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Un destino divertido

  • Sevilla da un paso arriesgado organizando un congreso que busca debatir y dar su sitio al ocio y negocio nocturno

Muñoz muestra en una tableta el cartel de la campaña del Gobierno "Aquí las fiestas siempre acaban temprano".

Muñoz muestra en una tableta el cartel de la campaña del Gobierno "Aquí las fiestas siempre acaban temprano". / juan carlos vázquez

España se vendió por primera vez al mundo como un destino de ocio y diversión nocturna, a través de una campaña institucional, hace siete años. Y ya suscitó polémica. La imagen de un grupo de gente joven y guapa bailando en la terraza de un hotel fue uno de los reclamos de la campaña I need Spain, con la que el Gobierno quiso renovar su imagen turística en el exterior. El lema "Aquí las fiestas siempre acaban temprano" jugaba irónicamente con la idea de diversión garantizada hasta el amanecer y muchos vieron en él un arma de doble filo: frente a los negocios y los hoteles beneficiados, las molestias y la mala imagen capaces de provocar esos visitantes.

Que España es un destino fiestero no es, por tanto, ningún secreto. Lo confirman las encuestas del sector que, en torno a esa evidencia, han promocionado la apertura de hoteles party, por ejemplo, en Baleares. Este concepto sí es más nuevo en Sevilla, no en cambio el riesgo que la promoción de este tipo de turismo suele conllevar si la oferta se descontrola: el turismo de borrachera, con sus balconing y sus altercados callejeros... Quizás esto tampoco ha llegado del todo a Sevilla que, eso sí, se está consolidando como un destino para despedir la soltería, con los peligros que ello implica también.

El Ayuntamiento abre otro debate fijándose en Europa para atender la demanda del turista

Pero hay una realidad incontestable: en Sevilla, en España por extensión, se vive mucho en la calle, de día y también de noche; y existe una normativa bastante restrictiva respecto a los ruidos, otra cosa es cómo se controle luego su aplicación y los medios que haya para ello. Eso genera conflictos y plantea a las autoridades locales algunos más a la hora de conciliar el derecho al descanso -que se debe anteponer a cualquier otro- con los intereses económicos de un sector que, según los empresarios de la noche, genera al año más de 200.000 empleos y suma el 3% del PIB en España. Intereses que, siempre que se actúe acorde a la ley, a los ayuntamientos les interesa también proteger. Es economía local.

Mantener el equilibrio es complicado y, por ello, es difícil encontrar políticos y gestores dispuestos a agarrar ese toro por los cuernos. Antonio Muñoz, el concejal de Juan Espadas que se encarga de las cuestiones urbanísticas, las turísticas y las culturales, no es nada dado a la política de avestruz. Y en esta línea ha promovido la celebración en Sevilla de un congreso sobre ocio nocturno. La idea comenzó a fraguarse en Fitur y se cerró en la ITB de Berlín, de la que el equipo del que forma parte Muñoz regresó con un congreso más en la cartera. Pues, de entrada, es una cita más que reunirá a unas 600 personas en Sevilla que, además, será la primera ciudad española que organiza un encuentro nacional para debatir sobre esta cuestión. Habrá otra cita, pero internacional, en Ibiza. Y, como antecedente, sólo está algún debate celebrado en Madrid y Barcelona en los últimos dos años, auspiciados por empresarios del sector.

Sin duda, es un paso adelante que no todos han visto con buenos ojos en el propio gobierno municipal, temerosos de que pudiera darse a entender que el Ayuntamiento fomenta la apertura de discotecas, after hours... o que se plantea la ampliación del horario de cierre de los bares. Muñoz asegura que su intención se aleja bastante y, de paso, evita titulares escandalosos. Su idea, matiza, es incorporar a Sevilla a un debate que es ya europeo y en el que las principales ciudades, ésas a las que Sevilla aspira también a parecerse, han dado pasos importantes. De hecho, han dado pie a lo que algunos consideran todo un movimiento, con los pros y contras que ello supone.

Sin profundizar de momento mucho, el planteamiento municipal es simple: si aquí vienen turistas en busca no sólo del sol, de gastronomía o cultura, sino de diversión nocturna, ¿por qué vamos a renunciar a ser esa ciudad divertida? La clave está en generar una oferta de calidad, lucrativa pero respetuosa al mismo tiempo. Hacer de la noche y sus atractivos toda una cultura en el mejor de los sentidos. Enseñar el lado (no) oscuro de la noche. Lo que no es tan simple es cómo se hace eso.

Antes que nada el gobierno municipal -y esto será muy divertido- va a escuchar a todas las partes que tengan algo que decir. Y también va a contar con los testimonios de otras ciudades que ya han instaurado la denominada figura del alcalde de la noche. El night mayor de Berlín o Londres (donde suena mejor night czar para evitar el parecido con la palabra nightmare, que significa pesadilla) o el nachtburgemeester de Amsterdam. A Muñoz no le gusta nada el nombre, sí la filosofía, de la que ya se habla en otras ciudades como París, Toulouse, Zúrich o Florencia. Y quiere ver si tiene un posible encaje en Sevilla y sus ordenanzas. Más que un alcalde, el concejal explica que se trataría de apostar por la idea de un mediador, algo así como un defensor nocturno del pueblo, que es realmente a lo que más se asemeja la función de Mirik Milan, alcalde de noche de Amsterdam que lleva ejerciendo desde 2012 y que será uno de los invitados en el congreso que se celebrará en mayo en Sevilla.

En la ciudad holandesa, en las calles principales de la movida nocturna, los policías han dejado paso a los square hosts (huéspedes del barrio), chicos jóvenes y amables que ponen en conocimiento de los turistas y visitantes las normas de conducta de la zona: respeta a los vecinos, no bebas ni consumas drogas y usa el baño. Se trata de mediar entre vecinos y empresarios sin que el tema llegue a la autoridad competente. Ésta es una de las ideas que se expondrán seguro en Sevilla. También otras que ya se debaten e implantan en Europa: licencias de 24 horas para los locales de la noche que persiguen evitar las evacuaciones de madrugada, reducir el ruido en la calle y permitir a los empresarios más horas de negocio y actividades alternativas. De hecho, algunos de los alcaldes de la noche pertenecen a una generación de jóvenes que trabajan para dinamizar la cultura y potenciar, antes que las discotecas, los clubes y espacios para la creatividad, la experimentación y la cultura del networking. Tendencia moderna y europea.

Algunos ya se habrán echado las manos a la cabeza. Sevilla va a abrir el debate, otra cosa es que la ciudad avance en este camino que, como muchos otros, se convierten en viajes imposibles en una capital acostumbrada a moverse poco.

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