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Fiesta de la Inmaculada

El esplendor del adviento

  • El arzobispo de Sevilla destaca la presencia de la Inmaculada en el patrimonio cultural de la ciudad.

  • Hasta el día 15, bailan y cantan los seises en la octava que precede a la Navidad.

8 de septiembre de 1854. Desde entonces existe el dogma de la Inmaculada Concepción y por eso se celebra ese día. Lo definió el papa Pío IX, el más longevo de todos los pontífices, en su exilio siciliano de Gaeta. Lo refrendaron más de seiscientos obispos y forma parte, en palabras de Juan José Asenjo, arzobispo de Sevilla, del "patrimonio literario, artístico y cultural" de la diócesis. Desde las Inmaculadas de Murillo, en puertas de su cuarto centenario, a la canción del rockero Silvio en una proclama mariana que ayer circulaba por las redes en cordial recordatorio.

En una "solemnidad tan sevillana", en palabras del arzobispo, la representación de la ciudad se limitó a cuatro concejales: los socialistas Juan Manuel Flores y Clara Macías -"el alcalde está en Bruselas"- y los populares Alberto Díaz y María del Mar Sánchez Estrella. A los veinticuatro de la tradición les sobraban veinte. La solemnidad sevillana cabe en un cuarteto, preludio del carnaval que precede a la cuaresma.

Una solemnidad que Sevilla celebra como las buenas tradiciones. Los niños carráncanos llegaron bien temprano. Esta figura la crea la Archicofradía Sacramental del Sagrario, que data de 1511, pensando en niños sin recursos para los que ofrece hasta colonias de vacaciones. Ese perfil menesteroso ha desaparecido, pero siguen recibiendo formación religiosa, amén de un refresco con palmera de chocolate.

En "solemnidad tan sevillana" (Asenjo) sólo acudieron cuatro concejales a la función

La misa pontifical va precedida de la procesión de Tercia por el interior de las naves de la Catedral. Un ritual que sólo se repite en las antípodas del calendario, en la procesión de la Virgen de los Reyes. El Cabildo catedralicio cumple el ritual de ir al Palacio Arzobispal a por el representante del Papa en Sevilla. Atraviesan Matacanónigos, que a primera hora hacía honor a su nombre. El rito sólo se repite el Domingo de Resurrección.

Herminio González Barrionuevo dirige la Coral Polifónica, que empezó su repertorio con un tema de Evaristo García Torres. El arzobispo y los canónigos se revisten con las capas en la capilla presidida por las Santa Justa y Rufina de Goya, cerca de las patronas de Murillo que han viajado desde Dallas a los Venerables.

Paco Cuéllar está pendiente de todos los detalles de la procesión de Tercia. Es el asistente de Joaquín de la Peña, que en la Inmaculada de 2017 estará en la Catedral ya que ese día, Dios mediante -aquí sí se puede decir- la Catedral se sumará con una exposición a los actos por el cuarto centenario del nacimiento de Bartolomé Esteban Murillo.

Por la tarde empezó el baile de seises en el acto eucarístico vespertino. Tuvieron que vallar las entradas por las puertas de Palos y San Miguel, las que dan a la Avenida y a la plaza Virgen de los Reyes. La gente se volcó con esta tradición. No se produjo el milagro de la multiplicación de las sillas de Quidiello y fueron muchos los que se quedaron sin ver y oír esta preciosa rareza musical. Hasta el día 15, con la única salvedad del domingo 11, podrán verlos en la octava de la Inmaculada.

Las lecturas fueron del Génesis, "la serpiente me engañó y comí", la Carta de San Pablo a los Efesios y la Anunciación según San Lucas. La escena que más veces se ha recreado en la historia de la pintura. "He aquí a la esclava del Señor". Dos palabras, esclava y Señor, cuya hermenéutica es compleja en los tiempos actuales. En las ciudades llanas, a la fe -con mayúscula en el Giraldillo- le cuesta más trabajo mover las montañas porque la orografía interior es más sinuosa que la más escabrosa de las cordilleras.

Decenas de ramos de flores rodeaban el monumento a la Inmaculada, escoltada por las estatuas de Juan de Pineda, Murillo, Montañés y Miguel del Cid. A un lado, la cola de la Catedral; al otro, la del Alcázar. La fiesta de la Inmaculada, dos días después de la Constitución, al día siguiente de la iluminación navideña, echó a la gente a las calles de la ciudad. Colas en todos sitios. No sólo los que se quedaron con las ganas de ver a los seises. Colas en los belenes del Mercantil y Cajasol; colas en la lotería de Sagasta y el Gato Negro y hasta en el tiovivo de la Plaza de San Francisco.

En la Inmaculada de 2017 se inaugura en la Catedral la exposición con obras de Murillo

El americanista Luis Navarro García veía pasar a su nieto Miguel de carráncano junto al monumento de Cristóbal Colón. Sonaba la música de órgano de Ayarra y las voces de la Polifónica. Los hermanos Rafael y Pedro Cómez, historiadores, hablan de distintas presencias de la Inmaculada. El primero, medievalista, publicó en México un estudio sobre la Inmaculada de Pacheco, que forma parte del patrimonio de la Catedral. El segundo, americanista, discípulo de Morales Padrón, cuenta que en el siglo XVI era frecuente encontrar galeones con el nombre de la Purísima. El dogma que fijó el papa Pío IX, Pío Nono en la historia pontificia, al que deben su nombre los dulces granadinos elaborados desde mediados del siglo XIX en la localidad de Santa Fe.

Hubo bendición apostólica e indulgencia plenaria por parte del arzobispo para los asistentes a la misa pontifical. Cuatro concejales, baile de seises. La multiplicación da los veinticuatros, rémora histórica de la representación municipal. En Sevilla reinó ayer una mujer "vestida de sol con la luna de pedestal y una corona de doce estrellas".

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