Los invisibles · Alfredo Jiménez Núñez

"En la historia de la humanidad, todos los vecinos siempre se llevaron mal"

  • Niño de la República, este antropólogo sabe más de virreyes que de reyes. Fabula con una frontera que conoció en archivos y después sobre el terreno.

FUE a Estados Unidos en tiempos de Eisenhower y de J.F. Kennedy. El país que se apoderó de buena parte del Lejano Norte, la parte de México a la que Alfredo Jiménez Núñez (Sevilla, 1931) vuelve en una novela.

-¿Qué es el Lejano Norte?

-Lo que se conoce bien, o la gente cree que conoce, es el Gran Oeste Americano. El Lejano Norte fue frontera del imperio español durante tres siglos y empieza en 1546 por un hallago casual de plata en Zacatecas.

-¿Su primer viaje a América?

-En el curso 1957-58. Un viaje de tres meses en tren por los Estados Unidos. Descubrí el Gran Cañón y a los indios pueblo. Los aztecas los llamaban bárbaros, pero vivían en casas de adobe de tres plantas y eran agricultores.

-¿Quién gobernaba?

-Estaba Eisenhower. Ya había firmado los acuerdos con Franco. Un día lo vi saliendo de cenar con el rey de Marruecos Mohamed V.

-¿Qué buscaba allí?

-El objeto de la antropología cultural, el estudio del otro. En mi caso, el estudio del indio en un oasis a lo largo del río Grande.

-¿Volvió convertido en 'otro'?

-No. Me reafirmé en mi vocación. Por aquel viaje tuve que retrasar un año los estudios y mi boda. No hubo ningún problema porque a mi mujer, Beatriz, la conocí en primero de carrera. Nos licenciamos el mismo día, leímos la tesina el mismo día y con una beca de los Estados Unidos nos fuimos a Chicago con dos niñitas en 1963, dos meses antes del atentado contra Kennedy.

-¿Qué se le perdió en América?

-Estudiar una zona con civilizaciones muy potentes. No conocían la rueda, no montaban a caballo ni tenían sistemas de escritura, salvo los jeroglíficos de los aztecas, pero eran muy avanzados en la arquitectura o en un pensamiento del cosmos.

-A los amantes de las películas del Oeste les va a gustar de su novela que salen apaches y comanches. ¿Quién dominaba?

-En la historia de la humanidad, todos los vecinos siempre se llevaron mal, bárbaros o civilizados. Apaches y comanches eran enemigos naturales, competidores. Los comanches penetran en territorio español tardíamente, se hacen magníficos jinetes. A veces son aliados, como los pueblos indígenas de la selva amazónica.

-En México había una Nueva Galicia, una Nueva Vizcaya...

-Los vascos fueron muy importantes. A México le ponen Nueva España. Llegan con una idea tan plena de España... Crean nuevo León, nuevo Santander.

-¿Por qué no viajó ningún rey?

-Ni se lo plantearon. Carlos V es muy viajero porque fue emperador de media Europa. Felipe II no viaja nada. Tampoco los reyes de Inglaterra van a sus colonias. En aquella España era muy difícil elegir dónde iría el rey.

-Ahora es mucho más sencillo.

-Si el avión no tiene averías.

-¿El novelista tiene una libertad que le falta al historiador?

-El límite está en lo verosímil.

-¿Es del realismo mágico?

-Estos días todos estamos releyendo a García Márquez. Ellos mismos estaban de vuelta del realismo mágico. Me gusta mucho el relato breve, donde son maestros el autor colombiano y Juan Rulfo, con quien coincidí en un programa de La Clave de Balbín con Ángel González y Miguel de la Quadra Salcedo.

-¿Qué película pusieron?

-Aguirre, la cólera de Dios. Con las pocas películas que se han hecho en España sobre su presencia en América, les dio por hacer otra sobre ese loco.

-¿Qué 'western' habría salido?

-No se trata de buscar culpables. El desprecio, la ignorancia, no digo el olvido porque lo que no se ha conocido no se puede recordar ni olvidar. Los norteamericanos, con una historia mucho más breve, lo convirtieron en un género cinematográfico.

-¿De quién es el Lejano Norte?

-Un señor que hubiera nacido a principios del siglo XIX en esa zona habría sido español, mexicano y súbdito norteamericano desde que Estados Unidos se queda en 1848 con Texas, Nuevo México, Arizona y California.

-La frontera es el eje de los conflictos: Ceuta y Melilla, Rusia y Crimea, Cataluña...

-Cuando acabé de trabajar en la Expo, regresé al estudio de la frontera. La dimensión más antigua, permanente y la más trágica a lo largo de la historia. En antropología existe una acepción positiva de la frontera. Es un espacio, no una línea, donde conviven y coexisten grupos diferentes. En el sentir general, es límite, cerrazón, defensa. Un incentivo pasa saltársela, un aliciente para políticos y militares ambiciosos.

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