Inmortales, quizás aún no, pero los futuristas más influyentes apuntan que el ser humano podrá vivir hasta los 300 años antes de 2045. La clave está en "controlar el envejecimiento". Para el ingeniero venezolano José Luis Cordeiro, el futuro no será curar enfermedades como el alzhéimer, el párkinson o el cáncer, sino prevenirlas a través del estudio de los genes de cada uno: "Nosotros vamos a ver la muerte de la muerte. Esto no es ciencia ficción, es ciencia real".

Cordeiro, profesor de Energía de Singularity University, en Silicon Valley, protagonizó ayer en la Fundación Cajasol la conferencia Tecnologías del futuro y convergencia NBIC (nano-bio-info-cogno), organizada por la Fundación Goñi y Rey. El investigador analizó las nuevas industrias del futuro, las aplicaciones desde la medicina hasta la energía y la posibilidad científica de la inmortalidad antes del año 2045.

"Somos la última generación humana que no estará diseñada genéticamente", apuntó Cordeiro. "Podemos saber de dónde venimos y combinar los genes para diseñar a nuestros descendientes. Nadie quiere que sus hijos hereden sus enfermedades". Pero esto se producirá en los próximos 20 años. Para los que no lleguen a tiempo, Cordeiro propone un Plan B: la congelación del cuerpo y, en un futuro, curar la enfermedad que padecieron.

Desde la creación de virus y bacterias artificiales a clonaciones de seres vivos y la recuperación de especies como el mamut a través de la inseminación artificial de un elefante. Cordeiro va más allá y no sólo habla de la impresión 3D de órganos, una realidad ya, sino de la creación artificial de pulmones e hígados, su clonación: "Lo único que no se puede crear de forma artificial aún es el cerebro humano, la estructura más compleja del universo conocida hasta ahora". Pero Cordeiro no sólo lo ve posible, sino que da fecha: "Máximo 20 años".

Sobre este tema habla el libro Cómo crear una mente, de Ray Kurzweil, y con prólogo del propio José Luis Cordeiro. "Kurzweil explica los impresionantes avances de la inteligencia artificial y cómo dentro de unos pocos años podremos terminar la ingeniería inversa del cerebro humano", señaló. Kurzweil sostiene que para el año 2029 una inteligencia artificial pasará la llamada Prueba o Test de Turing, basado en la idea del científico inglés Alan Turing para saber si un humano es capaz de diferenciar si está escribiendo o hablando con otro humano o con una máquina. Pronostica, incluso, que la inteligencia artificial tendrá en realidad que bajar su nivel para no ser fácilmente identificada como superior a la inteligencia humana.

De momento la máquina ya es capaz de ganar al hombre al ajedrez, como ocurrió en 1997 cuando el Deep Blue de IBM superó al campeón Gary Kasparov; o, más recientemente, en 2008, cuando el ordenador Watson, desarrollado también por IBM, triunfó sobre los dos concursantes con más éxitos del programa Jeopardy! "Hace 15 años, el ordenador que ganó a Kasparov al ajedrez costó 100 millones de dólares, hoy es una aplicación que se puede bajar gratis de internet", apuntó el conferenciante. "El cerebro humano no puede competir ya en velocidad ni en capacidad de memoria. Un móvil es ya más rápido y tiene más memoria que nuestro cerebro".

Su temor es la religión, el prisma a través del cual Occidente, especialmente, cuestiona estos avances. Aquí se habló de ciencia; tecnología; de coches sin volantes ni frenos, vehículos automatizados; del congreso de Corea del Sur, donde "se debate si conceder derechos humanos a los robots"; de mentefacturación frente a la manufacturación; e, incluso, del gran negocio de las orejas del universal Mickey Mouse, "hechas a base de petróleo", un personaje que Cordeiro lució orgulloso en su corbata durante toda su conferencia. Pero no se habló de ética, ni de moral, ni de detractores. El futuro es vida, vivir hasta los 300 años y, "quien quiera morirse antes, que lo haga".