"La ilusión y unos conocimientos básicos son lo único que se necesita para volar en ultraligero", explica Fernando Llabona, responsable de Aero2mil, una empresa creada en 1982 y pionera en impartir cursos de vuelo en estos aparatos. "Los primeros ultraligeros fueron ala deltas a los que se les puso un motor para poder despegar desde el suelo y no tirándose desde una colina. Hoy en día están muy desarrollados en tecnología y prestaciones". Aero2mil empezó en 1982 ofreciendo instrucción de vuelo, hoy la mantiene y cuenta con una media de 20 alumnos. Pero no sólo ofrecen esos servicios, aquellos que quieran continuar la afición tras el curso se les ofrece la posibilidad de alquilar un aparato o incluso comprarlo en multipropiedad. "Un 70% de los que realizan el curso luego sigue en este mundillo", explica. El curso de pilotaje de ultraligeros consta de unas 20 horas de vuelo, también de clases teóricas en materias como derecho aéreo, meteorología o navegación. El perfil del aficionado es predominantemente de un varón de hasta 60 años. "Creo que lo que les define es su curiosidad por volar. Es una sensación única, fácil como conducir un coche pero pudiendo moverte de arriba a abajo sin limitaciones", explica. El vuelo con ultraligero no es muy conocido. "La imagen de los pilotos está mitificada, cualquiera puede hacerlo con formación. Otro falso mito es que es caro, cualquier mileurista podría costeárselo y el vuelo sigue siendo el transporte más seguro".