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Cofradias

Una edad de Plata en el siglo de Oro

  • María Jesús Sanz ha estudiado la presencia de custodias en los libros de Reglas de las hermandades. Sevillana de Placentines, comparte su vida con un poeta de calle Francos.

LA primera referencia a la Semana Santa es del Domingo de Ramos, pero en Canterbury. A finales del siglo XI, el arzobispo de esa ciudad británica ordenó que en la procesión de ese día se llevase una urna con el Cuerpo de Cristo. Lo cuenta María Jesús Sanz, catedrática de Historia del Arte, en un libro que es una joya y en el que también se habla de joyería, titulado Imagen de la Custodia en el Barroco Andaluz (Publicaciones de la Diputación de Sevilla).

La cita es en la calle Arfe, apellido unido a las custodias, soportes para mostrar la adoración a la Eucaristía en la Iglesia a partir del concilio de Trento. Al platero le venía de familia. Su abuelo Enrique de Arfe, de origen alemán, hizo las custodias de Córdoba y Toledo; su padre, Antonio de Arfe, las de Santiago de Compostela y Medina de Rioseco, patria chica del cardenal Amigo Vallejo, que en su época de arzobispo la trajo a una exposición. Juan de Arfe y Villafañe nació en León -un Villafañe jugó en la Cultural Leonesa- y viviendo en Valladolid se presentó al concurso que hizo el cabildo de Sevilla para la custodia de la Catedral. Lo ganó. Antes hizo la de Ávila. Después, la de Valladolid.

María Jesús Sanz, sevillana de la calle Placentines, se casó con Esteban Torre, sevillano de la calle Francos, el 6 de noviembre de 1963. Lejos quedan sus bodas de oro, viven una permanente edad de plata. Se casaron en la iglesia de San Isidoro, donde lo habían hecho los padres del novio y los de la novia. Una iglesia que aparece en el libro de Sanz porque tiene el libro de Reglas más antiguo de la ciudad, que data de 1536.

El último libro de esta profesora es como visitar un museo en el que uno se encuentra obras maestras de Donatello, Rubens, Rafael Sanzio, Zurbarán, Valdés Leal, Lucas Valdés y los dos Herreras, el Viejo con calle, el Joven sin ella, como lamentó recientemente en una conferencia Enrique Valdivieso.

Los libros de Reglas de las hermandades sacramentales, la mayoría unidas después a las de penitencia, tienen referencias a estos símbolos de la presencia del cuerpo de Cristo. La hermandad del Salvador, vinculada a la penitencial de Pasión, cuenta con tres libros ilustrados. El primero, de 1543; el último, de 1805. Lo que permite estudiar la evolución del estilo en la platería desde mediados del siglo XVI hasta comienzos del XIX, poco antes de la invasión napoleónica.

Hay en el libro una carrera oficial con hermandades de penitencia que cuentan con esos tesoros en sus libros de Reglas: San Isidoro, Pasión, la Lanzada, la Hiniesta, las Tres Caídas, la Mortaja o Santa Marina. Es curioso el caso del libro de Reglas de San Juan de Acre, fechado en 1623. En 1847 pasa a la hermandad sacramental de San Lorenzo y en 1977 a la de penitencia de la Soledad de San Lorenzo. Es muy curioso uno de los lienzos que Herrera el Viejo dedicó a la adoración a la Eucaristía, que está actualmente en la capilla de las Siete Palabras de la parroquia de San Vicente. En los dominios de doña Teresa Enríquez, plaza con su nombre a espaldas de la iglesia, prima de Fernando el Católico al que acompañó en su visita a Sevilla en 1511 con su segunda esposa German a de Foix. Teresa Enríquez vino con una bula papal de 1508 que autorizaba la fundación de las cofradías sacramentales.

Los novios de San Isidoro, él de Francos, ella de Placentines, son vocaciones a prueba de zancadillas. Tras la boda se fueron de luna de miel a Madrid, Roma y Lagos, capital de Nigeria. Allí Esteban Torre trabajó de médico en la selva; María Jesús les daba clases de latín y francés a unas monjas irlandesas. Detrás del médico había un estudioso de la literatura que en 1982 pidió la excedencia como facultativo. María Jesús desertó de la caja de El Bacalao, el negocio familiar de una estirpe soriana, el mismo origen castellano que el platero Arfe.

El libro de las custodias lo presentó en el Ateneo. Las tres más antiguas son las de Barcelona, Ibiza y Sangüesa. En ese mismo escenario, unos días antes del Domingo de Ramos, Rogelio Reyes presentará el último libro de Esteban Torre, Luces y reflejos, que no trata sobre la candelería de los pasos -"soy un sevillano que nunca ha salido de nazareno ni ha ido al Rocío, al fútbol ni a los toros"-, sino sobre poesía. Poemas originales y traducidos de este humanista políglota y divertido. Será el tercer libro que le edite Abelardo Linares en Renacimiento después de sendas obras sobre Quevedo y Pessoa.

La custodia que Juan de Arfe hace para la catedral de Sevilla es de 1593-1596. La Sevilla de Cervantes como tituló uno de sus libros Caballero Bonald. En el siglo XVII Sevilla ha iniciado su decadencia comercial -el oficio que el padre de María Jesús quería para ella- pero mantenía su esplendor artístico. "Lo económico nunca ha ido de la mano con lo artístico y cultural", dice Esteban Torre. "En la época de Franco había más y mejor literatura que ahora". Y el Siglo de Oro tampoco fue una balsa de aceite políticamente hablando "pero coinciden Juan de Arfe y Francisco de Alfaro y la plata de la catedral de Sevilla era de tal calidad que la fundían para custodias nuevas".

La crisis llega por varios frentes. La peste diezma la población, "se lleva entre otros a Martínez Montañés", y al aumentar el tamaño de los barcos Cádiz le toma el relevo al puerto de Sevilla. María Jesús tampoco sale de nazarena, pero hace su penitencia. Escribió un capítulo en el libro de la Macarena y la solicitan distintas hermandades -los Panaderos, San Gonzalo- para que les hable de las coronas de sus Vírgenes.

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