El loco de la colina

"A mí la Andalucía oficial no me quiere"

  • Jesús Quintero admite su ruina y la atribuye a que "han cerrado el 90% de las productoras andaluzas".

Ha aprendido más periodismo en el psicoanálisis que en el periodismo. Alguien se ha empeñado en crucificar a este Jesús. Hasta los de Sálvame llamaron para acreditarse en el pregón que ayer dio Jesús Quintero (San Juan del Puerto, 1940) en su pueblo, vecino de Moguer, donde nació un premio Nobel al que también le llamaron el loco. "El loco pierde todo menos la razón". Suena el toque de las siete en las campanas de la Giralda. Parece que sonaran por él, como dice el poeta de John Donne con el que abre Hemingway su relato.

"No sirvo ni para hacer publicidad ni para guardar el dinero". Nos recibe con el traje que le hizo un sastre napolitano. "Como la televisión pagaba la ropa, tengo 35 años de vestuario metidos en mi casa, pero estoy a punto de llevarlos al Jueves a venderlos".

Marca el imaginario teléfono, pero al otro lado ya no se pueden poner sus interlocutores favoritos. "Llamaría a Carlos Cano, a Paco de Lucía, al de Granada, Morente, tan amigo mío, tan buena persona, a Camarón". Después añadirá a Rocío Jurado y a Lola Flores. "Son personas de diez. Ahora te pones a buscar y encontrarás como mucho de cinco, incluso de tres".

Tantas vidas como un gato. "El dinero que me dio la televisión fue para crear el Teatro Quintero, Radio América, Montpensier. Yo fui el que puso en marcha Cita en Sevilla". Su madre era de Moguer y le decía que sí, que podían ser familia del Nobel, "pero tú has salido más a Platero, y me curó de humildad para los restos".

Otra vez Salieri cercando a Mozart. "Recuerdo la escena en la que coge el crucifijo y lo acerca al fuego, cómo has podido darle tanto talento a este idiota, a este frívolo, cuando yo soy el músico del reino. El arte se tiene o no se tiene. Lo que hace Messi y hace Ronaldo de tarde en tarde". El epíteto está en la calle: además de loco, tieso. Una palabra que recuperó la presidenta de la Junta. "Felipe decía que eran muy peligrosas las entrevistas en tiempo de elecciones, porque ahí surgía la calle es mía, la patada en la puerta o me he casado con un tieso".

Conoce a los cuatro candidatos del día 26. "Los entrevisté a todos. Siempre quise ser honrado ante el micrófono, independiente, y al independiente se las dan por todos lados. Por la derecha, por la izquierda, por el centro". Hicieron una película sobre su vida. "Se metieron en mi archivo, cien mil horas de televisión, cinco mil entrevistas. Quiero hacer la película que yo he vivido, contar las tripas de la televisión".

Quieren convertir a Usain Bolt en el Cojo Manteca. "Si volviera a nacer sería deportista. Me gustan los boxeadores por su nobleza. Tras el combate se dan un abrazo, pero aquí di una palabra de más y te la guardan toda la vida".

Acaban de cumplirse diez años de su muerte. "En un momento de naufragio del loco, me escondí en el campo, en su casa. Rocío Jurado ha sido mi mejor amiga, un ser bueno y generoso". Convenció al entonces arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, para que apagaran las luces de la Giralda "más tarde de las doce". Vive "frente a la torre más alta del Islam". Luces y sombras. "La ruina viene porque me pasó lo que le ha pasado a toda la clase media; hemos trabajado mucho y ya no podemos más. El 90% de las productoras andaluzas han cerrado".

Dio un paso al frente y abrió el Teatro Quintero en la calle Cuna. "Salvando las distancias, quería tener mi propio teatro, como Vittorio Gassman, que también se arruinó. Quería crear un centro de agitación cultural en una ciudad donde habían cerrado el Coliseo, el Imperial, el Palacio Central, el Álvarez Quintero y sólo quedaban los teatros oficiales".

¿Quién teme a Jesús Quintero? "Yo me siento muy querido por la Andalucía real. Sé que he podido ayudar a mucha gente en sus momentos de soledad, en los hospitales, estudiantes en las oposiciones, a los canallas perdidos en la noche, a los que no les deja dormir la conciencia, a los mal amados y mal amadas. Pero la Andalucía oficial no me quiere. No tengo ninguna comunicación con ella. Mis proyectos, más de cincuenta, terminan en la nada. Al final es un no, la palabra favorita en el diccionario de Saramago".

Algunas televisiones pretenden convertirlo en un juguete roto, en un sucedáneo de sus personajes. "Estoy pensando hacer un espectáculo que se llame Quinterianos. Igual que están los personajes de Fellini o las chicas de Almodóvar, están los quinterianos: el jorobado de Nôtre Barbate, el Risitas, el Bacila, el Penumbra. Los voy a llevar a los pueblos como en La Barraca y después vendremos a la ciudad".

El pueblo como refugio. El pregón como alegato. La vuelta a los orígenes, a sus lugares colombinos con tantas Américas en su currículum. "¿El primer recuerdo de San Juan del Puerto? Siempre la marisma. El mar, la mar, porque me trajiste, padre, a la ciudad. Cuando eres muy joven estás loco por salir; cuando eres mayor estás loco por volver, porque es tu paisaje y tu paisanaje". Un centro cultural que lleva su nombre. Y hasta una ministra de Empleo paisana. "Era muy amigo de un tío de Fátima Báñez".

Un psiquiatra le dijo una vez que entender la comunicación como un arte "es lo último, un anacronismo. Un programa con silencios, atmósfera, compás. Esa manera de parar y de seguir que la he encontrado mucho más en el andaluz no ilustrado que en gente muy ilustrada de otras partes de España". Cada uno lleva el ascua a su sardina. "Defienden no su ideología, sino el mercado. El mercado se ha comido todas las grandes palabras: autenticidad, verdad, honestidad... A mí me gusta hacer una televisión libre, sensible, independiente, no al dictado de nadie. He entrevistado a treinta premios Nobel, otros tantos jefes de Estado y a gente como Escohotado o Boadella que pueden aportar mucho al espectador. Y a todos los guerrilleros, desde tupamaros a Sendero Luminoso".

Critica la falsa antinomia calidad / cantidad. "El Padrino es una gran película y es al mismo tiempo multitudinaria". Se siente cada vez más cómodo "en el mito, en la leyenda, aquí pone medalla de Andalucía, más de ochenta premios aquí y en América. Creo que he conseguido grandes momentos en la comunicación: el programa Cuerda de presos me parece lo más periodístico que se ha hecho en los últimos años. Entrevisté a 140 presos de cuarenta cárceles y cuando salí reuní a mis amigos en una cena y les dije que ellos eran peores". Se acuerda de El Perro verde y de Ratones Coloraos con su soporte discográfico: María Jiménez, Martirio, Ruibal, El Cigala, Andy & Lucas y hasta Sabina cantándole por sevillanas. Y las 13 Noches con Antonio Gala.

Le gustan los ratones más que las ratas. "Cuando murió Rafi Escobedo, todo el mundo me empezó a llamar. Habíamos dado lo que llaman un pelotazo, y ahí es donde empieza la basura. Me fui unos días con mi compadre a Punta Umbría; iba con la toalla a la playa y uno me dice: qué suerte has tenido, se ha matado Rafi. La mala leche es increíble".

Dice que se ve envuelto en una especie de silencio administrativo. "Canal Sur tiene más gente que Antena 3, Tele 5 y Canal Plus juntos. La Nuestra...". No quiere dar impresión de resentimiento. Prefiere el legado icónico de las imágenes que emite uno de los monitores de su casa: el Beni de Cádiz y después el Risitas. "Tengo 150 horas de televisión metidas en internet. Si tuviera posibilidades, ya no volvía. Me senté con un vasco director de programas que decía que mientras estuviera él en Canal Sur yo no trabajaba. Yo puedo hacer televisión desde mi casa para toda América. Son nueve millones de espectadores, el continente de Maradona, Francescoli y Mágico González, pero además dos países que nos abrazan, Portugal, el hermano ignorado, y Marruecos, yo firmo autógrafos cada vez que me ven por la medina de Tánger".

De pozos más negros ha salido. "He tenido depresiones muy profundas. A veces, salía de hacer El loco de la colina en Sevilla y no sabía volver hasta mi casa. He vivido con mucha intensidad, de pequeño buscaba amores, besos; he visto morir a los viejos y he visto parir a las vacas".

¿Cambiará algo el día 26? "Cuando hablas con un político ves que no hay hondura. Le preguntas que para qué se vive y no sabe qué contestarte. Para mí la televisión es una cosa de tres, el entrevistado, el espectador y yo. eso lo tiene que entender el realizador. El periodismo de ahora, de usted dijo y ahora dice, me parece de becarios. Las mejores entrevistas fueron las que encargó Play-Boy para que las hicieran grandes escritores a Marlon Brando o Marilyn Monroe".

El pregonero se sabe pregonado. "No comprendo qué me está pasando. Si la gente quiere que esté, por qué los demás no. Por esa fama de desobediente, de solitario o de libre". De paisano de Juan Ramón que obtuvo su primer trabajo remunerado en la Agrupación teatral Álvarez Quintero. En 1982, el año que Felipe barrió en las urnas y Karol Woyjtila en las explanadas, Jesús Quintero volvió a Sevilla. Con Cervantes (Paco) como productor, y Calderón (Antonio) como técnico de sonido, puso en marcha El loco de la colina. Primero en Radio Nacional de España; después, en la cadena Ser. "Les tengo que agradecer que me dejaron hacerlo sin publicidad". El teatro Quintero sigue en la calle Cuna. Y Quintero, puro drama, vuelve a la cuna de sus ancestros. Los marineros que se fueron a la mar, que era el morir. Loco que ve su tierra en un cuadro de Picasso o en una faena de Paula.

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