los invisibles

"Mi estilo es una mezcla de anglosajón, el realismo ruso y heredero del 98"

  • Tito del Muro. Viajó en una de sus novelas a la Rusia zarista y ahora se irá al Berlín de las dos mitades. Maestro de la intriga, simultanea la novela negra con la literatura infantil

El novelista Tito del Muro, cuando pasó por la Feria del Libro de Sevilla.

El novelista Tito del Muro, cuando pasó por la Feria del Libro de Sevilla. / josé ángel garcía

Pasó por la Feria del Libro de Sevilla con sus dos últimas novelas. Tito del Muro (Madrid, 1961) hace novela negra y literatura infantil. El blanco y negro de un escritor en tecnicolor.

-'Invierno de Amapolas' se la dedica a su madre...

-Vive conmigo. Mi padre leía mucho, pero mi madre devora los libros. Está prácticamente ciega y lee con un aparato de la Once que parece un comediscos. Es la primera lectora de todos mis libros. Le gusta mucho la novela histórica. Yo tengo un ramalazo histórico en todos mis libros, pero no es mi género favorito. Si cuentas que Fernando III conquista Sevilla, hay poca ficción.

-¿Son compatibles la novela negra y el cuento infantil?

-Beethoven hacía sinfonías y también cancioncitas y sonatas. Lo de los cuentos surgió casi de casualidad, haciendo de cuentacuentos. Así surgió el libro Cuentos del bosque de las hadas. No he inventado nada. Andersen escribía para niños y para adultos, igual que Dickens o Stevenson.

-¿Lo más terrorífico es el niño como lector?

-Es exigente. Dejar embobados a niños de siete años durante cuarenta minutos no es fácil. En la Feria del Libro de Valencia se me acercó una niña de doce años, parecía una princesita. Me dijo si tenía algo de Stephen King. Se llevó mi novela más negra, La barca de Charón. Yo con doce años leía a Thomas Mann. Mis cuentos para niños son muy adultos.

-¿Más allá de los 'chiripitifláuticos'?

-Escribir es mi oficio, y salto de género como hacen los periodistas. El que cubre cultura alguna vez tendrá que hacer un evento deportivo o un reportaje rosa.

-El año que nació, Sevilla vivió la riada del Tamarguillo...

-Fue un año muy importante para la novela que estoy escribiendo. En 1961 empezaron a construir el muro de Berlín. En una noche hicieron una alambrada.

-¿Por qué Berlín?

-En Invierno de Amapolas me voy a la Rusia de 1905. Hice Derecho, pero la Historia es una fuente de inspiración tremenda. Un proverbio latino dice Ars longo vita brevis, tenemos menos tiempo en la vida que todo lo que hay que hacer y aprender. Mis novelas están muy documentadas, aunque sean muy ficticias.

-¿Se siente de una generación?

-Más bien no. Alguien dijo que lo importante es tener un estilo propio, y el mío creo que está entre el anglosajón, hasta en los nombres de los personajes, y el realismo ruso. Y también me considero heredero del 98. En mi obra abundan los diálogos. La novela española es más retórica, de párrafos largos. Mi obra es como una montaña rusa, pasa de momentos de acción, con un lenguaje directo, a momentos-valle que requieren de la prosa poética.

-El protagonista de 'Invierno de Amapolas' es un periodista...

-Ferdinand Kunning, un periodista austriaco al que hago alemán. Es una profesión hoy en día muy denostada.

-¿Qué dirá mañana la prensa canalla?, se preguntaba el anarquista de 'Luces de bohemia'.

-También decía que en este país se valora más el dinero que la inteligencia y el trabajo.

-Recorre las Ferias del Libro. ¿Percibe los gustos del lector?

-Soy un poco francotirador. No me fijo en lo que hay alrededor.

-¿Está libre de influencias?

-No me gustaría parecerme a nadie, sino a mí mismo, y yo me veo entre Ken Follett y Dostoievsky. Del primero, la estructura en la trama; del segundo, y de Tolstoi, Unamuno o Valle-Inclán la reflexión, un punto psicológico. La función principal de una novela es entretener. Si no entretiene es otra cosa, un ensayo. El escritor tiene una responsabilidad casi moral en lo que hace.

-¿Le gustan las etiquetas?

-Me molesta que se identifique la novela negra con la policiaca. Yo creo que es el género más inteligente. No quiero dar sensación de superioridad intelectual. Inteligente para el que la escribe y el que la lee. Tiene que ser creíble, que te lleve de la mano, que te haga pensar. Tiene que sugerir. Si lo deja todo hecho, la intriga desaparece. Mis libros no son para lectores novatos, sino para lectores a los que les gusta leer.

-Nació en Madrid, vive en Valencia...

-Yo tendría el carné de ciudadano del mundo. Estuve en Praga y me gustaría quedarme allí a vivir. En Edimburgo me pasó igual.

-¿Verá el Madrid-Liverpool?

-He quedado para cenar con unos amigos libreros.

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