Mazazo o una prueba de la imprecisión de la Encuesta de Población Activa a medida que se reduce el tamaño de la muestra analizada. O ambas cosas a la vez. El caso es que los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística constituyen un jarro de agua fría a las expectativas que generó la última encuesta correspondiente a 2010. El paro aumentó en 20.600 personas hasta situarse en el récord histórico de 244.500 personas. Es la cifra más alta desde que se comenzó a elaborar esta estadística en 1976. Además, Sevilla destruyó en el primer trimestre del año casi 9.000 empleos, lo que equivale a un tercio de los puestos de trabajo que que se generaron en el tramo final de 2010. 

La tasa de desempleo, que compara el número total de parados con el conjunto de la población activa -los que trabajan y los que buscan trabajo, descartando amas de casa, jubilados o estudiantes- permite una comparación histórica más precisa. En el primer trimestre del año se elevó al 26,8%, el peor dato desde el estallido de la crisis. Sin embargo, todavía está lejos de las cotas marcadas a principios de la década de los ochenta y tras la crisis de 1993, cuando el desempleo superó con holgura el 30% en Sevilla. No obstante, más de 73.000 hogares -de un total de 658.700- cuentan con todos sus miembros activos en el paro. 

El primer trimestre del año es tradicionalmente negativo para el mercado laboral, debido a la finalización de los contratos navideños del sector servicios y de campañas agrícolas como la aceituna -que es la que genera más jornales de todo el año-. Con una Semana Santa tardía, las contrataciones del sector hostelero no se han reflejado en esta encuesta, lo que explica que la mitad de los nuevos desempleados provengan de los servicios, que mantienen una tasa de paro del 12,5%, muy por debajo de la media. La agricultura perdió 5.000 ocupados y añadió 6.000 desempleados al cómputo global, registrando una tasa de paro del 40,3%, tres puntos superior a la del primer trimestre de 2010. El dato más preocupante es el de la industria, un sector que se había mantenido más refractario a la escalada del desempleo en comparación con el resto. El número de desempleados creció casi un 60% en un trimestre y su tasa de paro se situó en el 12,4%, cuatro puntos más que en el último trimestre del año. En cambio, la construcción ha tocado fondo. El número de parados se mantuvo estable en torno a 22.000, aunque la población activa ha caído un 18%, lo que refleja el trasvase de trabajadores a otros sectores con mejores perspectivas. 

Tras la decepción de estas cifras, habrá que esperar a los datos del segundo trimestre para comprobar si la reanimación del turismo -tal y como marcan los indicadores más avanzados- permiten insuflar algo de aire a un mercado laboral que ha vuelto a caer al fondo del pozo.