Sevilla

La defensa de los padres del bebé muerto culpa a los servicios sociales

  • No entiende por qué no actuaron antes retirando al niño a una pareja de "alto riesgo" e "incapaces"

  • La Junta asegura que los trabajadores sociales estaban "atentos" al caso

La madre del bebé maltratado, Ruth F. G., es escoltada el pasado lunes por la Policía de camino a prisión.

La madre del bebé maltratado, Ruth F. G., es escoltada el pasado lunes por la Policía de camino a prisión. / josé ángel garcía

La defensa de los padres del bebé fallecido el pasado 15 de junio en el hospital Virgen Macarena por presuntos malos tratos introdujo este martes una cuestión relevante en el asunto, al cuestionar la actuación de los servicios sociales en el caso de este niño, teniendo en cuenta las circunstancias personales y los factores sociales que rodeaban a los padres.

Fuentes de la defensa de Brayan S. R. G. y Ruth F. G., ambos en prisión por la muerte del bebé Ian, explicaron este martes a este periódico que no entienden "cómo no actuaron los servicios sociales y le quitaron al niño" antes de que se produjeran los hechos que desembocaron en la muerte del pequeño. Según los letrados de los detenidos, los padres, de 19 y 18 años, eran "incapaces de comprender y asimilar la gravedad" en la que les fue entregado el niño que nació a los seis meses de gestación y que necesitaba un "tratamiento especial".

Al bebé se le había diagnosticado un "hidrocéfalo externo benigno", lo que supone un aumento benigno del tamaño del espacio subaracnoideo, y además había tenido que ser intervenido de los intestinos. Era un bebé "muy débil y con poco peso", al nacer sólo pesó un kilo y medio". Además, no tenía bien formado el cerebro debido a que había nacido prematuro.

"Los padres son víctimas de un sistema que no ayuda a los más desgraciados"

A estos problemas de salud se sumaban, según la defensa, otros factores de riesgo: la pareja vivía en una casa como okupas, acaban de salir de prisión, ambos estaban desempleados, fumaban "porros", la casa era un desastre y los dos eran "completamente incapaces" de comprender la realidad de la situación del menor porque, aunque eran adultos, la defensa entiende que sus mentes son como las de unos adolescentes de 12 o 13 años. "No entiendo cómo no actuaron los servicios sociales y les quitaron al niño", advirtió la defensa, que insistió en que se trata de una pareja de "alto riesgo".

"Para mí los padres son víctimas del sistema en el que vivimos, que a los más desgraciados no los ayuda", aseveró el letrado que representa a Brayan y a Ruth.

En cualquier caso, la defensa hizo hincapié en que, a su juicio, en la muerte del bebé no hay dolo o intención por parte de los dos investigados, sino que podría tratarse de una "falta de pericia" del padre, que ha reconocido en su declaración que "zamarreó al niño porque se estaba ahogando" y ha señalado que los sanitarios que atendieron al bebé a su llegada al hospital Virgen Macarena comprobaron que éste tenía leche del biberón en la nariz y la tráquea.

La defensa insiste en que no aprecia la "intencionalidad" de querer matar al niño en la conducta del padre, que la tarde del 12 de junio salió corriendo con el niño en brazos para llevarlo al servicio de Urgencias, que estaba a tan sólo unos 350 metros de su casa.

La representación jurídica de los padres recuerda que la última revisión a la que llevaron al bebé al hospital fue el 7 de marzo, y desde entonces transcurrieron varios meses sin que los servicios sociales se interesaran por la situación del niño ni por el entorno familiar en el que se hallaba. Esto lleva a la defensa a reiterar su planteamiento respecto a por qué los servicios sociales "no retiró a un niño enfermo, que requería un seguimiento como éste" y sólo actuó cuando se hallaba ya ingresado en el hospital en estado crítico.

La defensa alega "falta de pericia" en los cuidados y dice que no hay "dolo" en lo ocurrido

De otro lado, la defensa sostiene que hay varios testigos, que próximamente solicitará que declaren en el juzgado, que aseguran que vieron al niño tan sólo dos horas antes de que sucedieran los hechos y no detectaron nada raro, sino que se encontraba "bien".

En cualquier caso, la clave de la instrucción la determinará el informe definitivo de la autopsia, que se considera fundamental para esclarecer si la muerte del bebé se debió exclusivamente al síndrome del niño zarandeado, sacudido o agitado. El juez ordenó el ingreso en prisión de la madre porque considera que puede ser responsable de los malos tratos "por acción u omisión".

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