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Sevilla

El Ayuntamiento negocia la entrada de fondos privados para Santa Catalina

  • El patrocinio de una entidad bancaria permitiría acometer la rehabilitación del templo mudéjar con mayor facilidad · El gobierno ha reservado un millón de euros, pero esta operación podría reducir esta aportación

La mala situación financiera que atraviesan tanto el Ayuntamiento de Sevilla como la Junta de Andalucía da que pensar que la restauración de la iglesia de Santa Catalina, joya del mudéjar, permanecerá en el aire durante mucho tiempo. Al margen del tira y afloja protagonizado por ambas administraciones en los últimos meses, con el arzobispado de por medio, lo cierto es que sólo la llegada de capital privado podría resolver en breve este problema y aportar la liquidez necesaria para iniciar las obras. Sobre todo, ahora que se ha puesto en entredicho la urgencia de las mismas.

Consciente de ello, el Ayuntamiento de Sevilla está negociando la entrada de inversión privada en este proyecto después de que una entidad bancaria haya mostrado su interés por financiar alguna obra importante para la ciudad y mantener vivo con ello su compromiso social con Sevilla, según comentaron a este periódico fuentes municipales. Aunque las conversaciones son todavía embrionarias, el gobierno local pondrá todo su empeño en facilitar esta operación. De hecho, conseguir un patrocinio para la restauración del templo tendría también un efecto positivo para las administraciones, pues la entrada de estos fondos recortarían también las aportaciones públicas e incluso del propio arzobispado.

Este posible patrocinio tiene como antecedente la restauración de la iglesia del Salvador, el segundo templo en importancia de la capital y que fue restaurado gracias a la aportación de las distintas administraciones, la Iglesia y la sociedad civil que se articuló en torno a una plataforma cívica encabezada por el abogado Joaquín Moeckel y el empresario Rafael Álvarez Colunga. La situación de Santa Catalina ha propiciado también el nacimiento de otra plataforma que realiza continuas acciones de protesta, que cuenta con más de 1.600 adhesiones en las redes sociales y que podría sumar un respaldo popular aún mayor al proyecto.

En un primer momento, los informes técnicos que se barajaron cifraban en tres millones de euros la cuantía necesaria para salvar el templo. Santa Catalina se cerró en mayo de 2004, después de la caída de unas tejas que evidenciaron el mal estado del edificio, declarado monumento nacional hace justo ahora cien años. Entre 2009 y 2010 se avanzó algo con el arreglo de las cubiertas, cuyo deterioro estaba provocando la pudrición del artesonado. No obstante, la más costosa será la segunda fase de las obras, que fueron proyectadas en virtud de un informe del arquitecto Francisco Granero. El problema principal, según dicho técnico, era el hundimiento de los pilares de la iglesia entre seis y ocho centímetros, paso previo para restaurar integralmente el templo por dentro, una intervención que mantendrá el inmueble en obras durante al menos dos años.

No obstante, la situación ha dado un giro después de que el Arzobispado asegurara que maneja nuevos datos técnicos que minimizan el riesgo de derrumbe y deterioro de la iglesia. Hasta la fecha, el Ayuntamiento y el Arzobispado se habían comprometido a aportar 1,1 millones y 800.000 euros, respectivamente. La Junta de Andalucía debería completar el coste de la intervención y ya advirtió hace unas semanas a la Iglesia que el gasto tendría que repartirse entre tres, a partes iguales. El alcalde y el arzobispo entonces dijeron que aportarían 2,4 millones entre los dos. Las diferencias políticas han abierto este verano un auténtico debate estéril, un culebrón donde la verdadera situación del templo ha pasado a segundo plano y que, por ahora, sólo ha servido para ganar, o mejor perder, tiempo.

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