Sevilla

Vía libre para la tasa turística

  • La Junta no impondrá este gravamen en Andalucía pero permitirá que los ayuntamientos lo apliquen

  • El cambio responde a la petición del gobierno de Espadas

Turistas en uno de los accesos a la Catedral de Sevilla.

Turistas en uno de los accesos a la Catedral de Sevilla.

Vía libre a la tasa turística. Sólo una semana ha tardado la presidenta de la Junta de Andalucía en responder a la petición del Ayuntamiento de Sevilla para que su Gobierno permita establecer este gravamen a quienes visiten la ciudad hispalense. Susana Díaz dijo ayer, en la reunión del Consejo Andaluz de Turismo, que no implantará dicho tributo a nivel autonómico, pero sí otorgará libertad a las corporaciones locales que lo deseen cobrar. Así lo hizo saber ayer en unas declaraciones que suponen un cambio de postura del Ejecutivo regional, reacio hasta ahora a aplicar esta tasa, que se encuentra muy extendida por las capitales europeas y que en España lleva años aplicándose en Barcelona. No obstante, para que sea una realidad es necesario que cambien dos realidades que a día de hoy tiene en contra: por un lado, la normativa autonómica, que actualmente la prohíbe, y por otro, convencer a buena parte del sector empresarial, que se muestra contraria a este cobro.

La tasa turística, por tanto, no se extenderá por toda Andalucía. Díaz manifestó ayer el compromiso de su Gobierno de no instaurarla a nivel autonómico, aunque, eso sí, respetará la "autonomía local y la voluntad de lo que quieran hacer los ayuntamientos". El hecho de que no se convierta en un tributo generalizado en toda la comunidad resulta obvio, pues desde que surgió este debate se ha demostrado que no existe consenso suficiente ni territorialmente ni por sectores de actividad. La disparidad de criterios e intereses han marcado las posturas.

Ciudades como Córdoba o Málaga han mostrado su rechazo a aplicar el gravamen

La primera en posicionarse en contra fue la propia Junta. El consejero de Turismo, Francisco Javier Fernández, calificó hace menos de un año de "inoportuna" la propuesta del gobierno de Espadas de implatar este tributo, al entender que se pondría en riesgo la competitividad de la oferta andaluza. Sin embargo, el concejal sevillano de Turismo, Antonio Muñoz, ha rebatido en numerosas ocasiones tal tesis, al recordar que en ciudades como Roma o Barcelona el número de visitantes, lejos de disminuir, aumenta de forma considerable todos los años, pese a que en estos destinos turísticos se encuentra implantada la tasa. "El visitante que quiera conocer Sevilla, vendrá, ya tenga que pagar tasa o no. Y el que quiera repetir, también", aseveró el edil socialista en una reciente intervención.

Fernández, en su momento, también puso como condición para establecer la tasa la necesidad de que exista un amplio consenso. Y aquí es donde comenzaron a surgir otras posiciones contrarias. La primera fractura es territorial. El eje turístico entre Córdoba, Sevilla, Málaga y Granada estaba roto en este sentido. La ciudad califal y la capital de la Costa del Sol ni siquiera se lo habían planteado. Estaba fuera de sus agendas y se mostraban poco receptivas a aplicarla, quizá, porque consideren que puede "espantar" a los futuros visitantes. En Granada, por contra, la posición ha sido similar a la de la capital andaluza. El anterior equipo de gobierno del PP ya lo planteó, una idea que fue retomada por los socialistas a principios de año meses después de llegar a la Alcaldía granadina. El Ayuntamiento de esta ciudad elaboró un estudio sobre los posibles ingresos que podrían recaudarse. El resultado fue de tres millones de euros, cantidad de dinero que se emplearía en la promoción de la ciudad y en mejorar su oferta.

Pretensión idéntica es la que persigue el gobierno de Espadas, que intenta, de este modo, incrementar los escasos recursos económicos con los que cuenta el Consorcio de Turismo para la promoción. Muñoz concretó que parte de los ingresos que se obtengan por el cobro a los visitantes se destinarían a la restauración de los monumentos, cuyo uso turístico provoca un considerable deterioro.

En un principio, el Ayuntamiento de Sevilla barajó la posibilidad de que se cobrara un euro por visitante y noche, tarifa que podría ir en aumento en función de la categoría del establecimiento. Este precio, no obstante, se mantiene por debajo del establecido en otras ciudades europeas. En Roma, por ejemplo, se cobra en determinados hoteles siete euros.

Todos estos argumentos, sin embargo, no han acabado de convencer a buena parte del sector turístico de la ciudad, especialmente a los hoteleros, contrarios a aplicar la tasa. Temen que el tributo provoque un efecto disuasorio en los visitantes. También se niegan a convertirse en "recaudadores" del impuesto, ya que el gravamen se cobraría en los establecimientos hoteleros una vez que los clientes liquiden la cuenta. Muñoz, en su última intervención al respecto, llegó a plantear, incluso, que la tasa se aplicara no sólo a los hoteles y apartamentos turísticos, sino también a las actividades de ocio que se organizan para los visitantes, como visitas o asistencia a espectáculos.

El interés del Ayuntamiento sevillano por cobrar esta tasa se ha visto truncado por la actual legislación turística de la Junta, que la prohíbe. Muñoz sugirió al Gobierno de Susana Díaz que cambiase la normativa para que cada Corporación local decidiera aplicarla o no. Una petición a la que sí parece haber atendido la presidenta andaluza. Habrá que esperar, por tanto, si en las próximas semanas se anuncia el cambio de la orden para que la tasa turística tenga plena vía libre en Sevilla.

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