Sevilla

Misión imposible: aparcar en la Cartuja

  • A diario las aceras del parque tecnológico son invadidas ante la falta de plazas de estacionamiento.

Aparcar en la Cartuja

Cada mañana miles de trabajadores y estudiantes se dirigen a la Isla de Cartuja para cumplir con sus obligaciones. Allí se encuentran con un territorio pequeño para el gran volumen de coches que se desplazan. Encontrar aparcamiento se convierte en una difícil tarea que algunos conductores resuelven con imaginación.

Aceras, esquinas, soportales o zonas verdes son aprovechadas al máximo convirtiendo las calles del parque tecnológico en un laberinto de matrículas y retrovisores. Las líneas amarillas que prohíben aparcar junto a ellas parecen volverse invisible y la segunda fila en ciertas vías es tan extensa y organizada que incluso hace parecer que los vehículos mal estacionados son los que están en batería.

La circulación de coches por zonas que no están preparadas para ello provoca desperfectos y deja huellas de neumáticos en el suelo, aparte de dificultar el paso de los peatones. Las peculiaridades de la Cartuja al ser un lugar de trabajo sin viviendas y casi sin pequeños comercios permiten diariamente esta aparente desorganización que se construye en torno a lo que fue la Exposición Universal de 1992. Precisamente alguno de sus edificios, como las estaciones de las telecabinas, son también aprovechados como parking.

Este fenómeno, que también se da en otras zonas de la Cartuja durante los fines de semana por las discotecas y los conciertos, tiene como principal enemigo al bolardo. La distribución de pequeños y duros elementos arquitectónicos suele servir de límite y de impedimento para acceder a muchas zonas que, a buen seguro, serían también ocupadas por coches si no estuvieran presentes. Su importancia ha hecho que se observen en todo tipo de colores y formas: triangulares, cilíndricos o esféricos; y negros, azules o blancos.

Esta amalgama descontrolada de vehículos que agudiza el ingenio de muchos sevillanos cada mañana aumenta la singularidad de esta área perteneciente al Distrito Triana. El 25º aniversario de la Exposición Universal ha reivindicado a la Cartuja como escenario cultural, pero la realidad diaria es otra. Los pabellones de países han pasado a manos de empresas e instituciones y las calles por donde pasearon miles de ciudadanos de todo el mundo ahora son ocupadas por vehículos de marcas de todo el mundo.

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