Sevilla

La incertidumbre obliga a cambiar todo el sistema de obra del Parasol

  • Un nuevo armazón de hierro se encargará de sostener la futura cubierta de madera · Sacyr ha tenido que volver a hacer los cálculos de la estructura para garantizar su viabilidad · El Parasol se montará pieza a pieza

Es una de las consecuencias de la denominada arquitectura singular: a mayor riesgo estético, mayor incertidumbre constructiva. Un factor que, en una gran obra pública, como es el caso de la reforma de la Plaza de la Encarnación, casi siempre se traduce en más tiempo y más dinero. En un presupuesto creciente y en plazos mucho más abiertos. La Gerencia de Urbanismo de Sevilla y Sacyr, la empresa adjudicataria del futuro espacio comercial que se implantará en este enclave urbano, han tenido que alterar casi por completo, y a última hora, todo el plan de obras que desde hace un año tenían previsto ejecutar para agilizar en el tiempo la construcción del proyecto Metropol Parasol, diseñado por el arquitecto berlinés Jürgen Mayer.

En principio, Sacyr parecía tenerlo todo controlado: en marzo del pasado año la constructora aseguraba que la madera para armar el Parasol -pino finlandés- ya había sido adquirida y estaba siendo tratada en Alemania; un proceso que, tras el izado de la planta elevada que lleva ya casi diez meses colgada de dos de los pilares existentes, permitiría iniciar la colocación del Parasol casi de inmediato. La madera -aunque engarzada de forma que se sostuviera por sí misma- iba a ser una especie de cubierta flotante sobre el edificio del mercado y las galerías comerciales, cuya construcción -en una pieza edificada única que iba desde el subsuelo a la plaza elevada sobre rasante- se estimaba que debía estar totalmente lista a mediados del mes de junio.

Sin embargo, estos plazos no se han cumplido. El proyecto no se va a terminar hasta 2009, más de dos años después de la fecha oficial, porque las dificultades para construir y colocar el artefacto arquitectónico diseñado por Mayer son extraordinariamente más importantes de lo que en principio se había estimado. Acaso su realización sea todavía un reto desde el punto de vista empresarial, pero también supone un serio problema tanto para los comerciantes de la Encarnación -principales afectados por el retraso- como para el gobierno local (PSOE e IU), que no ha tenido más remedio que reconocer el tropezón político que supone prolongar este proyecto hasta el ecuador de este mandato municipal.

¿Cuáles son las causas reales de tal dilación? Oficialmente el Consistorio no ha querido entrar en demasiados detalles, alegando sobre todo razones de seguridad para justificar la demora. Lo cierto, sin embargo, es que estos motivos han contado en la decisión de replantearse el calendario de obras, pero son más una consecuencia que la causa real de la situación. Todo parte, en realidad, de la inexperiencia (inevitable, dada la ausencia de proyectos similares de los que poder aprender) y de la incertidumbre que supone tener que alzar sobre un espacio urbano una estructura de la envergadura del Parasol de la Encarnación. Una situación que ha provocado durante meses tensiones y conflictos entre el estudio del arquitecto berlinés y la constructora -con la Gerencia de por medio- con el fin de ver cómo resolver el problema, ya que el plan de montaje de la cubierta de madera, al parecer, no ofrecía todas las garantías necesarias. Sacyr pensaba, en su hoja de ruta inicial, empezar a montar el Parasol a partir de los pilares ya existentes -los dos centrales (más altos) y los laterales, de los que sólo existe su base en las distintas zonas de la plaza- mediante un método que consistía en componer en el suelo paños completos de madera, izarlos y sustentarlos -hasta lograr su unión estable y definitiva mediante mecanismos de acero galvanizado- con un sistema de contrafuertes o puntales temporales que, tras ser retirados, dejarían al Parasol suspendido en el vacío. Éste era el plan oficial. Y sobre él se sustentaba todo el calendario de plazos.

Ahora, esta fórmula se ha alterado casi por completo, lo que explica que ya no exista posibilidad alguna de culminar las obras en un periodo inferior a los dos años. El arquitecto reclamó hace meses que, dados los problemas surgidos en Alemania con estructuras similares -relativamente parecidas-, volviera a hacerse un cálculo de estructura para garantizar la viabilidad de la cubierta, propuesta a la que Sacyr, en principio, se negaba por su elevado coste económico. Tras una etapa de tira y afloja entre ambas partes, la empresa accedió al fin a realizar este estudio, esencial para poder levantar cualquier estructura con garantías, ya que se trata del proyecto técnico que dice cómo y de qué manera deben repartirse las cargas (el peso) de cualquier edificación para que ésta sea capaz de sostenerse por sí misma. De la conclusión de este segundo estudio han salido dos conclusiones: hay que reforzar -todavía más- la estructura de madera del Parasol y, además, alterar por completo el sistema de montaje previsto. El Consistorio dijo ayer por boca de Emilio Carrillo, concejal de Urbanismo, que la decisión se tomó después de que en enero de 2006 se conociera el hundimiento de la cubierta del palacio de hielo de la ciudad de Bad Reichenhall (Baviera). Un suceso que, siempre según la versión municipal, obliga a extremar las medidas de seguridad. Este edificio en cuestión data de los años setenta. Su cubierta, también de pino finlandés pero más pequeña que la del Parasol, se hundió por el peso de la nieve. Sea como fuere, lo cierto es que los responsables municipales y Sacyr acordaron en otoño un nuevo plan de obras que ahora consiste en sustentar el Parasol mediante un armazón metálico -el hierro en principio iba a limitarse sólo a partes muy concretas de la estructura (las bases y las uniones de las diferentes piezas)- y a olvidarse de la idea de levantar sobre la plaza grandes paños, ya armados, de la cubierta. Los 56.000 metros cuadrados de la piel de madera tendrán que montarse pieza a pieza, lama a lama, sobre el citado esqueleto metálico, que será integral. Ambas circunstancias son las que dilatan todos los plazos. Se trata de componer un gigantesco puzzle. El cambio de planes deja sin sentido la idea inicial de terminar el edificio que une la cripta arqueológica, el mercado y las galerías comerciales antes de colocar la cubierta. Con la madera, no hubiera habido problema. Pero con la estructura metálica todo cambia: no puede hacerse con el mercado funcionando y los ciudadanos pasando bajo una estructura inestable. El Parasol, en todo caso, se recubrirá de poliuretano, como estaba previsto, y tendrá color marfil. Casi crema.

56.000

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