FERIA Toros en Sevilla hoy en directo | Morante, Castella y Rufo en la Maestranza

Plaza Nueva · José Villa

"No iban a detenerme por comunista, sino por yonqui"

  • Concejal comunista entre 1979 y 1983, vivió la crisis del tripartito cuando Uruñuela cerró el centro de planificación familiar Los Naranjos. Dirigió el ‘pabellón’ de Sevilla con el duque de Alba como comisario

José Villa.

José Villa. / M.J. López

Fue concejal comunista con el alcalde Luis Uruñuela; amigo y colaborador de Manuel del Valle; y, como mano derecha de Jesús Aguirre en la comisaría de Sevilla, tropezó con Alejandro Rojas-Marcos. José Villa (Sevilla, 1940) es autor de un estudio sobre las municipales de 1931.

–Gracias a usted, Carlos Marx está en el callejero, en Amate...

–Era delegado del distrito VII, un distrito combativo que era conocido como el Séptimo de Caballería.

–Es el mismo distrito donde se abrió el centro de Planificación Familiar Los Naranjos...                  

–Cuando yo entré por José Antonio Nieto en el Ayuntamiento, ya estaba en funcionamiento. Empezó con Amparo Rubiales y asesoría médica de José María Bedoya.

–Fue el padre de miles de sevillanos...

–Mi primera hija, Sonia, nace en Suiza, yo estaba con una beca de la OCDE en la Universidad de Ginebra. Raquel y José Luis nacen en Sevilla, atendida mi mujer por Bedoya. Mari Carmen era negativa y yo positivo, habían pasado cuatro años entre un embarazo y otro, y Bedoya me sugirió que me hiciera análisis de sangre. Trabajaba en Badajoz y cada quince días venía a sacarme sangre. No me iban a detener por comunista sino por yonqui, de los pinchazos.

–¿En su etapa con Jesús Aguirre padeció a Rojas-Marcos?

–Rojas-Marcos y yo somos de la misma promoción de Derecho. Cuando nos ficha la Social en la Feria de 1961, Alejandro era asesor del gobernador civil Hermenegildo Altozano Moraleda. El problema con él surge cuando dio marcha atrás a la cesión de las piezas del tesoro del Carambolo al joyero Jesús Yanes para su reproducción por una cuestión de desconfianza. Las piezas iban a ser depositadas en un coche blindado en la puerta del Ayuntamiento, con un seguro de mil millones de pesetas. Fue una falta de consideración con Jesús Aguirre.

–¿Ningunearon al duque de Alba como Cela en la Academia?

–Absolutamente. Si alguien ha pasado por la ciudad, incluidos todos los sevillanos, y ha trabajado con tanta brillantez, repercusión internacional y coste cero ha sido Jesús Aguirre. Cuando dimitió, porque dejó claro que no fue cesado porque cesar era un verbo intransitivo, había un superavit de ocho ó diez millones de pesetas.

–¿Conoció a Cayetana?

–Es una de las mujeres más inteligentes que he conocido, y subrayo lo de inteligente.

–¿Había morbo en el tándem de un duque que había sido cura y un ex concejal comunista?

–No hay tanta diferencia entre un comunista y un cura de verdad.

–Ha escrito que “por Sevilla fue tan conquistador como el Alba de los Países Bajos”.

–A ella no le perdonaron que no se casara con alguien de la aristocracia sevillana, sino con uno de fuera que había sido cura y tenía ese conocimiento enciclopédico. Le mejor propaganda que he visto hacer nunca de Sevilla fue la conferencia que dio en Niza sobre los mitos de Sevilla. Citaba a Schiller en alemán, a Shakespeare en inglés, a Bizet en francés, a Dante y Petrarca en italiano y a un obispo que había en el público en latín.

–¿El tesoro del Carambolo sigue siendo asignatura pendiente?

–Entre los proyectos que no salieron están el monumento a Cernuda en Molviedro y el de donJuan Tenorio mirando al río.

–¿Su balance de concejal?

–Muy bueno. El único conflicto fue cuando Uruñuela decide cerrar en 1981 el centro de planificación familiar porque le pudo, digámoslo delicadamente, la repercusión en la Sevilla tradicional.

–¿Se equivocó el PSOE de candidato en 1991?

–La designación de Luis Yáñez fue un error político y personal. El candidato natural era Manuel del Valle, en el PSOE no le dejaron.

–¿En qué barrio se cría?

–En San Román. Yo soy agnóstico, pero hay una tendencia natural del ser humano. Veíamos salir a los Gitanos y mi madre nos enseñó a verlo por la calle. Una vez, el Cristo en Almirante Apodaca, la Virgen por San Pedro, un hombre muy bebido salió de un bar, plantó la mesa de un velador delante del Cristo, puso una silla, se subió y empezó a cantarle en la expresión popular de cómo el ser humano necesita de alguien que lo abrigue, que lo arrope en la desgracia.

–¿Compartía devoción con la duquesa de Alba?

–Yo he visto a los Gitanos en los años 50 con la banda de la Guardia Civil. En la Semana Santa de 1980 dijimos que no íbamos a presidir los palcos en las procesiones. Me vio un periodista y le dije que yo no presidía, que era comunista y por eso mismo me interesaba lo que pudiera sentir y querer mi pueblo, del que yo formo parte. Todos los años, esté donde esté, voy a ver a la Virgen de los Reyes.

–¿Último viaje?

–Por el Románico palentino.

–¿Los dominios de Carande?

–Lo hicimos hijo adoptivo de Sevilla. Fernández Floranes y yo fuimos a recoger a don Ramón a su casa en la calle Álvarez Quintero.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios