Domingo de Resurrección

La apoteosis en Santa Marina

  • Mucho público arropó a la cofradía de la Resurrección en una gloriosa estación de penitencia a la Catedral · El día acogió otros cultos, como la misa del azahar o el besapiés del Cachorro.

No, no ha sido una pesadilla. La ciudad despertó al Domingo de Resurrección con las huellas de que se había vivido la peor Semana Santa en... Ni los más viejos de lugar, tópico muy recurrente en estos casos, aciertan a decir los años que hacía que no se vivía algo igual: hasta en cinco jornadas las cofradías se quedaron en su casa. El agua aún se dejaba notar en el suelo, en las sillas de enea apiladas en la Campana o en las alfombras de los palcos de la Plaza de San Francisco al paso de la cofradía. Tras el paso del cortejo de la Resurrección por el inicio de la carrera oficial, el presidente del Consejo, Adolfo Arenas; el secretario, Manuel Nieto; y el consejero de gloria, Andrés Martín, se retiraron para ganar el merecido descanso, que han sido muchos días a pie de obra, aunque a partir de hoy ya se pondrán a pensar en términos de gloria: "Vaya Semana Santa. Hay quien dice que hay que hablar con Roma para empezar otra vez...".

El Sábado Santo fue más de luto que nunca. La ausencia de cofradías, a excepción de la del Sol del Plantinar, a la que muchos acompañaron en su regreso al barrio tras conseguir llegar a la Catedral, hizo que números cofrades aguardaran a la cofradía de la Resurrección con ánimo de desquitarse de tan aciaga semana. Desde la madrugada había muchísimas ganas de ver pasos. El último que pasó por la Campana fue el palio de la Virgen de Regla, el Miércoles Santo. Algunas personas bromeaban en la noche del sábado con lo que se iba a vivir horas más tarde en Santa Marina: "Va a salir como la Virgen del Rocío. No vamos a esperar ni a que dé la hora. Vamos a hacer como los almonteños y vamos a ir a saltar la reja".

Bromas aparte, en Santa Marina se vivió a la salida de la cofradía una auténtica apoteosis. Medio centenar de costaleros acudieron a pedir ese sitio que, por mor de la lluvia, no habían podido disfrutar cuando les tocaba en sus cofradías. Pero no hubo suerte, la corría estaba completa. Los más agoreros seguían mirando al cielo maldiciendo a las nubes que se atrevían a hacer acto de presencia: "Verás tú si al final llueve también ahora y se fastidia la cosa". "¿No estará por aquí el tío ese del radar, no?". Afortunadamente, el cielo respetó a la cofradía, que salió puntual como cada año a su cita con los muchos cofrades que la saludan en Santa Marina y la acompañan en las primeras calles del recorrido. En esta ocasión, la muchedumbre fue mayor que otros años, lo que hizo que en ocasiones fuera dificultoso el andar de los pasos.

Para los que prefieren ver la cofradía por la mañana, cuando empieza a amanecer, una buena opción está en los palcos de la Plaza de San Francisco. Allí esperaba al cortejo otra sección del Consejo de Cofradías, con el vicepresidente Carlos Bourrelier, al frente. En el palco del Ayuntamiento presidió el paso de la cofradía la concejal del Partido Popular Evelia Rincón y las socialistas Esther Gil y Encarnación Martínez. La pepera es una incondicional de la mañana de Resurrección. Con una humedad que cortaba los cuerpos, a las 8:00 llegó el Señor Resucitado a la plaza ante la expectación de las personas que habían hecho suyos los palcos. Muy bonito el exorno del paso a base de rosas de color rojo. Quince minutos más tarde, fue la Virgen de la Aurora la que apareció por el final de la calle Sierpes. Merece mucho la pena pararse a contemplar la magnífica orfebrería de este paso de palio realizado por los Hermanos Delgado López. El conjunto está lleno de detalles por descubrir. También fue un acierto que el año pasado se cambiara el color del paso al azul actual.

A esta hora, sobre las 8:30, es cuando comienza a cambiar el público que ve la cofradía. El que la viene acompañando desde la salida deja paso al que recoge el testigo a la entrada de la Catedral. En esta procesión, al igual que sucede con las de la Madrugada, se puede elegir si disfrutarla por la noche o por la mañana. El arzobispo, Juan José Asenjo, recibió a la cofradía en la Avenida de la Constitución, antes de la entrada por la Puerta de San Miguel, y la acompañó hasta la salida de la Catedral. El prelado tiene muy claro, y así se lo ha hecho saber a la hermandad, que su sitio está en el Domingo de Resurrección.

Mucho público se fue congregando durante todo el recorrido de vuelta. Muy lucida fue la subida de Argote de Molina que realizaron los dos pasos, la Virgen a los sones de la marcha Coronación, dedicada al Cerro del Águila. Da gusto ver al Señor cuando la agrupación musical Virgen de los Reyes interpreta cantos litúrgicos. Con mucho calor y ante una multitud que se congregó por toda la calle San Luis, se recogió la cofradía de la Resurrección. La Virgen de la Aurora, volvió a cerrar la Semana Santa a los sones de Amarguras.

Además de la procesión del Resucitado, en esta jornada hay otros ritos que se repiten cada año. En la Real Iglesia de San Antonio Abad se celebró la misa del azahar, en la que se reparten las flores del paso de la Virgen de la Concepción. En Triana, el Cachorro estuvo expuesto durante toda la jornada en besapiés. Hubo grandes colas para poder contemplar al Crucificado que este año tampoco pudo salir. En la iglesia de la Anunciación, se pudo ver a la Virgen del Valle con San Juan y María Magdalena en su paso. En San Bartolomé, la Virgen de la Alegría también estuvo en besamanos. Son las otras postales de un domingo de gloria.

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