Sevilla

Zoido pide "lealtad a Sevilla" en su investidura como alcalde

  • El nuevo regidor promete "austeridad, transparencia y eficacia" en la constitución del nuevo Consistorio. Los indignados reciben a políticos y personalidades entre silbidos. Medrano se salta el protocolo con una proclama republicana.

Juan Ignacio Zoido ya es oficialmente alcalde de Sevilla. El recuento efectuado a la votación entre los 33 concejales que forman la nueva corporación era conocido de antemano y el líder del PP gobernará la legislatura que ahora comienza con otros 19 ediles de su formación. El acto estuvo marcado por la protesta de los indignados y la extraordinaria expectación por el cambio de signo político en la ciudad, así como por la presencia de los principales dirigentes del PP (Rajoy y Arenas) y de la Junta (Griñán) y la ausencia del alcalde saliente, Alfredo Sánchez Monteseirín, quien no entregó el bastón de mando tras 12 años al frente de la ciudad.

Ayuntamiento acordonado, llegada de personalidades, indignados en la calle, políticos en la Casa Consistorial. Animada, animadísima la Plaza Nueva mientras los ediles juraban/prometían sus cargos. Rajoy, Griñán, Arenas... 'artistas' invitados de primer nivel que hicieron las delicias de los indignados. A las seis y veinte juraba su cargo Juan Ignacio Zoido, alcalde electo de Sevilla, y tras él todos sus ediles menos el más joven, José Luis García, el primero en hacerlo por protocolo de toda la corporación. El nuevo Ayuntamiento es un hecho y lo comanda un alcalde distinto tras 12 años de mandato de Monteseirín.

Desde la mañana esperaban a los políticos decenas de personas apostadas en la Plaza Nueva para recibir, tras una pausa al mediodía para repostar y como ellos entienden que se merecen, a la clase política. En todas sus facetas, pues la presencia del presidente de la Junta y de los presidentes nacional y andaluz del PP otorgaban a la toma de posesión de Juan Ignacio Zoido como alcalde un cariz distinto, especial, globalizador. Entre pitos, claro.

Las personalidades no políticas terminaron siendo las más perjudicadas por el descontento social. A fin de cuentas, llevan casi un mes protestando contra los políticos, y qué menos que repartir ese descontento con la clase acomodada. La Duquesa de Alba, acompañada de su pareja y su inseparable Carmen Tello, fue de las más increpadas. No le fue a la zaga la llegada de Griñán por un lado y Rajoy y Arenas por otro.

Con un ligero retraso sobre el horario previsto, constitución de la mesa de edad y toma de posesión de los cargos de concejal de los 33 ediles electos. Jurando los del PP, prometiendo los de PSOE e IU. 

Saludaron a Zoido todos los ediles de la nueva oposición excepto Torrijos. Su compañera Pepi Medrano, que sí lo hizo, se saltó el protocolo para mencionar entre silbidos el estado republicano al que aspiran. Con ella se cerró la toma de posesión de cargos y comenzó la deliberación para elegir alcalde.

Tras la internvención estelar de Medrano, Torrijos abrió el turno de los cabezas de lista y, por tanto, candidato a la alcaldía. "Respetamos sin fisuras la elección de los sevillanos. La voluntad de los ciudadanos da una cifra histórica a una determinada lista", comenzó el ya ex primer teniente de alcalde, quien dedicó buena parte de su discurso a avisar sobre la privatización de servicios públicos en ciudades gobernadas por el PP.

Espadas, al contrario que Torrijos, no centró su alocución en lo mal que, a su juicio, lo pueda hacer el PP. Estuvo elegante desde la discrepancia, proclamando que "gobierno y oposición entierran la crispación" y concluyendo con su deseo de que la gestion de Zoido beneficie a la ciudad: "Si su éxito es por el bien de los sevillanos y de esta ciudad que me vio nacer, no dude que estaré ahí para aplaudirle", sentenció Espadas, quien dijo que tendrá el teléfono abierto "24 horas al día" como prueba de quien quiere "lo mejor para Sevilla".

Zoido, que cerró las intervenciones previas a la votación, pasó hoja: "No vengo a hablar del pasado; del pasado ya hablaron los sevillanos el 22 de mayo". Dos cosas quiso dejar claras el nuevo alcalde. "Austeridad, transparencia y eficacia marcarán estos años de gobierno", en los que hará hincapié en "que funcionen los servicios municipales como un reloj", y que "Vienen tiempos difíciles, pero tenemos ilusión y trabajo para saltar obstáculos", para lo cual se apoyará en el "talento".

Por orden alfabético, Eva Patricia Bueno (PSOE) abrió una votación que cerró Juan Ignacio Zoido, nuevo alcalde de Sevilla tras jurar su cargo y recibir el bastón de mando de manos de Joaquín Díaz (PSOE), el edil de mayor edad del nuevo Ayuntamiento.

En su segundo discurso, Torrijos retó a Zoido a elegir entre el débil y el fuerte en caso de conflicto, subrayando que IU siempre apoyaría al débil. Le pidió que mantuviera Otainsa y así el parque social de viviendas. Espadas, por su parte, garantizó que no serán "una oposición del 'No a todo' por el simple hecho de que una propuesta venga del gobierno municipal", al tiempo que garantizó que el grupo socialista será "propositivo y proactivo. Los problemas no nos cogerán sentados". Cerró turno de portavoces Juan Bueno, quien garantizó que el PP será "fiel a Sevilla y a los sevillanos".

La investidura de Zoido finalizó con el discurso del nuevo alcalde, un texto en el que no paró de aparecer la palabra "talento". Convencido el regidor de la capacidad de Sevilla para superar sus problemas con trabajo y talento -"En Sevilla no existe problema que los sevillanos no podamos resolver"-, tributó a sus cinco precedesores, incluido el ausente Monteseirín, de quien dijo debe reconocerse "que ha sido el primer alcalde con 12 años de mandato", y tuvo un especial recuerdo para Alberto Jiménez Becerril y su esposa, asesinados por ETA en 1998.

"No cabalgo a lomos de la necesidad sino al abrigo de la esperanza", aseguró Zoido, quien prometió actuar por el bien común, que pasa "por resolver los problemas grandes o pequeños de cada sevillano, viva donde viva y piense lo que piense".

Zoido pidió lealtad "no a este alcalde, sino a Sevilla", entendiendo que así obliga el enemigo común: la crisis y el paro. No sólo me quitan el sueño los sevillanos que no llegan a fin de mes, sino los que no pueden ni empezarlo; ellos serán mi obsesión", al tiempo que insistió en descentralizar la administración y en que el talento debe venir acompañado de "competitividad y eficacia".

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