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Sevilla

El Ayuntamiento anuncia un nuevo contrato de limpieza para las 'setas'

Como cualquier tarde de viernes, la terraza del bar de copas Moss está llena de gente. El tiempo acompaña. Al sol se está bien en mangas cortas. Las escaleras de las setas están valladas y no se puede subir a la zona alta. Al otro lado de la plaza hay un furgón de la Unidad de Intervención (UIP) de la Policía Nacional. Parecería la tarde del Jueves Santo si no fuera porque los agentes están más tranquilos y no han sacado esta vez el escudo de protección ni el material antidisturbios.

Junto a la terraza del Moss, mientras los padres ya han pasado del café a la copa de balón, los niños miran al foso, hacia el lucernario del antiquarium. Allí se acumulan miles de cáscaras de pipas, envoltorios de pastelitos, de paquetes de patatas fritas, botellas de agua y latas vacías y deformadas, que cientos de ciudadanos -que lo son aunque no merezcan ser catalogados como tal- han ido arrojando a este lugar como si de una macropapelera se tratara.

Las setas no están limpias. La Encarnación se ha convertido en un paraíso para la hostelería low cost y, como problemas de espacio no hay, los veladores son cada día más. Y raro es el momento en que no están llenos. Cervecerías baratas, pizzerías que venden al taglio, heladerías y kebabs conviven con algunos negocios de copa larga, a los que el bajo coste no parece haber llegado aún. Decenas, cientos de personas desayunan, comen, meriendan o cenan en la plaza. Y eso genera una cantidad de basura importante. Los bares limpian, pero si a un cliente le da por tirar medio bocata al foso del Antiquarium poco pueden hacer.

Las cáscaras de pipas deben llevar ahí, calentándose en el cristal del lucernario, desde Semana Santa. A buen seguro sirvieron para amenizar la espera de los que hicieron de las setas una especie de carrera oficial gratuita. Este espacio pertenece al Antiquarium y, como tal, es competencia del Ayuntamiento y no está dentro de la concesión a la empresa Sacyr, que gestiona el resto de las setas.

La imagen causa vergüenza. Un lugar lleno de basura no es el mejor reclamo para turistas y autóctonos por muy moderno que sea, por mucho que haya reactivado la economía de una zona que estaba muerta y por muy bien aprovechado que esté en una tarde de viernes como la de ayer. La limpieza del lucernario, por tanto, corresponde al Ayuntamiento, que ayer dijo a este periódico que el consejo del ICAS (Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla, del que depende este espacio) aprobó esta semana el nuevo pliego del servicio de limpieza del Antiquarium. Por primera vez, apuntaron las fuentes municipales, se incluye en el contrato esta zona exterior, de forma que tenga un tratamiento periódico y adecuado.

Hasta ahora el problema era que el contrato no incluía este espacio y la limpieza la tenía que encargar de forma puntual el ICAS. Según el Ayuntamiento, así se ha hecho en varias ocasiones en este mandato y se volverá a hacer en breve, antes de que se apruebe el pliego definitivo. Desde luego, falta le hace ya.

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