Antonio Muñoz. Delegado municipal de Turismo

"La experiencia revela que no se pierde competitividad, al revés"

-Está a punto de concluir un verano récord de visitas a la ciudad, al haberse superado ya los 1,5 millones este año. ¿Sevilla puede seguir creciendo? 

-Sevilla se encuentra en un momento muy dulce turísticamente hablando, pero a mí me gusta decir que no hay que caer en la complacencia ni ser conformistas. Esta ciudad puede y debe crecer más, lo que habría que poner ahora es adjetivo a ese crecimiento.

-¿Es ésta la mejor coyuntura para aplicar una tasa turística? 

-Es un fenómeno en aumento en la mayoría de las ciudades europeas. La tasa turística, tarde o temprano, llegará a Sevilla.

-¿Y cuál es su opinión?

-Que llegue cuanto antes. La tasa, haciendo un cálculo de un euro por persona y día, podría dejar en estos momentos unos ingresos anuales de 5 millones de euros. ¿Cuánto tiempo tendría que transcurrir para que un destino como Sevilla contara con ese presupuesto para promoción turística? Prácticamente más de diez años si seguimos condicionados a las aportaciones que las distintas administraciones públicas pueden hacer.

-¿La tasa es garantía de crecimiento?

-La experiencia ha demostrado que el turismo no disminuye, la tasa no disuade las visitas. El turismo en Barcelona es un ejemplo, sigue creciendo. La experiencia revela que la ciudad no pierde competitividad, al revés.

-Los hoteleros son quienes principalmente se oponen porque ellos serían quienes cobrarían la tasa en la factura del establecimiento. ¿Hay otra fórmula?

-Es difícil porque Sevilla tiene muchas vías de entrada. No es lo mismo cuando es una isla. Y abonarla en el aeropuerto supondría castigar al viajero aéreo. La tasa hay que liquidarla en el hotel, se hace así en Cataluña y Baleares.  

-Eso implica una gestión. 

-Así es, pero tenemos una propuesta para ese sector. El cien por cien de la recaudación de la tasa se destinaría al turismo. A la mejora de determinado patrimonio  para el que no siempre hay recursos suficientes, aunque el grueso sería para marketing turístico. Pero otra parte se podría destinar a compensar a los hoteleros por esa gestión. Eso se podría traducir en programas de mejora de hoteles, favoreciendo desde la administración la reclasificación de las estrellas, programas de formación... sería cuestión de negociarlo con ellos y establecer alguna compensación. 

-También es necesario que haya un control público de esa recaudación.

-Control público-privado sobre lo que se recauda y hacia dónde va el dinero. Ése sería mi compromiso. 

-¿Y está el gobierno local dispuesto a impulsar esta tasa sin consenso?

-No, lo primero sería abrir el debate y lograr ese consenso. Creo que es posible. Yo noto una predisposición a favor de la mayoría del sector empresarial. El principal obstáculo es el marco legal. La Junta de Andalucía tendría que establecer las condiciones para implantar la tasa. La primera tarea es negociar, reclamar, hablar con Turismo.

-Pero la Junta ya ha mostrado en otras ocasiones su rechazo.

-Hay argumentos para dialogar y mostrar las ventajas y posibilidades de dar un salto vertiginoso en los presupuestos para el turismo. Me consta que en otras ciudades españolas este planteamiento está encima de la mesa.

-¿También en otras andaluzas?

-Es un tema que quiero abordar en las reuniones sobre el eje común con ciudades como Málaga, Granada y Córdoba. Si hay consenso entre nosotros la negociación con la Junta sería más fácil.

-La tasa puede cobrarse a quien se aloja en un establecimiento regulado en Sevilla. ¿Qué pasa con el turista que va a apartamentos alegales que tanto están proliferando?

-Es un fenómeno que se está extendiendo no sólo en Sevilla, por toda España, y que preocupa mucho. Es una oferta desleal que puede deteriorar la imagen de la ciudad y puede perjudicar también al propio turista, que no puede ejercer los mismos derechos. En ciudades como Barcelona o Venecia está generando una contestación vecinal importante. Estos alojamientos están en bloques residenciales y el ritmo del turista y del vecino es distinto.

-¿Cuál es la solución?

-La inspección por parte de la Junta es crucial. Es fácil detectar dónde está la oferta porque se hace a través de internet. Nosotros, como Ayuntamiento, podemos detectarlo y denunciarlo, pero no tenemos inspectores de turismo dentro del Consorcio. 

-Hasta ahora hemos hablado de aspectos cuantitativos, ¿corre Sevilla riesgo de saturación?

-Sevilla puede crecer. Yo no hablo de un turismo de masas porque ésta es una ciudad monumental y hay que reflexionar sobre la carga que puede asumir. Necesitamos un turismo sostenible, pero no estamos aún en ese momento al que han llegado ciudades como Venecia, por ejemplo. 

-¿Y hacia dónde hay que crecer? ¿Hace falta un salto cualitativo?

-Así es. Hacen falta nuevos productos. La Bienal nos sirve para reflexionar, es  una programación cultural que no está incorporada a la promoción turística y se ha posicionado, los amantes del flamenco tienen una cita cada dos años con Sevilla. Lo mismo hay que hacer con la ópera por ejemplo... Y está el turismo de compras, asociado a un turista con un gasto medio-alto y al que le pueden interesar la artesanía y la moda flamenca. Y el turismo gastronómico. En estos momentos Sevilla está conjugando la cocina tradicional con la nueva oferta de gastrobares y funciona muy bien. Cuando un turista vuelve a casa lo primero que comenta es lo bien o mal que ha comido en el destino.

-Flamenco, tapas, patrimonio... no suena muy novedoso.

-Sevilla no debe caer en el error de otras ciudades de estandarizar su oferta, ofrecer lo mismo desde el punto de vista museístico o gastronómico. En flamenco somos la capital mundial, pero también hay patrimonio e historia para ofrecer algo distinto. Estamos intentando ampliar el espacio turístico. La zona norte del centro es un claro de ejemplo de cómo se pueden ofrecer otras rutas, la de las iglesias, arte barroco y mudéjar. Pero para eso no basta sólo con hacer un mapa, hace falta compromiso del sector privado y de la Iglesia.

-¿Sevilla tiene un plan de marketing claro?

-En los próximos meses uno de los principales argumentos de venta va a ser Murillo. Hay que aprovechar las conmemoraciones y ésa debe suponer una inyección de turismo cultural importante. Desde la Expo y algún evento deportivo de alto nivel no hay tradición en Sevilla de montar algo similar. Estamos en contacto con la National Gallery para presentar el evento. Y hay que hacer promociones a larga distancia, con ciudades que estén a más de seis horas de vuelo. Nos interesa captar al turista norteamericano y al asiático. 

-El nuevo centro de Marqués de Contadero ¿qué aporta en calidad al turismo?

-Allí se dará un servicio personalizado. La manera de suministrar la información y diseñar las visitas es una revolución. Trabajamos para mejorar el servicio y las zonas turísticas. Hay que hacerlas también compatibles con los residentes y acabar con la degradación paisajística que sufren algunas zonas emblemáticas, patrimoniales.

-¿Se refiere a las terrazas de veladores?

-A eso y a la cacharrería que las acompaña. Vamos a tomar medidas para que se alejen del aspecto de zoco que presentan.

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