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Sevilla

Los materiales de construcción de la cárcel ya fueron objeto de polémica en el año 1989

  • Pacheco dijo que la prisión era una "casita de chocolate" por la endeblez de sus barrotes

Los materiales con los que se construyó la prisión de Sevilla-I ya fueron objeto de polémica en el año 1989, cuando se levantó la cárcel. La construcción del centro fue adjudicada por el Ministerio de Justicia a Dragados por más de 3.000 millones de pesetas. La constructora subcontrató luego la obra de herrería de la prisión a la empresa Talleres Palomino y luego ésta lo subcontrató a su vez a otro taller.

Esta situación repercutió en la calidad de los materiales, que fueron más baratos para ahorrar costes. De ahí que los barrotes de las ventanas de las galerías -por la que huyeron los dos presos- fueran del llamado hierro dulce o forjado, el más blando de todos.

El PA ya denunció la mala calidad de los materiales de la prisión de Sevilla, por entonces llamada Sevilla-II. El presidente de los andalucistas, Pedro Pacheco, aseguró entonces que la cárcel era "una casita de chocolate" por las numerosas deficiencias que presentaba. El ministro de Justicia, Enrique Múgica, defendió los sistemas de seguridad de la cárcel y apuntó que el centro contaba con un sistema electrónico de gran calidad.

Los barrotes de las celdas tuvieron que ser cambiados por materiales más resistentes después de la construcción de la prisión, pero los de algunas ventanas de otras zonas como las galerías no fueron renovados. Esto permitió a los dos reclusos que se fugaron la pasada semana poder doblar con cierta facilitad las rejas de la ventana de la galería del módulo 7 de la unidad de preventivos. Los barrotes cedieron haciendo palanca con un somier. La fuga del Rafi y de Mohamed Larbi Elimlami ha puesto de manifiesto la necesidad de reforzar las diferentes medidas de seguridad de la prisión.

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