El enorme edificio que corona la entrada a la Alameda por la calle Calatrava, que en sus dos décadas de abandono fue ocupado por dos centenares de familias rumanas y fue el centro de un caso de supuesta estafa inmobiliaria, será rehabilitado por fin para acoger viviendas. La constructora Acciona se ha hecho cargo del viejo inmueble propiedad de 11 herederos de una familia y se propone recuperarlo para construir de 30 a 34 viviendas de renta libre.

La comisión ejecutiva de la Gerencia de Urbanismo aprobó este lunes otorgar licencia a la constructora para acometer la primera fase de las actuaciones, que consiste en obras de demolición y conservación de elementos patrimoniales, así como obras de estabilización en esta manzana comprendida entre las calles Torneo, Puerta de la Barqueta , Vib Arragel y Resolana.

La protección de este inmueble es parcial de nivel D, lo que significa que se permite la rehabilitación de una forma amplia: admite reforma menor (parcial o general) y reforma de ampliación, e incluso dar más altura al inmueble por remonte, con ciertas condiciones.

El delegado de Hábitat Urbano, el socialista Antonio Muñoz, anunció que las obras que ahora se autorizan continuarán en una segunda fase con la construcción de las citadas viviendas de renta libre y recalcó que la reforma de este edificio era una noticia "largamente esperada" por la cantidad de años que lleva abandonado. En los años previos a la Exposición Universal de 1992 hubo otros planes para dotar este edificio de usos terciarios (comerciales) que no prosperaron porque el Ayuntamiento mantuvo su calificación de residencial.

El estado ruinoso de este inmueble se ha consentido durante demasiado tiempo por parte del Ayuntamiento. Y la penosa imagen que ofrece a la zona es otra de las cuestiones que pasará a la historia con esta reforma. En este punto está una de las principales entradas al centro y su fachada da a la avenida de Torneo y tiene vistas al río.

Los avatares que ha sufrido este edificio han sido muy variados. Su abandono se remonta al año 2001. La decena de inquilinos de renta antigua que vivían aquí llegaron a convivir con dos centenares de personas rumanas que ocuparon las viviendas vacías durante años, lo que provocó airadas quejas de los vecinos. En 2007 se puso fin a la ocupación ilegal de las viviendas y la propiedad llegó a un acuerdo con los inquilinos antiguos que habían sobrevivido a esa ocupación.

En 2012 el inmueble volvió a saltar a la actualidad por un caso de supuesta estafa. Un promotor inmobiliario de La Rinconada fue imputado por firmar dos contratos de reserva por un valor total de 9.000 euros sin tener derecho alguno sobre la parcela. En 2015 el Ayuntamiento ordenó a la propiedad mantener el edificio en las condiciones óptimas de seguridad, salubridad y ornato, dado que se sitúa en el casco histórico, dentro del sector San Lorenzo-San Vicente.