Sevilla

Barranca enciende el Pleno

  • Los socialistas exigen su "cese" al alcalde y el gobierno defiende su trabajo y libertad de opinión.

Nunca un Pleno tan corto fue tan intenso. Un solo punto en el orden del día (la presentación por el Defensor del Ciudadano de la memoria de 2013) dio para una sesión marcada por las ausencias, las tiranteces y cinco minutos finales de bronca. José Barranca, el presidente de la comisión de sugerencias y reclamaciones del Ayuntamiento, volvió a ser vetado por los concejales de IU, que antes de marcharse recordaron que siguen en contra de que continúe en su puesto (en alusión a su apoyo en 2006 al general Gonzalo Mena, destituido por el ministro Bono al sugerir la intervención del Ejército en Cataluña) y del "uso" que hace el PP de su oficina. Los socialistas han defendido la misma posición estos tres años, pero este martes participaron por primera vez en este Pleno con un objetivo preferente: poner de manifiesto que la memoria incluye valoraciones personales en contra de la literalidad del reglamento al respecto y en contra del criterio del propio concejal (Javier Landa) del que orgánicamente depende el Defensor.

Barranca defendió la utilidad de sus valoraciones para huir del "frío" de los números. La memoria, efectivamente, incluye críticas al "bloque" que conforman los partidos de la oposición municipal junto con la Junta de Andalucía en contra del gobierno local del PP, al comportamiento de algunos policías locales ("aunque me insulten por ello en la revista del sindicato"), al uso indebido del carril bici, al ruido de los veladores, al coste de la limpieza de las pintadas (240.000 euros al año) y al propio estado de la ciudad: "La ciudad languidece y nuestros representantes están en una bronca diaria, en el desgaste de fuerzas y recursos que lleva a la extenuación y al cansancio de los ciudadanos. Sevilla -continúa la memoria- no puede ser la pandereta de España, pues gracias a los franquiciados del patio de Monipodio, nuestra ciudad es motivo de sorna y burla para España, y vergüenza para los muchos honrados y probos ciudadanos que vivimos y queremos a esta ciudad".

Estas opiniones, que efectivamente aparecen en la memoria, son las que condicionaron el Pleno extraordinario.

El grupo socialista pidió la reprobación del Defensor y su "cese fulminante". El alcalde no intervino en ningún momento. Por el PP lo hizo su portavoz, Juan Bueno, que reprochó a Juan Espadas que quiera ponerle la "mordaza" al Defensor. "Incluso a mí hay opiniones que no me gustan, como las de la Policía Local, pero no trato de callar al Defensor. Pienso y actúo", dijo el también delegado de Seguridad y Movilidad, que insistió a los socialistas en que deben acostumbrarse a oír opiniones que no les gustan. Bueno defendió el trabajo de Barranca, asegurando que desde su llegada a la Defensoría del Ciudadano se ha disparado el número de expedientes tramitados por su oficina.

Juan Espadas se extrañó de que Barranca no hubiera hecho referencia a ninguna queja por el problema de la vivienda. El Defensor le respondió que sólo se habían recibido dos y como consecuencia de la polémica de la Corrala. Los socialistas seguirán sin formar parte de la comisión del Defensor, lo que Barranca lamentó en un segundo turno de intervención en el que sus declaraciones encendieron un Pleno que ya de por sí se presentaba caldeado desde el principio. Barranca trató por su cuenta de hacerse respetar en su turno de palabra ("¡Cállese!", le espetó a una edil) y empleó un lenguaje figurado que rápidamente fue protestado por la oposición socialista.

De la memoria de los expedientes de queja propiamente dichos, las principales denuncias de los sevillanos se refieren a la Agencia Tributaria, la Policía Local y los veladores. El Defensor terminó la sesión con un latinajo (Nihil prius Sevilla) con el que quiso remarcar su independencia: "Nada por encima de Sevilla, ningún interés de ningún partido".

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