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Dos maneras de ganar una batalla

  • Visiones. Dos batallas del siglo XIX, una contra los franceses, otra de la guerra carlista, evocadas en un cuadro de Ferrer-Dalmau y una tradición gastronómica que data de Clarín

Ferrer-Dalmau, junto a Ricardo Suárez, explica su cuadro 'La Degollá' a alumnos del CEU San Pablo.

Ferrer-Dalmau, junto a Ricardo Suárez, explica su cuadro 'La Degollá' a alumnos del CEU San Pablo. / belén vargas

Cuando tenía la edad de los alumnos de primero de ESO del CEU San Pablo que ayer veían su obra en el Círculo de Labradores, Augusto Ferrer-Dalmau estudiaba en los jesuitas de Sarriá, y les contó que entonces no soñaba con ser pintor y mucho menos pintor de batallas. Si acaso le marcó en su condición de periquito -seguidor del Espanyol de Barcelona- y en su fobia a los nacionalismos, que tuvieron caldo de cultivo en la congregación.

Valió la pena salir del aula para asistir a la lección magistral de un pintor de batallas. De la mano de Ricardo Suárez, batallas de pintor, profesor de estos alumnos, y con María Luisa Ríos, directora del centro, y Fernando Enrile, profesor de Educación Física y tutor, los alumnos tuvieron ocasión de preguntarle al pintor sobre su obra.

Clase de pintura histórica en Labradores con Ricardo Suárez y Augusto Ferrer-Dalmau

En la carga de los Dragones de Almansa perdieron los franceses y el cuadro vuelve hoy mismo a Londres, a manos del coleccionista que se lo compró. El campo de batalla fue Miajadas, Extremadura. La fecha, 21 de marzo de 1809. "Tardé tres meses, cinco horas diarias, sin vacaciones, sólo cuatro días de verano", contó el autor de la obra. Para cada jinete hay un boceto diferente. Siete dragones, como los siete magníficos del Far West, y un trompeta sobre el caballo blanco.

Ricardo Suárez les puso en precedentes, les explicó las diferencias entre pintura figurativa y abstracta. El otro cuadro, una batalla naval que describe la ayuda española a la independencia de los Estados Unidos, pertenece a un coleccionista sevillano. Después de la visita colegial, por la tarde tuvo lugar una mesa redonda sobre Caballería y rigor histórico en la que intervinieron el propio pintor y María Fidalgo Casares, comisaria de la exposición y especialista en su obra.

Arturo Pérez-Reverte fue a una exposición de Ferrer-Dalmau y allí nació su amistad y una fructífera colaboración. "Yo le digo a Arturo que no es que me gusten las guerras, pero me ponen". Una afición que surge con las películas de John Ford y plásticamente se cimentó cuando descubrió el realismo en la Gran Vía pintada por Antonio López. Una mezcla sugerente entre el dinamismo de las películas del cineasta de origen irlandés y el quietismo del pintor de Tomelloso.

Los alumnos eligieron por plebiscito espontáneo a Laura como la compañera con más inquietudes artísticas. Le preguntaron al pintor por la perilla que adornaba la mayoría de los rostros de los dragones de Almansa. "Era típico de la época, quizás el prototipo del machote español".

Cuadros de batallas son La rendición de Breda de Velázquez o el Guernica de Picasso, da a entender Fernando Gabardón de la Banda en el texto que ha escrito como unidad didáctica de esta visita. "Hay hombres peores que la guerra", dice un personaje de Otoño cheyenne (El gran combate), la película crepuscular de John Ford. "La humanidad no hubiera llegado donde llegó sin las guerras", dice Ferrer-Dalmau. "Estados Unidos o Rusia están donde están porque ganaron guerras. Por las guerras llegaron los grandes adelantos en aviación o en comunicación".

Tataranieto de un oficial del ejército carlista, el pintor de batallas ha viajado a alguno de los escenarios que frecuentó Pérez-Reverte como corresponsal de guerra, como Afganistán. Una batalla de tierra, en suelo extremeño, y una batalla naval, expuestas en el patio del Labradores, que como les contó Ricardo Suárez a sus aplicados alumnos fue el lugar donde nació la hermandad del Gran Poder.

Los Dragones de Almansa miran de frente, como Los Borrachos de Velázquez. Derrotaron a los franceses. ¿De la pintura se puede decir como de la Historia, que la escriben los vencedores? Ganar no es vencer, y vencer, enseñó Unamuno, no es convencer.

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