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Y se hizo el morado

  • El morado predomina este año en el alumbrado navideño que se encendió por primera vez este miércoles.

  • Sevilla ha sido de las últimas ciudades en inaugurarlo.

La Navidad ya alumbra Sevilla

Los manteros de Tetuán miraban al suelo cuando la mayoría de los paseantes de esta vía comercial alzaban sus cuellos a las alturas. Pasadas las 18:30, se hizo la luz. Tarde, pero se hizo. Mientras que en la mayoría de las ciudades españolas el alumbrado navideño se inauguró a principios de diciembre -incluso el último fin de semana de noviembre, como en Málaga- en Sevilla no se ha encendido ninguna bombilla (por supuesto, led) hasta la víspera de la Inmaculada.

Ha tenido que ondear la bandera blanca y celeste en lo alto de la Giralda para que la decoración navideña se haga visible. En el ecuador de un puente festivo con máximas de 20 grados y como prólogo a una noche de tunas. Así se encendían las 192 calles en las que el Ayuntamiento ha colocado un alumbrado en el que -como ocurre desde hace tiempo- no hay ninguna referencia al sentido religioso (y se supone que básico) de la Navidad.

El árbol de la Plaza del Salvador, ya iluminado. El árbol de la Plaza del Salvador, ya iluminado.

El árbol de la Plaza del Salvador, ya iluminado. / Juan Carlos Muñoz

Como prólogo al encendido, junto al arquillo del Ayuntamiento, Lipasam organizó un concierto de rock a cargo del grupo Los Quiero, cuyas melodías provocaron más de un asombro ante un público entregado ya, a estas alturas, a los sones propios de los villancicos de la época.

Si hay un color que este año destaque en la iluminación navideña, ése es el morado, o el "buganvilla", como así lo definió el delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo del Ayuntamiento, Antonio Muñoz, quien prefirió denominarlo con el nombre de esta planta que trepa por las fachadas sevillanas en verano. Un guiño a la decoración local que no muchos supieron captar. En este sentido, no fueron pocos los que en esta primera noche identificaron el morado con el color del partido que lidera (por ahora) Pablo Iglesias.

La luces en la Avenida de la Constitución. La luces en la Avenida de la Constitución.

La luces en la Avenida de la Constitución. / Juan Carlos Muñoz

El morado, junto con los tonos dorados, se extiende por la Avenida de la Constitución. También está presente en los abetos luminosos que cuelgan de la calle Sierpes. Y en una novedad de este año: la guirnaldas que decoran el eje comprendido entre la plaza de San Pedro y la del Museo, en las que se insertan decoraciones transparentes con motivos navideños.

Pero, sin duda, si hubo un punto en el que este miércoles se concentraron curiosos (con cámara de fotos y móvil alzados) ése no fue otro que la Plaza del Salvador. El pintoresco árbol luminoso allí instalado llamó la atención de los viandantes días atrás. De día, ciertamente, es bastante feo. De noche, la verdad, la percepción es bien distinta. Especialmente llamativa son las ramas que parten del (supuesto) tronco y se extienden por toda la plaza, donde los bares situados en los soportales hacen su particular agosto en este puente de diciembre con temperaturas primaverales.

Otra de las novedades de este año es la calle Asunción, en Los Remedios, donde vuelven las bombillas a los cielos tras optar años atrás por iluminar únicamente las copas de los naranjos.

La vegetación también es protagonista de esta decoración. Las ramas y troncos rodeados de bombillas se han vuelto un recurso clásico llegadas estas fechas. Así ocurre en la Plaza Nueva, la Plaza del Triunfo y las del Cronista (detrás de San Luis de los Franceses), el Pelícano, José Luis Villa y de la Mata.

Pero no sólo el centro participa en la iluminación navideña. Los barrios también existen en estas fiestas. Por primera vez, según el gobierno de Espadas, se ha colocado el alumbrado en la Avenida de la Cruz del Campo (Nervión), en la Plaza Primero de Mayo y en la Avenida de los Gavilanes (Cerro del Águila).

Aunque la que no pasa desapercibida es la decoración del Consistorio. Especialmente la fachada de la Plaza Nueva, en la que de nuevo se opta por revestirla con una cascada de luces que, a primera vista, cualquiera diría que se trata de un traje de burbujas de Freixenet.

Una fachada que se convirtió en la tarde de este miércoles en una especie de photocall donde familias, amigos y sevillanos en solitario se hacían selfies para dejar testimonio de que la luz de la Navidad (expresión cursi donde las haya) había llegado a Sevilla. Una ciudad donde hasta no hace mucho tiempo se vivían estas fiestas con pocas luces. Y hasta sin mapping.

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