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Sevilla

Un anuncio sustentado en la fe

  • Francisco Berjano, hermano mayor de la Vera Cruz, pregona la Semana Santa en el teatro de la Maestranza. La cruz, muy presente en el texto.

De la sorpresa al compromiso. De la responsabilidad a la confianza. De la incertidumbre a la certeza. Del folio en blanco a la satisfacción por el trabajo bien terminado. Francisco Berjano Arenado, magistrado del Juzgado de Primera Instancia número 11 de Sevilla, hemano mayor de la Vera Cruz, y hermano antiguo de la Paz y el Baratillo, afronta esta mañana el reto que le encomendó el Consejo allá por el mes de noviembre. Su designación como pregonero fue una sorpresa. Nadie lo esperaba. Ni siquiera él mismo. Tardó en dar el sí, pero cuando lo hizo ya no había marcha atrás. Berjano, que se enfrenta a su primer pregón y espera que al último, está satisfecho con el texto que leerá en el Teatro de la Maestranza. Sus desvelos de madrugada y el sobreesfuerzo de los últimos meses han merecido la pena. Como ya dijo el día de su presentación, será un pregón de un hombre de Iglesia. La cruz, como no podía ser de otro modo, estará muy presente. Berjano ha salpicado de vivencias personales un texto en el que desgrana su visión de las cofradías, su papel dentro de la Iglesia y de la socidad actual, y su Semana Santa.

"El Pregón es mi visión de la Semana Santa y de las cofradías y cuál es el papel que deben tener como transmisoras de la fe. Unas instituciones que están plenamente integradas en la Iglesia". El mensaje es claro. Desde el primer momento supo qué quería decir en su Pregón. Aunque nunca se había asomado a un atril, ni siquiera se lo había planteado, vio su nombramiento como una gran oportunidad para lanzar esta idea: "Lo tenía claro. Las cofradías son una de las vías que tenemos de vivir el evangelio y transmitir el mensaje del Señor. Hay mucho mundo exterior por conquistar y a su encuentro hay que salir. La Nueva Evangelización hay que hacerla dentro y fuera de las cofradías. Hay que transmitir el mensaje. Cristo no sólo es patrimonio de los cristianos y los cofrades, es bueno para todos y hay que llevárselo a los que lo han olvidado y a los que no lo conocen".

Con el mensaje cristalino desde el primer momento, lo que más le ha costado al pregonero es adobarlo con las vivencias necesarias y saberlas transmitir para que cale en la audiencia. Reconoce que será un Pregón "particular", incluso ha tenido que "dulcificarlo": "Me gustaría que le gustara a todo el mundo y que transmitiera. Sentiré que haya personas a las que no le guste. Tenía claro que no por ello iba a hacer un Pregón comercial. Va en consonancia con mis convicciones religiosas. Habrá cosas que ya haya dicho otro, pero yo las puedo decir de manera diferente".

Los últimos días del pregonero han sido agotadores. Su trabajo en el juzgado, la decena de actos a los que debe acudir, la responsabilidad de ser hermano mayor, y más en los días de cuaresma, los compromisos con los medios de comunicación... "He acudido a todo. Me cuesta decir que no. Tanto es así que dije sí al Pregón sin haber dado nunca uno". La elaboración ha sido dura. Con noches en la que se desvelaba de madrugada cuando le veía alguna idea. "Luego, por la mañana a lo mejor veía que no la podía utilizar". Tras algunos retoques y continuas revisiones -su mayor crítico ha sido su hijo, tanto es así que después de leérselo se replanteó algunas cosas- se siente satisfecho: "Dicen que el Pregón es sentimiento y vivencia. Al principio costó, pero luego éstas van saliendo para adornar el fondo del mensaje".

Además de tranquilidad, el Pregón le ha quitado a Berjano uno de sus hobbies: el running. Corredor desde los 17 años, ha finalizado maratones por debajo de las tres horas, solía entrenar todos los días, tarea que quiere retomar tras la Semana Santa. Por contra, le ha aportado cariño y reconocimiento: "Al pregonero lo hacen sentirse especial. El Pregón es un acto bonito que tiene su trascendencia. Marca un hito". Sí afirma que la figura del pregonero puede estar un tanto sobredimensionada: "No es más que el encargado de pregonar. Está bien que se le tenga consideración, algo que yo agradezco mucho, pero está demasiado agasajado. En la Semana Santa también hay cosas que están sobredimensionadas. Sobre todo lo que hace referencia al ruido, más que a la esencia. A lo adjetivo, más que a lo sustantivo".

No va a tirar de la memoria esta mañana. Irá leyendo el texto, "tampoco es un texto para aspavientos o muchas gesticulaciones", con la cruz como centro del mensaje, sí nombrará a muchas cofradías: "En un principio me parecía que iba a nombrar pocas. Luego vi que el texto me pedía más caras concretas para llegar a más personas. El evangelio que yo quiero transmitir tiene cara y se la he querido poner. No sé si están todas las hermandades, pero sí muchas. Creo que eso acerca el Pregón a quien lo escucha". También habrá momentos en los que el pregonero desnudará su alma y su memoria. Vivencias muy personales e íntimas que cualquiera podrá entender y que hasta ahora no ha revelado.

No considera que en las hermandades haya déficit de eclesialidad, aunque sí hay cosas que mejorar. Así lo dejará ver en el Pregón: "Sí hay personas en el entorno de las cofradías que no tienen claro que son pura Iglesia. Hay que hacerles llegar ese convencimiento, tratar de que vivan el evangelio. Se deben quedar con lo sustantivo". Tampoco piensa que la Semana Santa esté en declive o decadencia, pero sí advierte del ruido exterior que le afecta.

Después de meses de duro trabajo ha llegado el momento de leer el texto. De lanzar el mensaje: "Ha llegado el día. El Pregón está muy elaborado, trabajado, pensado. No hay nada hueco. Hay que saberlo transmitir". No tiene miedo a las críticas, "si no, no hubiera aceptado", y le gustaría que los cofrades se quedaran con que ha sido un Pregón de un cofrade cristiano, o viceversa: "Que se vea que ha sido el de una persona de las cofradías y desde las cofradías en la Iglesia".

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