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Consulta pública para decidir los usos de la Sala Capitular

  • Monteseirín quiere que los ciudadanos también opinen sobre la restitución de la policromía de la estancia en la que se han celebrado plenos durante 450 años

Cuando a inicios del pasado mandato el alcalde mandó instalar una malla metálica bajo la bóveda de casetones de la Sala Capitular, nada parecía indicar que esta acción podría ser el principio del final de los usos de esta magna estancia que durante los últimos 450 años ha acogido de modo continuado la celebración de los plenos municipales.

La voz del pueblo, a través de quienes debieran ser sus legítimos representantes en los concejos y corporaciones, ha tenido cabida durante más de cuatro siglos en una sala de planta rectangular tallada en piedra erigida cuando Sevilla era punto de referencia del Imperio de Carlos V. Diego de Riaño proyectó en ella el emporio político y económico que vivía la capital a través de grecas, medallones y grutescos dedicados a la Iglesia, el Estado, la Virtudes Teologales y Cardinales, de un lado, y la Heráldica y la Mitología, de otro, y una bóveda de casetones dedicados a 36 monarcas castellanos y leoneses reinantes entre 866 y 1556 donde se aprecia la firma de Roque Balduque.

Ése ha sido el marco de los plenos, incluso después de que la constructora Bellido instalara una malla metálica bajo la techumbre tras detectarse los primeros desprendimientos. Un análisis de urgencia dio la voz de alarma, y la sala quedó expedita a final de mandato pendiente de intervención trasladándose las bancadas de los grupos políticos al Salón Colón, donde se celebran desde entonces las sesiones plenarias.

La humedad y las temperaturas derivadas de la concentración de personas han acelerado el efecto destructor de las sales de la piedra hasta que un grupo técnico encabezado por el conservador del Alcázar, José María Cabeza, y la arquitecta Dolores Robador ha frenado la degradación.

Un presupuesto que superaba los 165.000 euros y nueve meses de trabajo han devuelto la sala a sus orígenes. O casi, porque aún se puede avanzar un paso más: restablecer la policromía que decoraba la piedra desnuda cuando se estrenó en la primera mitad del s. XVI y que ha sido rigurosamente recreada por los expertos a raíz de los restos sacados ahora a la luz. Pan de oro, azules, negros, verdes y estucos en el resto de la gama cromática protegían la cantería de la Sala Capitular.

En este punto, ayer, llegó la duda del alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín: “¿Qué debemos hacer ahora? ¿Dejarla como ésta? ¿Recuperar la policromía?”. Y una pregunta más sobre sus usos futuros: “¿Debemos poner fin a 450 años de plenos en esta sala para salvaguardarla de futuros daños como aconsejan los expertos o, por el contrario, seguir dándole el uso para la que fue concebida?”. El regidor abrió ayer una consulta pública y pidió el envío de opiniones ciudadanas al correo electrónico del Alcázar –alcaide@patronato-alcazarsevilla.es– con la idea de que el proceso participativo termine con el año. La Sala Capitular será abierta al público en visitas programadas “para que la gente pueda opinar”, una opinión que, para Monteseirín, se decanta por su reserva para “momentos extraordinarios, protocolariamente hablando”.

Respuestas a: alcaide@patronato-alcazarsevilla.es

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