Sevilla

La cámara y el sensor de la cárcel de Sevilla-I estaban inoperativos

  • Los dos presos fugados se movieron varias horas por los tejados del centro y salieron por un punto 'ciego' de la seguridad · La Policía investiga si apuñalaron a una persona en Antequera

La cámara de vigilancia y el sensor de movimiento de la zona por la que se produjo la fuga de dos internos de Sevilla-I no detectó la presencia de los reclusos porque estaban inoperativos. Según las últimas investigaciones, Rafael Hidalgo Castro, el Rafi, y su compañero de celda, Mohamed Larbi Elimlami, escalaron el muro de la cárcel por un punto que está tan sólo a unos 20 metros de la entrada de la cárcel. La zona está vigilada por una cámara y un sensor de movimiento, pero el primer dispositivo no estaba enfocando a la zona que debía porque se había movido a causa de las lluvias registradas en diciembre pasado. En cuanto al sensor de movimiento, se hallaba averiado, ya que no fue hasta la mañana siguiente a la fuga -el pasado jueves-, cuando los técnicos de la empresa de mantenimiento de estos equipos procedieron a su revisión y a conectarlo de nuevo, según han confirmado fuentes próximas al penal sevillano.

Los dos reclusos dispusieron de tiempo suficiente para escoger su punto de fuga, por cuanto no sólo se han hallado prendas de abrigo colocadas en los alambres espinados en forma de concertinas, sino otros elementos preparados para su huida.

Todo apunta a que, al menos, intentaron la fuga por dos puntos distintos de la cárcel. El primero se sitúa en uno de los laterales de la cárcel, donde se encuentra la piscina y el polideportivo cubierto. En el muro que hay junto al polideportivo se ha recuperado una parte del somier de la cama de la celda, a la que se había unido un plástico con diversos nudos realizados de forma escalonada.

Los presos habrían empleado este artilugio de fabricación casera para utilizarlo a modo de ancla y lanzarlo desde uno de los tejados en dirección al muro. Pero la fuga no se produjo por esa zona, puesto que ese lugar estaba embarrado y no hay restos de barro en el muro, por lo que los reclusos lo descartaron.

Los prófugos habrían dispuesto al menos de varias horas para moverse por los distintos tejados de los módulos -otros internos oyeron ruidos extraños por los techos- hasta accedieron a la zona de las cocinas y, desde ahí, hasta una valla y el muro donde la alarma de movimiento no funcionaba y la cámara de seguridad apuntaba hacia otra dirección. Una vez fuera del centro, accedieron a los aparcamientos y a una carretera próxima donde se supone que les esperaba un vehículo.

La hora a la que se produjo la fuga sigue sin estar del todo clara, puesto que oficialmente no se les echó en falta hasta el recuento de las ocho de la mañana del pasado jueves. Sin embargo, algunos internos sitúan la huida en torno a las once o las doce la noche del miércoles, coincidiendo con la emisión televisiva del partido de semifinales de la Copa del Rey que disputaron el Sevilla y el Getafe.

Los presos tuvieron que hacer necesariamente ruido para, una vez que lograron salir de la celda, forzar la ventana del pasillo del módulo. Algunas fuentes apuntan a que los destrozos que ocasionaron los prófugos se percibían desde el comienzo del pasillo del módulo, lo que parece cuestionar las rondas realizadas aquella noche por los funcionarios que se hallaban de servicio.

Todos esos extremos están siendo investigados por cuatro inspectores de la secretaría general de Instituciones Penitenciarias que se desplazaron hasta la cárcel de Sevilla-I en la mañana del jueves y comenzaron a tomar declaración tanto a los trabajadores como a los otros reclusos del módulo 7 de la Unidad de Preventivos, donde tuvo lugar la fuga.

Paralelamente a esta investigación interna, la Policía y la Guardia Civil continúan la búsqueda del Rafi y de su compañero de celda, a los que incluso se atribuye la presunta autoría de un atraco perpetrado en la tarde del jueves en la localidad malagueña de Antequera. Fuentes policiales explicaron ayer que no se puede confirmar que este nuevo delito, en el que una persona fue apuñalada, sea obra de los dos prófugos, aunque sus características físicas parecen coincidir. El robo e produjo sobre las siete de la tarde en el polígono industrial de Antequera, donde dos individuos abordaron a un trabajador para robarle y le asestaron sendas puñaladas en el pecho y la espalda.

La concejal de seguridad del Ayuntamiento de Antequera, Carmen Rosa Torres, aseguró ayer a Efe que fue la propia víctima la que identificó a los agresores como los dos fugitivos.

Rafael Hidalgo Castro está considerado como un preso especialmente peligroso y estaba en la cárcel de Sevilla-I por un crimen cometido en la localidad cordobesa de Bujalance en noviembre de 2008, aunque también pesa sobre él una condena de siete años por varios robos. Su huida es la primera que se produce en la cárcel sevillana desde el año 2001.

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