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Episodios sevillanos del siglo XX

El engaño del corte de Chapina (II)

  • ENTREGAS PUBLICADAS 24 y 31de mayo; 7, 14, 21 y 28 de junio; 5, 12, 19 y 26 de julio; 2 y 9 de agosto de 2009.El patrimonio urbano y arquitectónico se enriqueció durante el siglo XIX, con un buen número de casas-palacios, mansiones señoriales, monasterios y numerosos corrales de vecinos en los barrios céntricos y periféricos

EL patrimonio urbano y arquitectónico se enriqueció durante el siglo XIX, con un buen número de casas-palacios, mansiones señoriales como la de los condes de Palomares, del Cardenal, de los condes de Casa Galindo, de las Sirenas, el monasterio de las Salesas. De este siglo decimonónico son un buen número de corrales, el cuartel de la Alameda, las estaciones ferroviarias de San Bernardo y plaza de Armas, el mercado del Barranco del pescado, los antiguos Juzgados, los Altos Colegios de la Macarena, la Casa Guardiola, el Costurero de la Reina y otros edificios notables.

Los cuatro períodos políticos de los dos primeros tercios del siglo XIX, ya en plena Edad Contemporánea desde la Revolución Francesa (1789), coinciden con la última etapa del puente de barcas. Fueron los tiempos de la invasión francesa (1810-1812), de los liberales (1812-1814), de los fernandinos (1814-1833), y de los isabelinos (1833-1868). La Sevilla federal (1868-1898) ya no tendría como testigo de la historia al legendario puente de barcas construido en 1171, en su primera versión.

Hemos escrito en anteriores entregas que las dos edades doradas de Sevilla fueron las de los siglos XIII y XVI-XVII, pero debemos añadir que el siglo XII también marcó un antes y un después de la ciudad como consecuencia de la construcción del primer puente de barcas, en 1171. En efecto, la gran visión administrativa del califa almohade Abu Yacub Yusuf modificó positivamente las estructuras socioeconómicas del arrabal de Triana, de gran parte de los pueblos del alfoz en la zona del Aljarafe y de la Sierra Norte de la provincia. Las producciones agrarias de las citadas zonas, de enorme riqueza, pudieron comercializarse en la capital gracias a las facilidades de transportes dadas por el nuevo puente de barcas.

En muy apretada síntesis, este es el complemento documental del extenso período de vida del puente de barcas (1171-1852), seiscientos ochenta y un años de Historia de Sevilla. Terminado el ciclo del puente de barcas, tres nuevos puentes se incorporaron al Guadalquivir: el de Isabel II, vulgo de Triana (Ver Diario de Sevilla, 5, 12, 19 y 26 de julio); el del ferrocarril Sevilla-Huelva (Ver Diario de Sevilla, 21 de junio), y la Pasadera del Agua (Ver Diario de Sevilla, 2, 9 y 16 de agosto), en el sitio de Chapina con servicio peatonal.

La ciudad vivió durante el siglo XIX un nuevo orto y ocaso sociopolítico, provocado éste por el Desastre del 98 y sus antecedentes. Los tres nuevos puentes, coincidentes con la Sevilla Federal (1868-1898), impulsaron el desarrollo económico de la margen derecha del Guadalquivir y fueron contemporáneos del alumbrado de gas, de los tranvías de mulas, de la llegada de la electricidad (1894) y la fundación del Ateneo (1887).

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