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La auténtica 'performance' estaba arriba

EN el patio del Espacio Santa Clara promocionaban unos denominados Cuadernos sobre Arte de Acción que eran un alegato Contra la Performance. La verdadera transgresión estaba arriba disfrazada de clasicismo. Las apariencias engañan. Un cuarteto de partidarios de la más sutil de las variantes de la performance: la copla. Ni el título octavo de la Constitución es capaz de discernir si hay que llamarla copla andaluza o copla española. Incluso francesa, porque dicen que todo empezó cuando Eugenia de Montijo se casó con Napoleón III y llenó la corte de París de aromas andaluces entre el can-can.

Los versos de la copla. Esencia, tradición y actualidad. Era el título de una nueva cita de la Casa de los Poetas y las Letras. Un cuarteto de lujo: por orden de intervención, Pive Amador, Antonio García Barbeito, Manuel Melado y Antonio Molina Flores. De moderadora, Sara Arguijo, aire de violetera, colaboradora de este periódico y "en sus ratos libres" (asegura José Daniel Serrallé), "coplera erótica".

Los cuatro simbolizan ese trasvase entre lo culto y lo popular que es el arbotante que hace sólidas las catedrales de la copla. "Un híbrido interesantísimo entre la música culta y la música popular, entre la poesía culta y la poesía popular", dice Pive Amador, el Don King de Silvio, su alma máter, mánager y batería. Empezó recordando el aniversario (52 años) de la boda de Juanita Reina con Caracolillo. Lo culto y lo popular. Tanto que la cantante (Melado dice que el traje de tonadillera es una palabra que se les queda corta) de la calle Parras murió el mismo día que José Agustín Goytisolo. Palabras para Julia es copla pura en la voz de Paco Ibáñez. García Barbeito dice que dentro de cuarenta o cincuenta años habrá canciones de Serrat y de Sabina que se escucharán como coplas.

La palabra copla. "Es una estrofa de cuatro versos octosílabos que riman en asonante" (Pive Amador). "La copla es la cópula de la letra con la música" (García Barbeito). "En Sevilla la copla lo es todo aunque no sea nada" (Manuel Melado). De los cuatro, Antonio Molina Flores, profesor de Estética, se considera extraparlamentario en este ágora de la copla. Le desmiente su árbol genealógico: hijo de Ana Flores, malagueña de Estepona, y de Antonio Molina. "Cada vez que iba a una ventanilla y daba mi nombre me pedían que cantara Soy minero", dice este granadino de Orce, amigo de Vila-Matas y otros ilustres tonadilleros de la sintaxis.

Género poliédrico que lo ha sido "de censura y de liberación", como explica en la introducción Sara Arguijo. "Ha sido republicana y franquista, democrática y simplemente no es", dice Pive Amador, "porque es la música de una época que para bien o para mal ya no existe".

Lo popular se hizo culto gracias al trabajo de Demófilo, el padre de los Machado, y de Francisco Rodríguez Marín, el cervantino de Osuna; lo culto se hizo popular con los odres musicales de Falla, Albéniz y Turina; con los poemas de Alberti y García Lorca, éste especialmente, mentor de Rafael de León, nombre fundamental, imprescindible.

La copla es "una señora de buen ver que tiene menopausia" (Pive), pero al menos se salvó del estropicio que saqueó las sevillanas (García Barbeito). Lo dice delante de uno de los maestros del género. Decir Melado es decir Mírala cara a cara, Que no nos falte de ná, nihilismo puro, o ¡A bailar, a bailar!, sevillanas para "el desorden de tu cuerpo" (Álvaro Mutis dixit). El letrista y peluquero de Amor de Dios, el que fuera speaker del Betis y escribe novelas eróticas que le certifica Eslava Galán, confiesa que su bautizo como autor le llegó de la mano del grupo Alameda.

La antología de Cantares Populares Españoles de Rodríguez Marín era el libro de cabecera de Enrique Morente. Se lo contó una vez Ortiz Nuevo a Antonio Molina Flores. Copla, canción andaluza, española, afrancesada. Carlos Manuel Nosea, joven voz de Se llama Copla, donde Pive Amador es jurado, cantó a pelo la historia de Antonio Vargas Heredia, ese mapa que va "de Puente Genil a Lucena, de Loja a Benamejí".

Melado es hilo musical de la Feria con sus sevillanas; Pive Amador, icono televisivo; Barbeito fue pregonero de la Semana Santa y tiene calle con su nombre en Espartinas. Molina Flores citó a Hegel para explicar el origen del folclore, hijo del monosílabo folk, palabra foránea que huele a Dylan y alude al "espíritu del pueblo". Melado evocó una visita de Concha Piquer a la casa del maestro Mostazo en Conde de Torrejón e interpretó un romance que dice que Sevilla "sin copla, sin su río y su Giralda, sería una ciudad cualquiera en cualquier lugar de España".

Un cualquiera, palabra coplera donde las haya. Género que debe su éxito al apoyo de la radio y el cine sonoro, como el fado y el tango. Sobrevive a guerras y posguerras, paces y pospaces. "Si no duele no sirve". El sevillista Barbeito, junto al bético Pive Amador, citó una frase de Sampaoli, nuevo entrenador del Sevilla. "La copla vive en la llaga y mientras haya una llaga pervivirá".

Mil y una Literaturas. Así reza este ciclo de coloquios y debates. ¿No es pura copla el final del Ulises de Joyce? Un paseo crepuscular de Molly Bloom por Ronda, Algeciras y un remate que parece el pretexto para que David Cameron viajara al Peñón a celebrar el bloomsday: "...y el Gibraltar de mi niñez cuando yo era una Flor de la montaña sí cuando me ponía la rosa en el pelo como hacían las muchachas andaluzas o me pondré una roja sí y cómo me besaba junto a la muralla mora".

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