estación de penitencia. En 2002 la cofradía no salió y luego llegaron los años en San Hermenegildo y en la Misericordia.

Por eso ayer había una multitud en la plaza del Salvador desde que se conoció que la tarde se arreglaba y que nada indicaba que la cofradía no fuera a salir. Eso sí, lo hizo con cierto retraso para intentar evitar un parón en la calle y dejar paso a que la cofradía del Valle llegara a la calle Laraña.

Así que, 22 mintuos después del horario previsto, se abrieron las puertas y el murmullo se transformó en aplauso. La cruz de guía vino precedida por los flashes de las fotos que captaban lo que ya algunos calificaban de salida histórica de una cofradía que lleva 140 años con la colegial del Salvador como sede canónica.

En ese momento una mujer abrió unos centímetros la valla que acotaba el espacio para la salida de la hermandad y se arrodilló. Se quedó quieta y cabizbaja en una esquina junto a las vallas. Un policía de la unidad de antidisturbios que abría paso al cortejo la miró, extrañado, pero decidió no decirle nada. La mujer, muy discreta, no molestaba a los nazarenos ni al público que tenía detrás. Con un pañuelo hecho un guiñapo se limpiaba las lágrimas. Se colocó junto a un reportero japonés que esperaba el momento para grabarlo con su cámara Panasonic y que la miraba aún más sorprendido que el policía.

Comenzaron a salir los nazarenos con cirio rojo, todos apagados para no manchar de cera el interior del templo recién restaurado. Los diputados de tramo encendían los cirios en la calle y los nazarenos ahuecaban la mano para proteger la llama del aire frío. Desde fuera se oía el órgano de la iglesia, completamente en penumbra.

Llegaron los ciriales. El Señor de Pasión se colocó en la nave central del templo en su paso de 300 kilos de plata. Y fue bajando la rampla lentamente. Entonces, igual de discreta que antes, la mujer se colocó detrás del Señor y le siguió por la calle Cuna.

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