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Sevilla ayer y hoy

El imperio de los automóviles

  • PRÓXIMA ENTREGA Miércoles, 2 de septiembre.Hasta finales del siglo XX, las plazas y grandes espacios públicos fueron convertidos en aparcamientos indiscriminados, invadiendo las zonas propias de uso peatonal, sin control medioambiental ni vigilancia

NADA mejor para valorar tiempos pasados, a veces considerados mejores sin fundamentos, que comparar fotografías antiguas con las realidades actuales. Es verdad que una imagen casi siempre vale más que mil palabras, y esto sucede cuando podemos ver el uso abusivo de la Plaza de España durante la Feria de Abril, como garaje público indiscriminado, sin controles medioambientales ni de seguridad del edificio y sus zonas peatonales.

Otros ejemplos cotidianos fueron las plazas de San Francisco y Nueva de San Fernando, esta última hasta fechas recientes. Durante décadas la emblemática Plaza de San Francisco, la más antigua de la ciudad, fue zona de aparcamiento indiscriminado. Y lo mismo sucedió con otras plazas menores y espacios públicos del centro histórico sin el menor respeto a los derechos del ciudadano y, mucho menos, a los niños que no tenían espacios donde poder jugar con seguridad.

Otro ejemplo muy expresivo fue el uso del solar del mercado de la Encarnación como aparcamiento de pago, durante décadas. Y el mismo Parque de María Luisa era invadido por la muchedumbre durante las jornadas de Feria de Abril. El traslado del recinto ferial a Los Remedios, en 1973, fue tardío y polémico nada menos que durante tres cuartos de siglo, desde finales del siglo XIX.

La actual política a favor de ampliar las zonas peatonales es positiva, pero debe valorarse según cada sector urbano, pues en todos los casos se dan circunstancias excepcionales que no deberían ignorarse. En el casco antiguo, los aparcamientos subterráneos estratégicos y las alternativas de transportes adecuados desde la periferia, deben acompañar siempre a las restricciones de circulación y estacionamiento, pues en caso contrario se produce un desequilibrio perjudicial para el bien común.

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