Sin disfraces, maquillaje ni artificios. Carloco -su nombre artístico- fomenta el hábito de la lectura en los niños, sobre todo, pero también en los adultos, a través de los cuentos que recita sentado junto a ellos, con el único arma de un libro en la mano. Siete años lleva ya recorriendo bibliotecas, museos, festivales y otros eventos culturales, orgulloso de poder captar la atención de los niños. "Vivir del cuento es complicado, pero se puede", afirma a modo de broma este maestro de Infantil del Colegio San Miguel Adoratrices, quien además lleva varios años como cuentacuentos en la biblioteca de San Julián, donde ha conseguido que los pequeños que acudían a sus lecturas acabaran convertidos en usuarios del centro. También es colaborador de una radio hispalense, donde habla de literatura infantil, y participa en muchas campañas del Centro Andaluz de las Letras para la dinamización de la lectura en municipios de Sevilla, Huelva y otros de Andalucía y Castilla-La Mancha. En Cuenca, además, cursó dos años un máster en Literatura Infantil y conoció a un profesor colombiano que le invitó a su país, lo que resultó "una experiencia enriquecedora". Allí recopiló relatos de tradición oral y también llevó los clásicos de aquí a modo de intercambio literario, de lo que quiere dejar constancia escrita. "Ahora quiero probar con títeres y marionetas para tener otra forma de contar historias", reconoce este cuentacuentos sevillano.