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Testigos directos del balance andaluz de trasplantes

  • José Luis, Manuel y Beatriz cuentan su relación con los trasplantes.

José Luis González. Espera un corazón: "Lucharé hasta el final mientras espero un corazón"

“El optimismo me ayuda a seguir luchando para no obsesionarme “. José Luis González, padre de tres hijos y abuelo de una nieta, espera un corazón que le permita ganar su batalla a los graves problemas de salud que padece desde que era un niño. Tras una excursión a Sierra Nevada, José Luis contrajo un resfriado que se curó mal y desencadenó una fiebre reumática que le dañó el corazón para siempre. Hasta en cinco ocasiones ha entrado en quirófano y ahora su alternativa es el trasplante, que espera desde el 29 de diciembre de 2008. Con unas enormes ganas de vivir, este hombre de 59 años entiende que donar un órgano es “el mayor acto de amor que se puede hacer al prójimo”.

Manuel Muñoz. Padre de un donante de órganos: "Mi hijo se fue pero parte de él sigue vivo en siete personas"

Manuel Muñoz jamás olvidará un mes fatal, julio de 2006. Su hijo David perdió la vida con 34 años tras sufrir un accidente de moto en Granada, donde se encontraba trabajando. “Cuando comprobé que no tenía solución, me puse en contacto con el responsable del hospital para donar todos los órganos de mi hijo”. Fue en la UCI del Hospital Virgen de las Nieves. “Perdí un hijo pero gané a otros siete”. Los órganos vitales de David dieron una oportunidad a otras siete personas gravemente enfermas y sus tejidos también fueron trasplantados. “Con el tiempo cada vez siento más satisfacción porque sé que mi hijo se fue pero de algún modo sigue vivo en otras personas”, concluye Manuel.

Beatriz González. Trasplantada de páncreas y de riñón: "Gracias a mi donante hoy puedo estar junto a mi niña"

Natural de Jerez de la Frontera, Beatriz González volvió a nacer el 30 de junio de 2008 en el Hospital Carlos Haya, donde recibió el páncreas y el riñón de un donante, al que tiene presente cada día. Sin poder resistir las lágrimas, esta mujer trata de expresar el profundo agradecimiento a la persona que le dio una oportunidad para poder disfrutar de su familia. “Sin él hoy no estaría aquí sentada junto a mi hija”, comenta emocionada. Desde muy pequeña, con sólo cuatro años a Beatriz le diagnosticaron una diabetes muy agresiva que deteriora su organismo a pasos agigantados. Sólo tenía como opción el trasplante. “Cuando pienso en mi donante, le digo que sigue vivo en mi cuerpo y que pelearé hasta el final”.

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