Puntadas con hilo

Sevilla no es Venecia

  • La capital está de moda, un protagonismo reconocido fuera y que dentro de la ciudad nadie debería despreciar

El delegado Antonio Muñoz conversa con el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, en Fitur.

El delegado Antonio Muñoz conversa con el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, en Fitur. / M. G.

Si hay un tema que resuena en el ambiente cuando está a punto de clausurarse la Feria Internacional del Turismo de Madrid (Fitur), éste no es el de la saturación o no del sector en Sevilla. La reflexión que lanzaron algunos empresarios sevillanos en puertas de este evento parece más que desacertada, podría decirse que destila miopía empresarial y, aunque ya ha sido convenientemente matizada, ha dejado un poso desagradable que sigue alimentando al sector más rancio de una ciudad que, quiera o no verlo, vive en gran parte del turismo. Ahora bien, ¿de qué tipo de turismo? se preguntarán algunos. Ése es otro debate que, desde luego, no se puede resumir en la simplona afirmación de que en Sevilla no caben más turistas.

Sevilla no es Venecia, donde la saturación sí que supone ya un gravísimo problema. Y es más, Sevilla es una ciudad que está haciendo muy bien sus deberes en esta materia, por lo que hay que felicitar a todo el sector y, sería injusto dejarlos fuera, a los responsables de las administraciones pública implicadas en este asunto, con el Ayuntamiento a la cabeza. De Fitur, han regresado con varias citas bajo el brazo: un congreso de agencias de viajes británicas y otro evento importante, la asamblea de la EOTA, un asociación europea de técnicos turísticos. Eso, al margen del impacto económico que este tipo de encuentros tiene para la ciudad, garantiza que se siga hablando de Sevilla en el sector.

Todo el que se haya paseado estos días por Fitur ha podido comprobar el enorme protagonismo de la ciudad que, dicho sea de paso, no se corresponde con el tamaño y la posición del stand que la representa. Quizás deberían tomar nota algunos, aunque sacar a Sevilla del pabellón andaluz generaría un debate político tan intenso como, tal vez, innecesario, pues Sevilla se vende muy bien por sí sola. Y esto no quiere decir que no se necesite todo el trabajo que hay detrás, sino que quienes la representan lo están haciendo bien.

Y en tan buena posición está actualmente la ciudad que hay quien la compara con Barcelona, ahora que la ciudad condal está en horas bajas, y la ponen como uno de los referentes turísticos español en el mundo. La marca Sevilla está más fuerte que nunca y eso lo demuestran los reconocimientos internacionales que recibe: el mayor en los últimos meses es la designación por Lonely Planet como la mejor ciudad para visitar en 2018.

Es el momento de consolidar este buen momento que vive Sevilla, y es ahora cuando nadie debería recrearse en la Sevilla eterna. Y por ello los debates sobre si sobran o no turistas están fuera de lugar. Sevilla ha puesto el foco este año en buenos argumentos de ventas, como son siempre la Bienal de Flamenco y el Año Murillo, sí un año más, y ha continuado con su agresiva campaña con las aerolíneas ahora que la capital cuenta con más conexiones aéreas que nunca, más incluso que en el 92. El turismo internacional está creciendo mucho y eso siempre da prestigio a la marca, pero hay que ponerse también las gafas de cerca. El turismo nacional, el pilar fundamental, debe seguir aumentando y ello justifica los acuerdos firmados estos días en Fitur con ciudades como Valladolid o Valencia, unidas además a Sevilla por avión y AVE.

La debilidad que ahora mismo presenta Barcelona lamentablemente propicia también el auge de ciudades bien posicionadas y con marcas fuertes como Sevilla. Y no es que nadie se alegre de las desgracias ajenas, pero no aprovechar la oportunidad sería también de miopes en una ciudad que, con independencia de la citada coyuntura, está creciendo por méritos propios, aunque algunos se empeñen en buscar el lado negativo.

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