FERIA Toros en Sevilla hoy en directo | Morante, Castella y Rufo en la Maestranza

Obituario

Despedida a Tomás Charlo, médico humanista y pionero

  • El prestigioso cirujano falleció este jueves en Sevilla a los 82 años. Maestro de decenas de promociones, fue un adelantado en las técnicas de laparoscopia. La genialidad y su sentido del humor llenó todas las esferas de su vida.

Último adiós a un médico y una persona excepcional. El doctor Tomás Charlo Dupont falleció ayer en Sevilla a los 82 años de edad. La genialidad llenó la vida del doctor Charlo Dupont, tanto en su esfera como cirujano y maestro como en su vida social y familiar. Dicen los que conocieron a Tomás Charlo que fue un médico muy exigente y un gran humanista. Como especialista visionario, fue un cirujano adelantado a su tiempo que formó a muchos jóvenes galenos en una de las técnicas quirúrgicas más aplaudidas desde hace décadas, la laparoscopia, que aporta más seguridad y una pronta recuperación a los pacientes, frente a la llamada cirugía tradicional o convencional.

Estudió Medicina en Sevilla superando las enormes dificultades que supuso la posguerra. Su fructífera trayectoria permanece viva en varias generaciones de médicos que acudieron a sus clases magistrales. En su faceta como docente, Tomás Charlo ejerció como profesor titular de Patología Quirúrgica desde los años 60 hasta su jubilación, dirigió más de 60 tesis doctorales, publicó más de cien artículos en revistas especializadas de impacto internacional y organizó hasta 600 conferencias.

En su ejercicio de la Medicina, ocupó cargos de gran responsabilidad y fue reconocido en foros internacionales como una figura de prestigio en el ámbito de la Cirugía en España. En 1971 fue nombrado jefe del departamento de Cirugía y Oftalmología del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, buque insignia de la sanidad pública andaluza y centro pionero en cirugía laparoscópica. El doctor Charlo completó su formación en países extranjeros, concretamente en el Queen Elizabeth Hospital de Birmingham (Inglaterra), en la Universidad de Washington (EEUU) y en otros centros de Francia y Alemania.

Ocupó la presidencia de varias sociedades científicas como la Asociación Andaluza de Patología Digestiva y la Asociación Española de Patología Digestiva. También fue vicepresidente de la Sociedad Española de Cirujanos, miembro de comités ejecutivos de la Sociedad Española de Cirujanos y de la Sociedad Española contra el Cáncer, de la Asociación Europea de Profesores de Cirugía y de otras entidades científicas internacionales. Entre los reconocimientos que recibió destacan la Medalla al Mérito Quirúrgico de la Fuerza Aérea de Estados Unidos y la Medalla de Oro y miembro de honor de la Sociedad Española de Patología Digestiva. Su dedicación y humanidad hacia a los enfermos le caracterizó durante toda su trayectoria como médico vocacional. "Son muchas las personas humildes que hablan de cómo salvó a un hijo o a algún pariente cercano sabiendo que no podía cobrar por ello debido a la escasez de recursos de los familiares del paciente en cuestión", recuerdan sus allegados. "Para él nunca hubo horas para atender a sus pacientes", añaden.

El humor inglés que lo acompañó toda su vida es recordado por sus allegados y amigos como uno de los rasgos más geniales de su personalidad. Solía decir: "¡Ya estamos en Marqués de Paradas!", para despedirse al término de una cena, una boda o un encuentro de amigos, recordaron ayer emocionados sus familiares.

Charlo Dupont fue un padre y esposo ejemplar en sus dos matrimonios, el primero con María Teresa Molina Orta, que falleció a los 34 años dejando cinco hijos, Tomás, Rodrigo, María Teresa, Javier y María José; y el segundo con María de los Ángeles Gómez Argüelles, con la que tenía dos hijos más, Ramón y Alfonso.

El doctor residía en Marqués de Paradas. En la última etapa de su vida no perdió su humor tan característico, pese a la enfermedad. Su gran entusiasmo por conocer mundo le llevó a recorrerlo y son pocos los países que no llegó a visitar, siempre acompañado por su mujer, María Ángeles, y un entrañable grupo de amigos, entre ellos Ramón Vila, Ramón Mellado, Venancio Rodríguez-Briz y Julián Sánchez-Arroyo.

Gran amigo de sus amigos, entre ellos reconocidos médicos como el traumatólogo Andrés Carranza y los doctores Agustín del Valle y Benjamín Narbona, le gustaba disfrutar de las costumbres de Sevilla y no se perdía una Feria de Abril, recuerdan sus seres queridos. En su caseta, con sus cuñados Javier y Federico Molina, Fernando Parra, Ricardo Mena, Miguel Corbacho y Manuel Pumar, pasaba esos buenos ratos en el albero de Los Remedios.

Entre sus aficiones destaca su interés por las labores del campo y la agricultura. Siempre buscaba estar rodeado de los suyos, de sus 17 nietos, que le hacían cambiar el semblante y transformarse en una tierna sonrisa cada vez que uno de ellos se le acercaba.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios