Sevilla

La Semana del año con más Jueves

  • El zoco más antiguo de Europa es el termómetro de una calle por la que salen, pasan o vuelven una decena de cofradías.

DEL Domingo de Ramos al de Resurrección, la Pasión se vive sin salir de la calle Feria. Si el jueves es el día que la calle donde nació Belmonte se viste de gala, la Semana Santa es la que más Jueves tiene, guiño para Chesterton, autor de culto del librero Luis Andújar, lectura obligada para cristianos con complejos y para agnósticos con prejuicios. En Semana Santa se consuma el homenaje que Lola Domínguez le hizo al fuego de Cortázar con un titular impagable: Todos los jueves el Jueves.

La calle Feria es una Semana Santa a escala: un dédalo de tiempo y espacio, mágicas coordenadas que se pueden subdividir en un sinfín de fotogramas. Valga un recorrido el jueves pasado por este museo de cosas y gentes que tanto impresionó cuando estuvo en Sevilla a mr. Huttington, el fundador del Hispanic Society de Nueva York.

Las dos fiestas que llenarán la primavera aparecen hermanadas por estos rincones. Sendos azulejos, uno en la Macarena, otro en el real de la Feria, que realizó para la calentería La Esperanza uno de sus clientes, Ernesto Fraile, que tenía una floristería en Relator. La calle por la que el Domingo de Ramos aparecen los nazarenos de la Hiniesta y el de Resurrección del Resucitado. No dividen, multiplican y el transgresor -el cartel de fiestas primaverales de Rafa Iglesias en el escaparate de Marcelo Culasso- se adocena en clasicismo; mientras que el clásico de antaño -foto de Serafín de penitentes de los Estudiantes con los andamios de la portada de la Feria del Prado que se puede ver en la Encarnación- se reivindica como estampa vanguardista de puro expresionismo.

El domingo cambian la hora. En la calentería de Joaquín, padre e hijo, el hueco de Pepita, otro cliente, José Luis Tirado, cineasta, diseñó un reloj ¡que funciona! hecho con una rueda de papas. La cuadratura del círculo de un geómetra del perol.

Mucha gente en la puerta de Ómnium Sanctórum. No es un ensayo de los Javieres. El jueves fue el penúltimo día de campaña y pasó por allí la caravana electoral del Partido Andalucista. Desde Peris Mencheta, donde se recomienda colocarse para ver la salida de Gracia y Amparo, Lole Montoya contemplaba la escena. Trajes de gitana en la puerta de la capilla de Montesión.

Javier Queraltó fotografía la abigarrada parroquia de Casa Vizcaíno. El arquitecto que fue concejal el equivalente a dos mandatos del Consejo no habrá reparado en que fuera del objetivo de su cámara está Benito Moreno, pintor, cantautor, bretón consorte, hermano del Silencio. Por la zona de Castellar se acerca José Víctor Rodríguez, el sumando de Vittorio & Luccino. Feria es una pasarela donde los parias caminan como marqueses y las mujeres como ya dejó escrito el poeta y cónsul Joao Cabral de Melo Neto.

Cinco euros, dos volúmenes de pregones de Semana Santa. Es la última oferta. Es una colección que editó el Monte. Desde el de Federico García Sanchis en 1939. Último año de guerra. En la Encarnación hay fotos de posguerra: una impresionante de Serrano de un costalero de la Amargura con un paquete de Ideales.

Joaquín Caro Romero viene todos los jueves al Jueves. Fue pregonero de la Semana Santa de 2000. Sin comentarios. No se lleva el libro de pregones. Huye de las novelas cofrades y los ripios pregoneriles "de gente que se cree que Blas de Otero fue un portero de fútbol". Le compra al librero, módica ganga, tres volúmenes ajados de obras completas. A uno de ellos, de Pearl S. Buck, el librero lo rebautiza. "El de Bud Spencer le va a gustar".

Carmelo Preciado, cura burgalés, carmelita, pasea por el Jueves antes de que se recree la Pasión con túnicas de la Hiniesta y la Amargura el Domingo de Ramos; de los Javieres el Martes Santo; del Carmen Doloros, el Miércoles Santo; de Montesión, el Jueves Santo; de la Macarena, la Madrugada y cerca los Gitanos; por calles colindantes, vísperas de albricias, la Mortaja el Viernes Santo y los Servitas el Sábado.

En el escaparate de Padilla hay un libro dedicado a Rodríguez-Buzón. No es el pregonero, Manuel, que salió a hombros. Es su sobrino, Antonio, que dinamizó la vida cultural de la ciudad en el Monte que editó los pregones. De Feria a la Encarnación. Fortaleza y Mercado, con Ramón Carande.

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