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Sevilla

Borbolla, un 'commendatore' con casi treinta años de retraso

  • Recibió del embajador la Encomienda de la República italiana.

  • El reconocimiento se hizo oficial en 1989, presidiendo la Junta.

Borbolla recibe el título de 'commendatore'.

Borbolla recibe el título de 'commendatore'. / Belén Vargas

Un embajador napolitano y un cónsul milanés condecorando a un romano adoptivo. José Rodríguez de la Borbolla (Sevilla, 1947) ha ido 28 veces a Roma. Lo de ayer debió contar como la visita 29. Con casi treinta años de retraso, Stefano Sannino, embajador de Italia en España, le impuso la Encomienda de la República de Italia. "Más que un reconocimiento, es la reparación de una injusticia histórica", dijo el diplomático, que elogió la perseverancia de Carlos Ruiz-Berdejo, cónsul de Italia en Sevilla, para desempolvar un papel de diciembre de 1989.

Hacía un mes que había caído el muro de Berlín pero el mundo ha cambiado tanto desde entonces que parece que por esas fechas también cayó el de Adriano. Borbolla, que tiene la medalla de Andalucía y calle en algunos pueblos -en Palomares del Río, "en Rota hago esquina con el rey Juan Carlos"-, no ocultó su emoción. "Yo a Italia le he dado poco. Ella a mí me ha dado mucho".

Por parte materna, los Camoyán llegan a Cádiz desde Génova, escalas en Malta y Gibraltar. Por parte paterna, su padre le dio a leer con once años un libro de un alemán, Gustav Schalk, titulado Leyendas de los dioses y de los reyes romanos, donde tan bisoño lector asimiló valores como "el amor a la patria, el sentido del honor y de la justicia".

Descontada Sevilla, las ciudades donde más tiempo ha vivido en su vida son, por este orden, Bari, Trieste -donde descubrió el mundo de Claudio Magris-, Roma y Londres. Llegó a Italia por primera vez en 1971, jugaba en la Roma Luis del Sol, que después volvería a la Bética heliopolitana. El commendatore llegó con Gracia, su esposa, rodeado de amigos, y luciendo una corbata inspirada en los colores de la Roma. El equipo que lleva el nombre de esa ciudad, palíndrome de Amor, que recorrió siete veces en Vespa y de la que siempre se siente figurante de películas como Amarcord, Caro diario, La escapada o La gran belleza.

El embajador Sannino visitó la víspera Itálica, "un sueño europeo". Destacó la influencia de Itálica en Roma y en Europa. Tal vez por ello, Rogelio Gómez Trifón, que llegó con Luis Carlos Peris, llevaba unos gemelos hechos a partir de monedas de la ciudad que fundó Escipión el Africano. Borbolla presidió la Asociación de Amigos de Itálica que ahora preside Concha Cobreros, presente en el acto. Acudieron el primer presidente del Parlamento Andaluz, Antonio Ojeda, y el actual, Juan Pablo Durán, María Asunción Milá de Salinas, acompañada por su hijo Miguel. El mayor de la estirpe, Manuel, inaugura exposición en Lisboa, ciudad representada en el acto por el cónsul Jorge Monteiro.

Borbolla evocó estampas italianas como una cena romana con Felipe, Guerra, Bettino Craxis y Nelio Nesi a la que le invitaron "porque yo hablaba italiano", un mitin de Aldo Moro en Bari o las llamadas de teléfono que desde su casa de Sevilla hacía Gino Giugni, redactor del Estatuto de los Trabajadores de Italia, para seguir una crisis de Gobierno que lo convirtió en ministro de Trabajo, la cartera que habían ocupado en España Chaves y Griñán, los continuadores de Borbolla en la presidencia de la Junta.

Borbolla recordó la génesis de esta encomienda. "Yo estaba liquidando, me estaban liquidando, mejor dicho, y recibí una carta de Paco Fernández Ordóñez, ministro de Asuntos Exteriores, notificándome la propuesta de condecoración".

En el consulado se vivió una variante del compromiso histórico, la gran aportación italiana al consenso: Juan Salas Tornero, referente de la patronal, invitaba a su caseta de Feria al socialista Manuel del Valle, que llegó al Ayuntamiento de Sevilla un año antes que Borbolla a la Junta.

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