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Sevilla

Condenado a cinco años el marroquí que mató a un compatriota

  • La Audiencia Provincial de Sevilla recoge en la sentencia que se trató de un homicidio imprudente al seccionarle la yugular con una botella durante una discusión en San Jerónimo.

La Audiencia Provincial de Sevilla ha condenado a cinco años de cárcel por un delito de homicidio por imprudencia al marroquí acusado de matar a un compatriota el 4 de diciembre de 2011 tras seccionarle la yugular con el cuello de una botella de cristal durante una discusión en una zona de discotecas ubicada en el Polígono Estación de San Jerónimo.

Fuentes judiciales han informado de que, tras el veredicto de culpabilidad emitido por un jurado popular, la Audiencia Provincial ha condenado al acusado, S.B., de 20 años de edad, a cinco años de prisión por un delito de homicidio imprudente en concurso ideal con un delito de lesiones, todo ello por unos hechos que fueron calificados inicialmente como asesinato por la Fiscalía. 

Tras el veredicto, la Fiscalía rebajó de 18 a 5 años su petición de cárcel para el imputado, para el que también solicitó que pagara una indemnización de 100.000 euros, mientras que su abogado, Francisco Javier Pérez Castillo, pidió para su cliente tres años y medio de prisión y el pago de 50.000 euros, pues a su juicio concurre la atenuante de confesión de los hechos. 

En la primera sesión del juicio, el imputado aseguró que "no quería" matar a su compatriota y que lo golpeó "sin querer" y de manera "instintiva" después de que la víctima, a la que únicamente conocía "de vista", le propinara un puñetazo por la espalda en la zona del ojo derecho. En su escrito de acusación, el Ministerio Público relata que los hechos tuvieron lugar en la madrugada del día 4 de diciembre de 2011, cuando el acusado se dirigió en compañía de un amigo al citado polígono "con la intención de pasar una noche de fiesta". 

Sobre las 06:00, y tras pasar varias horas en una discoteca de la zona, el imputado decidió salir al exterior de la misma, donde comenzó una discusión "que derivó en riña" con una persona desconocida, momento en el que la víctima intervino para separarlos y sujetó por detrás al acusado, "que se dirigía contra el desconocido esgrimiendo el cuello de una botella de cristal".

En ese momento, ambos cayeron al suelo y el imputado se clavó el cristal en la mano izquierda, que tenía lesionada y vendada, por lo que el desconocido aprovechó para escapar. El imputado, de su lado, se encaró con el fallecido y, "de modo agresivo", le agarró por el cuello, le rompió las cadenas que portaba y le dijo "quítate de en medio que contigo no quiero nada".

"Tras aplacarse los ánimos y en aparente calma", el procesado se dirigió hacia el final de la calle mientras la víctima buscaba las cadenas rotas, que no encontró, por lo que se dirigió hacia el acusado, que portaba el cuello de la botella en un bolsillo del pantalón y un palo, y "se enfrentaron e insultaron mutuamente". Seguidamente, el acusado se marchó del lugar siendo perseguido por la víctima que, tras caer al suelo, se levantó e intentó golpearle, todo ello mientras el imputado "sacaba el cuello de la botella del bolsillo, alzando la misma para agredirle y diciéndole 'déjame que no te quiero hacer nada'".

Otro amigo del acusado sujetó por los brazos en ese momento al finado con el objetivo de "intentar apaciguar los ánimos", tras lo que el imputado, "aprovechando que no se podía defender, de manera súbita y sorpresiva, sacó" del pantalón el cuello de la botella y le propinó un corte mortal de necesidad en la vena yugular derecha. El acusado, "al ver tanta sangre y la entidad de los hechos cometidos", emprendió la huida, siendo detenido en las inmediaciones del lugar por la Policía.

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