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Sevilla

La piqueta toma el Salvador

  • Comerciantes y restauradores de la plaza y sus alrededores muestran recelo por los trabajos de peatonalización debido al temor a un descenso en la clientela

Ruido. Mucho ruido. Ésa era la sensación que se vivía ayer en la plaza del Salvador en torno al mediodía. Entre los pequeños comercios de la zona rondaba la misma idea: "Sevilla es un caos". Ayer se iniciaron las obras de reurbanización de la plaza del Salvador y de la calle Córdoba, que se prevé finalicen para Navidad y que influirán en las ventas de los comercios de la zona. También se eliminará la zona de carga y descarga de la plaza, lo que conllevará que muchos comerciantes de la zona tengan problemas para descargar la mercancía a los locales y comercios.

La dueña de una tienda de complementos de la plaza declaraba que la ciudad está siempre en obras y que este nuevo trabajo en la plaza va a provocar "un descenso en las ventas, y más tratándose de una tienda pequeña". También asegura que para modernizar una ciudad "no basta sólo con gastarse una pasta en algo inútil como el Metrocentro".

Donti es otro pequeño comercio de la plaza del Salvador. Su encargado asevera que "las obras siempre son perjudiciales para los pequeños comercios", ya que el ruido y el polvo "son muy molestos y la gente prefiere comprar en grandes superficies porque ofrecen más comodidad, como por ejemplo, aparcamientos".

En la zapatería Albero, también en la plaza, su encargado reacciona diciendo que "las obras van a venir bien a la zona, pero cuando se acaben". También considera que "ésta es la mejor época para llevar a cabo las obras" debido a que en el periodo estival, los sevillanos se marchan a la costa a pasar las vacaciones.

Entre ruido, tráfico y polvo, se puede distinguir la mítica tienda de ropa infantil Jardilín. El dueño de la tienda declara indignado que "el alcalde se ha propuesto hundir la zona" y que les están "echando del centro histórico". En cuanto a la eliminación de la zona de carga y descarga, se hace la siguiente pregunta: "¿Cómo y dónde me van a descargar el camión con la mercancía si va a desaparecer esta zona? Ante esto, ironiza cuando dice: "Tendré que traerme yo la mercancía con mi coche particular, pero estamos en las mismas, porque el alcalde lo que quiere es un centro cerrado para él. Que me traiga él la mercancía en uno de los muchos coches oficiales que tiene".

En la boutique Luchi Cabrera, la encargada es bastante contundente. Considera que la peatonalización de la plaza va a hacerles "perder mucha clientela", debido a que los compradores suelen venir en coche al centro". Aun así, intenta mostrarse optimista y espera que la obra acabe en el plazo previsto para que les afecte "el menor tiempo posible".

En la calle Córdoba, eminentemente peatonal, varios comercios se están viendo afectados por el calendario de las obras del centro. En la tienda de camisas Francisco declaran que estos trabajos afectarán mucho a las ventas y que "la crisis tampoco ayuda mucho". Culpa al alcalde de esta situación: "Los comerciantes del centro estamos condenados. No sé quién le ha mandado hacer esto al alcalde. Me parece muy bien que quieran restaurar los edificios para embellecer la ciudad, pero no a nuestra costa".

En la zapatería Paco Rodríguez, sita en una de las esquinas de la plaza, un empleado de la tienda asegura que "es normal que las obras afecten a los comercios" y que la época que se ha elegido para llevar a cabo el trabajo es la mejor: "Me parece correcta y fundamental. Lo que tiene que hacer la gente para llegar al centro es caminar". De hecho, este empleado, que conoce otras capitales extranjeras, dice que "en otras ciudades europeas los comerciantes no se quejan tanto por este tipo de obras. Se mentalizan de que tienen que ser así y de que hay que pasar el tirón como se pueda". Añade que "si quieres tener bonita tu casa, lo normal es que hagas obras y pases un tiempo incómodo, pero después se agradece mucho y es beneficioso".

Uno de los atractivos de la plaza del Salvador son sin duda, sus veladores, cuyas mesas están a rebosar, a pesar del ruido infernal. En el bar Los Soportales, el encargado del local dice que les "han quitado todo el espacio para los veladores y ya lo estamos notando desde hace un par de días. Viene menos gente, supongo que por el ruido de las obras. Esperemos que cuando acaben dejen bonita la plaza y venga más gente por aquí". Además comenta que anteayer por la mañana ya habían tenido "problemas para descargar la mercancía a cuenta de las obras" y que el tráfico no les dejaba mucho tiempo para actuar: "La descarga ha sido vista y no vista. Muy rápida". Un camarero declara convencido que no cree que la obra se vaya a terminar para diciembre: "No queremos ser pesimistas, sólo somos realistas".

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