Calle rioja

La Hispanidad de los boticarios

  • Con receta. Manuel Machuca y Reyes García-Doncel son dos de los 17 autores de un libro de relatos de farmacéuticos latinoamericanos que se presenta el próximo viernes enToledo.

CON la muerte de Carmen Balcells, el boom latinoamericano ha pasado de los escritores a los farmacéuticos. En el IX Congreso Nacional de Atención Farmacéutica que el viernes se celebra en Toledo, se presentará una antología de relatos, Hidra Verde, con una particularidad: todos están escritos por farmacéuticos latinoamericanos. 17 boticarios de siete países: cinco españoles, tres mexicanos, tres argentinos, dos uruguayas, dos colombianos, una chilena y una de Costa Rica. El último grito de la Hispanidad.

Reyes García-Doncel (Cádiz, 1957) y Manuel Machuca (Sevilla, 1963), son dos de los 17 participantes en esta antología. Manuel es farmacéuticos de bata, titular de la farmacia de Marqués de Pickman que fundó su madre y celebró el año pasado sus bodas de oro; Reyes es de bota: de la segunda promoción de Sevilla, intentó abrir una farmacia en Lora del Río, su primer destino como docente, pero las trabas que le pusieron y posteriores traslados a San José de la Rinconada y a Sevilla la hicieron desistir. En la actualidad es profesora de Biología y Geología en el instituto Fernando de Herrera.

De bota y de bata, pero complementarios. Machuca es el auténtico promotor de la iniciativa que verá la luz en una editorial aragonesa, Tropo, que le rechazó su primera novela, Aquel viernes de julio. No le costó mucho trabajo buscar a esta generación transoceánica. Por razones profesionales, cruza el charco cinco o seis veces al año desde hace tres lustros. Conoce casi todo el continente con excepciones como Cuba, el único país de Latinaomérica que ha visitado Reyes García-Doncel, al que viajó de consorte acompañando a su marido en un viaje de intercambio entre Escuelas de Arquitectura.

García-Doncel fue profesora en el instituto Julio Verne, de Pino Montano, y La vuelta al mundo en ochenta días es el primer libro que leyó en su infancia Manuel Machuca. Aunque la cita es en su farmacia, se conocieron antes por la literatura que por la farmacopea. Les presentó Germán, compañero de carrera de Machuca, de claustro de profesores de Reyes en el Herrera.

Los dos tienen una trayectoria similar. Formados en diferentes talleres de escritura, Machuca se estrenó como novelista con Aquel viernes de julio, una historia ambientada en la Sevilla de la guerra civil; García-Doncel, con Sin noticias de Acuario, una sátira despiadada del universo de las sectas. Los dos dieron el paso de la segunda novela: en El guacamayo rojo, Machuca sigue la pista de una pariente lejana que llegó de Brasil; No soporto tu luz está basada en un caso real de mobbing en un instituto.

Machuca viaja a Toledo como farmacéutico y Reyes como escritora. Alguna ventaja debía encontrar en los problemas que tuvo para conseguir una farmacia. Su compañero de antología colecciona belenes y cajas de aspirinas de todo el mundo. En sus respectivos relatos, ambos inciden en notas autobiográficas.

En Volver, el relato de Machuca, el farmacéutico vuelve a la calle Gerona, cerca de El Rinconcillo, donde transcurrió su infancia, e imagina la historia de alguien que ve el cartel de Se alquila en la casa donde nació y decide iniciar un inquietante viaje al pasado. Dos de los hijos de Reyes García-Doncel, como tantos de su generación, tuvieron que emigrar. Reyes, la hija, trabaja en diseño de vestuario para artes escénicas en Edimburgo. Carlos era en Sevilla árbitro de fútbol, "llegó a ser linier en partidos de Tercera", y está en la misma ciudad escocesa haciendo un grado superior de Deporte que se costea con su trabajo de kitchen-parter, meter y sacar la vajilla de un fregaplatos. Esta emigración familiar en la que su madre tendría argumento para otra novela, "allí las casas son provisionales, los amores son provisionales, el trabajo les dura una semana", le ha servido para situar el relato Intercambios.com. Una historia propia de Woody Allen en la que dos matrimonios, uno de Cádiz y otro de Edimburgo, "se intercambian las casas por internet".

Como todos los viernes, el de la última semana, Luis Andújar, librero de viejo, se acercó desde su puesto de venta ambulante del mercadillo de la ronda del Tamarguillo con un nuevo ejemplar para la Bibliobotica de la farmacia. "La novela me liberó", dice García-Doncel de su historia del mobbing. "La literatura es sanadora; independientemente de que seamos farmacéuticos, escribir y leer te ayuda".

Machuca está releyendo Madame Bovary, para gloria de Monsieur Homais, el boticario más reconocido de la literatura universal. "Pero una regla de los relatos", dice Machuca, "es que no traten historias de farmacia, son muy aburridas. Sí valen los guiños". "Por ejemplo, en el mío", explica Reyes, "la mujer del matrimonio gaditano es farmacéutica". Esposa de un abogado con incontinencia verbal. La profesora de Biología está leyendo Los detectives salvajes, del chileno Roberto Bolaño y ha releído Crónicas marcianas, de Ray Bradbury. En su tercera novela, se decanta por la ciencia-ficción. Machuca también anda metido en su tercera novela. Además de Flaubert, ha descubierto la poesía de Braulio Ortiz Poole, redactor de Diario de Sevilla, y para un taller gastroliterario repasa Los cien últimos días de Jandra Herten, de la editorial sevillana McLein y Parker. Sus vástagos podían darle historias: Alfonso hizo Bellas Artes, Ignacio estudia Periodismo y Carmen ha sido campeona de Andalucía de remo olímpico.

Completan la antología los mexicanos Miguel Ángel Santos, Sofía Pérez y Magdalena Vázquez; los argentinos Marcela Fontana, Luciana Parisia y Judith Rebullida; las uruguayas Amparo de la Peña y Ana Inés García; los colombianos Jaime A. Hincapié y Gustavo Villegas; la chilena Gabriela García, el costarricense Ronny Vargas; Rafael García, de Málaga y Pedro Santos y Mariano Madurga, de Madrid.

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