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Manuel Otero Alvarado

Leer el 'Ulises' con música de Verdi

  • Bloomsday en el pub irlandés del hotel, Corpus, proclamación del nuevo rey, al que saludó en la Zarzuela, y llegada del verano, ciclo de temporada baja

CUANDO se celebró el Mundial de España 82, Manuel Otero Alvarado (Sevilla, 1965) tenía 16 años. "Recuerdo el salón lleno de periodistas brasileños, el ruido de los télex. Eran periodistas tifossis". Cronistas de las hazañas de Zico y de Sócrates, de Junior y Toninho Cerezo, cuando Brasil era Brasil y Sevilla Curitiba.

Otro recuerdo imborrable del adolescente es un partido de semifinales en Nervión con sus padres, Manuel Otero Luna y María Teresa Alvarado. Metáfora de la Europa común. Los dueños del Inglaterra viendo el Alemania-Francia en el Mundial de España. Veinte años después, el mismo día que los periódicos informaban del triunfo de Brasil -el de Ronaldo- en el Mundial asiático de 2002, venía en portada la noticia de la muerte de Otero Luna.

"Yo trabajo en su despacho, acompañado por el mismo crucificado que según Diego Angulo Íñiguez, amigo de mi padre y cliente del hotel, era de un discípulo de Zurbarán". En el despacho que fue de su padre, hay una foto de Otero Alvarado saludando a quien desde el próximo jueves será Felipe VI. "Es una de las dos veces que he ido a la Zarzuela. Iba como miembro de la Confederación Española de Hostelería". Símbolo del relevo generacional. "Las fotos de mi padre con su padre, con el rey Juan Carlos, las guarda mi madre".

La sucesión en su caso fue más temprana. "En 1993, después de la Expo, me hice cargo de la dirección del hotel. Pero pasé por todo el escalafón. Estuve dos veranos en cocina, trabajé en la lavandería, en el almacén, lo que se llama el economato. Y tres años de recepcionista en el mostrador, con el traje negro y el pantalón de rayas". Fundado en 1857 por los hermanos Carrère, de nacionalidad francesa, seis años después recibió una visita muy especial.

La música de Giuseppe Verdi ha sonado estos días en la obra de Albert Boadella que ha pasado por el Lope de Vega, El Pimiento Verdi, o por la película Viva la Libertad, nueva exhibición artística de Tony Servillo. En marzo de 1863 pernoctó en lo que entonces se llamaba Fonda Inglaterra y colocaron la placa en 2001, en el centenario de su muerte.

En clave mundialista, el España-Holanda del viernes se vio eclipsado por otro partido. Manuel Otero IV, su único hijo varón, el hermano de Dalia y María, ha cumplido 14 años. "La celebración fue una fiesta de cumpleaños de diez amigos de su edad que jugaron un Sevilla-Betis". Padre sevillista, hijo bético -"creció en ambiente hostil", bromea-, en la víspera del Bloomsday, que mañana celebran los lectores del Ulises de Joyce, cuenta la historia del pub irlandés.

"Cuando la Guinness era propietaria de Cruzcampo, diseñó un proyecto de pubs irlandeses. De los casi mil que montó por todo el mundo, el del hotel fue el número 25. Los materiales los bajaron de un camión los mismos carpinteros que montaron el de Génova". Otero Alvarado, hijo y nieto de directores del Hotel Inglaterra, ha dejado a medio leer Juego de tronos. "Me gusta la serie, pero no pude con el libro".

Un hotel es la promesa de un mundo mejor, dice Paul Auster. Una plataforma para conocer la ciudad y pasear por ella. "Antiguamente, los clientes cogían guías. Ahora sólo existen para grupos. Lo que sí está teniendo mucho éxito son unas audioguías que te llevan por la ciudad con unas gafas que te muestran imágenes de la Sevilla antigua".

Hay una Sevilla menos antigua, pero ya desaparecida. Recuerdos de adolescencia. "Yo cogía el 19 en la plaza Nueva para ir al Colegio Claret. A veces, el Betis entrenaba en el colegio. Conseguimos entradas para ver el España-Malta". Aquella goleada que fue otro duelo indirecto contra Holanda, que se quedó fuera de la Eurocopa de Francia.

Hizo la mili en Tablada y el COU en Oxford. Pasó dos veranos en Heidelberg, en la casa de un amigo alemán. Primer varón después de un repóquer de hermanas: María Teresa, Ana, Marta, Cecilia y Mamen. Después de él completaron la saga Fernando y Gema, que se encarga de insertar el hotel en las redes sociales. Bloomsday, Corpus, proclamación real y verano, "que aquí es temporada baja". Durante diez años se asoció con el galerista Pepe Cobo en el proyecto Hotel y Arte, que dejó como secuela el restaurante La Galería. No lleva mal la leyenda mexicana, tan lejos de Dios -no tanto, véase la Giralda- y tan cerca del Ayuntamiento.

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